He vagado lo mas que he podido, alrededor de las calles de la ciudad, que al decir verdad, no es muy grande. Pero prefiero estar aquí y meditar por mi cuenta que tener que ver el rostro iluminado de mi madre preguntándome como me fue hoy en la escuela. No tengo el coraje para fingirle que todo esta bien, porque no lo está.
Me siento tan estúpido, tengo casi dieciocho y puedo comprender lo inconsecuente que fui al momento de quedar a los pies de Kelia, aún no puedo creer lo impulsivo que fui, y los impulsos llevan a errores, intachables. Pero no me puedo seguir lamentado, todo ya esta concreto y consolidado, no puedo echarme atrás, ni cambiar nada.
Suspiro, y me dirijo hacia la calle anterior a la que sigue mi casa, para encontrarme con Dylan, está caminando dándome la espalda, con ambas manos en sus bolsillos y sus audífonos en sus oídos, puedo escuchar la música rock desde aquí.
Tal vez un consejo del silencioso Dylan, me ayudará a aclarar mi mente. Ya que no me está ayudando nada últimamente.
Camino detrás de él, pisando sus talones, para que, al estar solo a unos centímetros de él, tocar su hombro y sentir como su cuerpo voltea hacia mí.
Frunce el ceño, me mira extrañado, mientras quita unos de sus auriculares de su oído.
―Hey... ¿vas a casa...? ―Dylan le da una mirada rápida hacia mi cabello hecho un desastre gracias a todas las veces que lo alborote por la angustia. Asiente lentamente y vuelve a colocar el auricular en su oreja.
Suspiro, debe de sentirse incómodo de la manera que lo trate la otra noche, mi repentino deseo de saber de aquel beso, yo lo había olvidado por completo hasta ahora con el comportamiento de Dylan. Sigo sus pasos hasta volver a tocar su hombro.
El imita sus propias acciones anteriores, y me mira expectante:
―lo siento, por lo de la otra noche, no debí ser tan...
― Directo―completa mi oración.
Le sonrío y asiento.
― ¿te incomode?
comienzo a caminar junto a el y me fijo como quita ambos auriculares de sus oídos y los deja caer sobre su pecho, sonrío para mis adentros, a el le interesa esta conversación.
― Un poco, solo lo olvidare ― dice sin resentimientos. Aprietos mis labios y le doy una mirada rápida. Su nariz se ve tan armónica con todo su rostro, terminando con unas enormes pestañas, envidio lo guapo que es y la gran posibilidad de tener muchas chicas a sus pies.
― Discúlpame, a veces me comporto como un idiota. ―Me excuso.
Dylan se voltea y me da una media sonrisa, algo arrogante ― ¿Solo a veces?
Río ― No...tienes razón, todo el tiempo.
Reímos un poco, la luego dar una zambullida en el silencio. Pasaron varios minutos en donde caminamos en el vacío del sonido hasta que Dylan rompe el hielo:
― ¿Y sigues enredándote con la profesora de Biología?― no puedo evitar sacar una risa entre dientes, sonó tan divertido saliendo de su boca. Vuelvo a reír, pero esta vez para no colocarme a llorar en medio de la calle.
―Creo que...eso acabó ―Dylan voltea olímpicamente rápido su cabeza hacia mí, que casi se disloca el cuello, esperando una explicación más profunda de aquella confesión, pero no creo que estoy de ánimos para darla, no ahora.
Al ver que no decía nada más, carraspea y vuelve a preguntar.
―¿Cómo ocurrió?
Le interrumpo, supongo que es más fácil soltarlo de una vez:
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Menor Que Tú.
Teen FictionSé que pensarás que es una más de las historias cliché, pero en las demás hay un patrón que a pesar de ser populares, hay un patrón que hay que romper y desencadenar. Kelia se ve muy marcada por ese patrón, ideal. El alto, ella bajita. El hombre...