A pesar del silencio en el que se había sumergido, Otabek sabía muy bien que Yuri estaba meditando sobre aquello. No iba a obligarlo a hablar pero sólo bastaba echar un rápido vistazo a su expresión entusiasmada pero dudosa para corroborar lo interesado que estaba en la oferta, en aceptarla. Ver morir a quienes mataron a su gente, a sus padres. Todavía recordaba los rostros, las voces y hasta el aroma de esos hombres. Yuri debía creer que era mejor persona que ellos como para pretender disfrutar una venganza sangrienta, pero en el fondo necesitaba saber que la justicia, en cualquiera de sus formas, existía.
La tragedia era compleja, que personas desaparecieran de caminos solitarios y aldeas alejadas no resultaba extraño, lamentablemente los traficantes alimentan su negocio de "mercancía" extraída con violencia de los sitios más olvidados y vulnerables. Pero que sucediera a tan grande escala era una espeluznante novedad, por eso las voces corrieron como pólvora. Otabek llevaba planeándolo días, la respuesta de Yuri le era irrelevante. Él se encargaría de localizarlos, matarlos y romper su red de comercio. Conocía a la mayoría de los traficantes involucrados y a muchos de sus clientes. Recordar el estado en el que había encontrado a Yuri cuando lo compró, le hacía hervir la sangre.
Primero, lo importante era concretar el plan inicial, dejar a Yuri y sus niños en tierra segura. Después de casi un mes de viaje estaban por llegar a la ciudad costera de Argela, ya podían verla y dejando que pensara a solas, fue hasta cubierta para supervisar los detalles antes de bajar las anclas. No llegarían al puerto si no a una playa apartada y desierta que todos conocían de memoria. La arena clara y una extensa, brumosa y alta arboleda rodeándola creaban el refugio perfecto para pasar inadvertidos, nadie se acercaba mucho salvo algunos pescadores intrépidos que preferían el silencio y las mareas altas. Y aún así, creyendo que el Vanya era un barco oficial como otros que merodeaban el área no buscaban interactuar con ellos.
Otabek era extremadamente cuidadoso y competente, su rostro era conocido entre viejos vecinos y nuevos que habían visto su afiche de búsqueda pero tres años de sobornos y apoyo económico a su pueblo de infancia lo dejaban ir y venir con toda impunidad. Nadie lo delataba a pesar de la importante recompensa tras su cabeza. Y es que en varios kilómetros a la redonda todas las casas eran nuevas, pagadas por él. Así como una clínica y varias escuelas.
Jugaba al "bandido generoso" no para demostrar un buen corazón y maravillosas intenciones escondidas dentro de una dura coraza. Otabek únicamente buscaba dos cosas: el apoyo interesado e incondicional de los aldeanos y agradar a su abuelo, compensar el dolor que el pobre hombre padeció a causa de los malos pasos, empeorando vez tras vez, que padre e hijo llevaron hasta su perdición personal.
La primera ocasión que Otabek regresó a casa ya como pirata consagrado, el abuelo lo echó y proclamó no querer verlo jamás. No obstante, cierta insistencia de parte del moreno bastó para romper al anciano.
Prefería eso y disfrutar los escasos momentos juntos a que su nieto mayor no regresara nunca más como le sucedió a sus dos hijos, sin despedirse, sin hacer algo más por ellos.
La casa donde Otabek vivió los primeros seis años era grande y elegante pero muy necesitada de reparaciones. Gracias a sus poco honestos pero abundantes ingresos no sólo mejoró la propiedad, también compró varias hectáreas despobladas a alrededor y las volvieron fértiles, fructíferas. Le daban trabajo a un par de mozos que ayudaban con las cosechas, así el mayor sólo debía molestarse en administrarlo todo.
Si iba a morir joven como una decepción al menos le brindaría a su abuelo una vejez acomodada. Además, Yuri se sumaba a la lista e igualmente le dejaría una cantidad aceptable de dinero para atender sus necesidades. Sentirse satisfecho no consistía solamente en robarle a su desvergonzada madre y a sus corruptos socios nobles, era también ser útil a los seres queridos que tenía.
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Bon voyage! «Otayuri | Yuri On Ice AU Piratas»
FanficDurante los años de auge de la piratería, Azarath el gran océano, es el bastión de poder de aquellos piratas que han logrado consagrarse. Ni las leyes estrictas que castigan con la muerte, ni las disputas con otros delincuentes merman las ansías de...