Capítulo 22.

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Capítulo 21.

Coloco mi nariz cerca de su cuello y seco mis lágrimas en su sudadera, sintiendo un aroma a jabón y detergente viniendo de su ropa. Dylan se ha quedado quieto, su rostro junto al mío, con su mano sobre mi espalda, masajeándola, dándome repentinos escalofríos.

―no sé cómo le diré esto a mi madre al llegar a casa...―le comento con el objetivo que me de alguna idea, pero solo se limita bajar sus ojos a los míos.

― ¿ni siquiera intentaras mentirle...? ― dice, alejándose.

Vuelvo a sentir frío en mi espalda y de pronto quiero sentir nuevamente su mano en mi espalda.

―¿Para qué...? Es en vano mentir, además odio tener que mentir― respondo, mientras intento generarme calor propio, haciendo fricción entre mis manos y brazos.

Dylan se encoge de hombros.

Observo a nuestro alrededor y veo nuestras casas que están a unos pasos de donde nos encontramos ambos, vuelvo al castaño y atisbo lo lejos que estamos uno del otro.

― Tal vez puedas quedarte a cenar conmigo ― mis ojos se iluminan y el hace una pausa― llama a tu madre, dile que estarás en mi casa, así no se preocupara por ti y tendrás mas tiempo en pensar como decírselo― mis pupilas tantean mi hogar, las luces están prendidas y logro ver la sombra de alguien en el salón, lo más probable, mi madre.

Suspiro.

―Es una muy buena idea―le doy una sonrisa de boca cerrada―debería decirte mis problemas mas a menudo, eres bueno dando soluciones. ―bromeo y logro elevar las comisuras de sus labios.

―Entonces vamos...―dice antes de comenzar a caminar hacia su casa.

Mientras lo sigo, tomo mi teléfono y llamo a mamá, escucho su voz saludando y diciendo cuando volvía a casa. Aprieto mi puño izquierdo y tenso la mandíbula, su tono esta tan alegre que me da coraje no tener agallas para decírselo. Inhalo y exhalo. Le respondo de manera pausada y relajada que no llegare, ya que me quedare a cenar con los padres de Dylan, ella acepta. Corta la llamada. Uf, eso fue difícil.

Dylan abre la puerta, dejándome pasar a mi primero. Observo con mas detalle la sala, esta cambiada, no la recordaba así desde la última vez que vine.

―Puedes quedarte a dormir en la habitación de Emily― dice Dylan, captando mi atención. El se quita la mochila de los hombros y me invita a subir a su habitación, con galletas y dos vasos de leche en sus manos―siéntate donde quieras...

Me siento al borde de su cama, pero al apoyar mi cuerpo sobre ella resbalo, cayendo silenciosamente al suelo. Dylan no se percata de nada, así que me levanto lo más rápido posible y finjo como si nada paso, con el rostro completamente rojo.

El chico se voltea y me mira extrañado, con el vaso de leche humeante.

―¿Tienes calor? Si quieres...puedo abrir la ventana― al escuchar lo que sugiere, me hace negar repetidas veces e inevitablemente colocarme más colorado.

―No solo es...la angustia ―miento piadosamente. Dylan se encoge de hombros y me pasa la leche ― ¿Tus padres están trabajando?―intento cambiar el tema.

―Sip..― el castaño se lanza sobre su cama. Me agarro con los puños del borde de la cama para no volver a caer, ante el peso de Dylan. Doy una sonrisa algo forzada para ocultar mi rubor― Entonces...¿Cómo le dirás todo este lío a tu madre?

Suspiro.

―No tengo ni la menor idea...―bufo y mis ojos viajan a Dylan, que se sienta sobre la cama para tomar un sorbo de leche, al volver a dejarlo en la mesa, vislumbro su bigote de leche. No le digo nada.

―Bueno, finge que soy tu madre, habla conmigo... ―propone el chico y me permito reír.

―Mi madre no tiene bigote ― le señalo la boca, bordeada de leche. El chico suelta una risita y se lo quita con el dorso de su brazo.

Me quedo atisbando a Dylan con cuidado. Humedezco mis labios, al observar como el lo hace también, sus labios se logran ver más llamativos, un color rosáceo, brillantes y más grandes. Suspiro. Me hubiera gustado quitarle esa leche con mi boca. Me sonrojo al instante.

¿Qué diablos estoy diciendo? Doy vergüenza ajena. 

― Ahora sí, dime que te paso, Peter ―me obligo a concentrarme en sus ojos y no es sus labios. Carraspea y adopta una pose mas erguida y firme, me imagino que esta interpretando a mi madre cuando está molesta― ¿Qué demonios pasó y que tiene que ver esa chica castaña en todo esto?

Trago grueso. Así sonaría mi madre molesta.

―Bueno...todo comenzó en la fiesta de Valerie... ―Dylan suaviza la mirada y tomo en cuenta que él no sabe esta parte de la historia, no sabe toda la historia. Me presiono a seguir ― Ahí...conocí a una chica, es mayor claro, todas las chicas de esa fiesta eran mayores, pero no me acerque a ella ni nada por el estilo, fue un momento que se dio entre ambos. Luego la vi en la escuela, era practicante de segundo o tercer año, ya ni lo recuerdo, y me reconoció.

Observo a Dylan, su rostro completamente neutro, atento a cada palabra que digo, me siento cohibido, así que aparto la mirada inmediatamente.

―Y luego...?―me incita a seguir.

―Ella supo casi al instante que yo era un estudiante, y...no lo sé, creo que trato de limitarse a sí misma, pero ella siempre me parecía muy linda, como te digo, solo se dio, luego...ella me beso para no sentirse menos que su ex-novio, me molesté, la perdone y me besó, por primera vez conscientemente, nos hicimos amigos y comenzamos a salir...

― A escondidas... ―completa Dylan.

Asiento.

― Luego Emily me beso, Kelia se molestó, me iba a disculpar con ella, pero al ir a verla me encuentro que por despecho se metió con su ex-novio de nuevo― hago una pausa para meditar. Me duele que me haya cambiado, así de fácil, ni siquiera se molestó en dudarlo. En horas ya era parte de su pasado. Bajo la mirada y digo, resignado― me rompió el corazón, Dylan, ella realmente me gustaba , se disculpó y me negué a aceptarlo.

―Seamos sinceros, Coller―subo la mirada a el castaño, nunca se refiere a mi por mi apellido. ―Ella te sigue gustando.

Suspiro.

Tiene razón.

Menor Que Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora