Capítulo 10.

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Estoy muy nervioso, muy nervioso, demasiado nervioso. Recuerdo cuando di mi primer beso, fue la vez que estado más nervioso en mi vida, nervioso en el buen sentido, no de los nervios que me provocan un ataque de pánico.

Observo a Kelia, tiene el cabello castaño y liso, precioso en verdad. Tiene una cintura realmente pequeña y unas caderas que volverían loco a cualquiera, mi ojos incontrolables bajan un poco más para quedarse ahí por un buen tiempo.

Se detiene en la sala del conseje. Ella voltea y mis ojos vuelven a su rostro, frunzo el ceño ¿Hablaremos ahí? Me dirige una sola sonrisa para abrir la puerta y entrar, la sigo, para cerrarla con llave.

Prendo la luz, para ver a Kelia agachada, arreglando un espacio en el barril, inevitablemente mis ojos insaciables miran su trasero. Trago en seco. Por Dios, Peter. Que puerto eres, das vergüenza ajena. Quito los ojos de ahí para enfocarme en los artículos de limpieza.

―El otro día... ―comienza, mientras se incorpora y que toma asiento en un barril ― lo siento por lo del otro día. No lo pensé, tampoco sabía que conocías a Valerie ― bajo la mirada. Mis oídos escuchan lo que querían escuchar, pero por alguna razón no estoy contento de escucharlo.

―Valerie es mi prima, y...al decir verdad ―rasco mi nuca, avergonzado― está bastante molesta conmigo ― río sin contener mis nervios.

Aunque no sea del todo cierto. No he visto a Valerie en días. Bueno, desde aquel día del beso con Kelia. Ni siquiera ha venido a casa sabiendo que estoy solo, y sé que me está ignorando. No creo que soportaría que la traicionará así, aunque tampoco fue mi culpa.

Ella ríe.

Mi teléfono suena con fuerza, vibrando todo mi pantalón, poniéndome aún más nervioso, observo la pantalla y el nombre escrito: "Mamá"

Una enorme tormenta de emociones, me invade, estoy tan molesto con ella, pero tan angustiado. Mis dedos temblaron, casi resbalandose de mis manos. Me paso miles de escenarios de la causa de su llamada, hace semanas que no sabía de ella, lo que es raro.

Le dedico una furtiva mirada a Kelia, la cual me devuelve suplicante. Respondo de inmediato.

― Hola...¿Mamá?

―Hola, si, no soy tu madre, soy una de sus compañeras de trabajo, Eh...si, lo que te quería decir Karen era que se retrasará un poco su vuelta al país, está algo enferma...― dice, no muy convencida.

Arrugo las cejas, angustiado, mientras trato de mantenerme al margen.

―¿A qué te refieres enferma..? ¿Es grave..? ¿Podría ir a verla? ¿Qu-que puedo hacer?― se escucha a través del telefono un bufido no muy amable.

―Tranquilo, niño, no seas paranoico ella está bien ― dice, hasta que un fuerte estruendo se escucha de fondo, dejándome los pelos de punta.

―¿Qué fue eso?

―Nada, ―exclama algo alterada. Otro fuerte ruido con un grito se escucha atrás ― Debo irme.

Cuelga, dejándome el alma en un hilo, bajo lentamente el teléfono, para quedarme observando la pantalla. Ese grito era de mamá, estoy seguro.

Las manos no dejaban de temblar, junto con mi corazón desbocado, vuelvo hacia Kelia directamente, sé que ella sabe con quien estaba hablando, conoce bien mi situación.

―Era ella... ― Mis ojos siguen buscando ayuda a gritos en los acaramelados ojos de Kelia. Siento como si mi alma se le formará un vacío sofocante y profundo en mi estómago, recuerdo haber sentido algo parecido cuando supe lo del accidente papá.

―Lo sé..., Lo escuche todo, pero, Peter, por favor debes de calmarte, no quiero que asustes ni nada ¿si? Por favor, por tu bien ― ella se acerca, mientras posa sus manos en mis brazos, frotando de arriba a bajo, brindando apoyo.

― Tal vez le paso algo grave ¿Escuchaste ese grito? No me voy a quedar así ―  Tomo de nuevo firme el teléfono, dispuesto a llamar nuevamente.

―No. ―me detiene Kelia, antes de llamar ―Peter, tal vez está bien.

―¡Pero su grito― respondo,angustiado.

―Ese grito pudo ser cualquiera ― contraataca.

―Era ella, Kelia. Ella― nos quedamos quietos unos segundos, solo observandonos, hasta que de imprevisto, ella baja sus miradas a mis labios. Me sorprendo inmediatamente, y siento mi estómago más vacío, yo estúpidamente hago lo mismo.

¿Qué rayos estoy haciendo? Mi madre puede estar realmente mal y yo aquí muriendo por querer besar a una chica, mi profesora, que por cierto, esta prohibido cualquier cercanía extraña con ella, pero al parecer mi cuerpo no reacciona en nada, si no se queda embobado, envuelto en su esencia.

― Kelia...―trago en seco, no sé que más decir, realmente fue tonto decir su nombre, pero en estos momentos mi cabeza no está del todo clara.

― Shhh...―dice Kelia en un susurro, para acercarse a mí, sus manos suben por mi nuca, haciéndome bajar un poco por su estatura, hasta mi cabello, para masajearlo, relajando mis músculos ― Debes ―su respiración comienza a incrementar de ritmo ― de ― hace una pausa, rozando mis labios, jugueteando ―calmarte.

Fue la última palabra, antes de que lanzara sus fríos labios contra los míos, Dios, ella es muy buena besando cuando quiere. La atraigo más hacia mi, con mis manos en su cintura, recorriendo de vez en cuando su espalda para profundizar el beso.

Ladea su rostro, sacando su lengua. Me tenso de inmediato. Sí, lo sé,  es extraño, pero que díganos no he tenido muchas novias a lo largo de mi vida. En años, y hace mucho tiempo que no experimentaba uno beso así, trato de seguir su juego, pero termina por separarse.

―Eres inexperto ¿no? ― Sonríe, de una manera que hace calentar mi cuerpo completo, su labial rojo se corrió un poco, manchando sus comisuras, pero joder, luce tan candente.

Vuelvo a tragar en seco, mientras siento mis mejillas calentarse por completo.

―Al parecer todavía tienes ese inocencia de un niño de catorce años en aspectos como este ―Ríe, juguetona. Mientras parpadeo, tratando de asimilar su cambio, este es un matiz de ella que no conocía. Alarga una de sus manos para acariciar lentamente mis labios, mientras quedo embobado, logro decir:

―Sólo he tenido una novia ― ella pone sus manos en mi rostro, ahora trazando mis facciones.

―Ya veo ― me vuelve a mirar directamente  a los ojos, con una ternura que la he visto una sola vez en mi vida ― Hey, debes estar bien por tu madre ¿sí? ― Asiento, abandonandome todo calor del cuerpo ― por ahora creo que deberías salir, y hacer cómo que no paso nada.

Frunzo el ceño, aturdido.

― ¿Para ti no fue nada? Porque te seré sincero, Kelia, yo sentí cosas―digo espontáneamente. Para después arrepentirme de ser tan sincero, con las mejillas calientes y el corazón bombeante.

Ella me regala una hermosa sonrisa.

―Yo también, solo ― Suspira,  hace una pausa ― hay que dejarlo oculto, solo entre nosotros ¿sí?

No se a que se refería exactamente, pero solo asiento.

Menor Que Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora