Capítulo 26.
Hoy es la prueba de admisión a la universidad.
Me levanto y me veo al espejo. Tengo unas ojeras terribles. Sonrío para mí mismo. Jamás había estudiado tanto y hasta tan tarde, me pasé horas y horas sentado en la sala con un libro y cuaderno de matemáticas sobre la mesa, pero valió totalmente la pena, me siento extremadamente preparado. Me sé todas las fórmulas, estrategias y números.
Recuerdo cada fórmula en voz baja, mientras me ducho, me visto y desayuno. Mi madre me tenía preparado una variedad de frutas y un poco de chocolate para tener una buena memoria.
O al menos eso dijo ella.
De camino a la preparatoria pública de la ciudad, mi parecer de que estoy preparado se desmorona, y por el contrario, me siento para nada preparado. Para nada. Tamborilleo mis dedos contra la puerta del auto. Me vuelvo a mi madre, que está conduciendo muy tranquila con la vista en la calle.
Nota mi mirada y se vuelve a mí. Al parecer percibe mi preocupación de inmediato, porque me sonríe con comprensión y dice:
― Te irá increíble, Peter.
Aprieto mis labios y asiento,mientras aprieto mis manos entre mi regazo.
Al llegar, mi madre me besa la mejilla y me dice que esperará hasta que termine el examen aquí. Me desea suerte. Asiento y me entro a la escuela.
Con las manos temblorosas, diviso que la preparatoria está junto a la secundaria que yo asistí, cuando mi padre aún vivía. Recuerdo al Peter de secundaria. Menudo, bajito y pálido. Luego de la muerte de mi padre, me volví el enfermo mental. El chico rubio de los ataques de pánico. Los tenía todo el tiempo, era realmente una pesadilla.
Luego fui a la preparatoria privada. Ya que mi tía notó que no me gustaba la secundaria pública así que, me cambió de escuela, pero casi siempre fui algo marginado. Raro.
Me miró ahora y ya no me siento como el chico menudo, bajito y pálido. Me siento adulto, uno que puede ser lo que se proponga. Como acabar con mis ataques de pánico. Y como aprobar esté examen.
Crecí. Pero lo mejor es que, logré florecer.
Miro el papel que tengo en la mano. Lunes 21 de Diciembre. Arrugo las cejas. Espera. Yo cumplo años el 21 de diciembre ¿cómo habré olvidado mi propio cumpleaños? ¿Tan absorto me tenía el examen? Río.
Bueno. Nada malo puede pasar en mi cumpleaños, ni siquiera desaprobar el examen.
Entro a la sala de matemáticas y me siento. Me colocan un temporizador. Dos horas. Me acercan el examen. Lo tomo. Respiro hondo.
Puedo hacerlo.
Comienzo a contestar.
Dos horas después, salgo de la sala, con el corazón en la garganta. Respondí todo. Conscientemente. Todo. Suspiro y agito mi cabello entré mis manos. Me fue bien. Lo sé. Lo siento.
―¿Peter? ―arrugo mis cejas al escuchar mi nombre y me volteo ― ¿Peter Coller?
La reconozco de inmediato. Es Gen Valdez. Una ex compañera de la secundaria.
―¿Gen? ―Respondo, sorprendido.
No ha cambiado después de estos cuatro años. Su cabello castaño y ondulado y ojos grises. Sus rasgos tan latinos y sonrisa amable.
― ¡Oh por Dios, Peter! ― Se lleva las manos a la boca ― Estás tan distinto. Tan alto y enorme ― Ríe ― Te hizo bien la pubertad.
Sonrío mientras me sonrojo.
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Menor Que Tú.
Teen FictionSé que pensarás que es una más de las historias cliché, pero en las demás hay un patrón que a pesar de ser populares, hay un patrón que hay que romper y desencadenar. Kelia se ve muy marcada por ese patrón, ideal. El alto, ella bajita. El hombre...