Cap.28. Feliz día de tu muerte.

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"Los Carrington, son una familia una prestigiosa en Noruega y El Reino Unido. Son aquellos cuellos poderes no descifraron, así que destruyen a los que los descifran"

Es lo mismo que leyó Katara. Alzó la mirada y aceleró al ver que ya está en verde el semáforo. Le paso el celular a ella. Esa pequeña biografía queda en mi mente, ¿destruye a los que si lo descifran? ¿Los cazadores tienen poderes? ¿O sea que ellos sólo tienen fuerza? ¿Él sabrá que yo soy un vampiro ahora o siempre lo supo? Si lo supiera no me saludaría, ¿será que él no sabe que es un cazador? Llegamos a unas calles que son de veterinarias, hay lugares para adoptar y comprar perritos.

—Llegamos — apago la camioneta y nos bajamos en completo silencio, ambas emocionadas por lo que veo. Entramos al establecimiento y todo es tan bonito.— Buenas tardes.

—Buenas tardes, señoritas, ¿se les ofrece algo? — se nos acerca un chico.

—Si, queremos mirar los perritos — señalo las jaulas, uno de los perritos está moviendo su cola y jugando con los dedos de Kat.— Que lindo — digo en voz aguda.

—Claro, ¿que raza buscan? — él preguntar y de inmediato miro a Kat.— ¿O quieren adoptar?

—Muéstranos lo perritos que tienes para adopción — miro de nuevo las jaulas veo que los perritos se acercan demasiado a Katara.

—Al él le encanta un perrito que tiene Alice, no me acuerdo muy bien qué raza es — me dice Katara y frunce los labios.— Pero veamos los perritos en adopción.

—¿Dálmata?

—No — niega.

—¿Pastor ovejero australiano? — el chico nos mira.

—¡Ese! — me señala.

—Si lo tenemos...  síganme. Pero les voy a mostrar primero los perritos que pueden adoptar.

Empieza a caminar. Nosotras lo seguimos, las jaulas son muy bien diseñadas, si no lo fueran ya estuviera peleando para que las mejoraran. Llegamos a un lugar donde hay más cachorro y también hay adultos.

—Me muero de ternura — me agarro los cachetes.

—Por acá — nos guía de nuevo.

Pasamos por varios pasillos, al llegar veo una jaula de vidrio como la de bolt, muy linda. Nos acercamos a ella. Hago un puchero al ver lo tiernos que son, Katara me da una sacudida por los hombros, soltando un chillido.

—Son hermosos — susurra.

—Las dejo, voy a atender a más parientes — nos sonríe.

Miramos a los diez perritos que están en la jaula de vidrio, se nos quedan mirando, meto la mano y empiezan a morder mi dedo, unos lo muerden otras juegan con él, mordiéndome. Arrugo la nariz, enternecida al máximo.

—Todos son tan lindos — dice Kat enternecida.

—Lo sé

Miramos y miramos, veo uno que es diferente a los demás, tiene la nariz rozada con un lunar blanco, ojos demasiado azules, pelaje blanco con marrón claro y un poco de negro. Es tan peludito que me dan ganas de espicharlo.

—Ese está divino — señalo al cachorro que me llama la atención.

—Es niña — Kat agarra a la perrita y me la pasa.— Hola, hermosa.

Es muy suave. Empieza a lamerme la cara con desespero, como si tuviera dulce en mi rostro. Caminamos con la perrita en brazos, hasta la recepción, donde está el chico. Al vernos sonríe.

—Ella es — le digo al chico que nos atendió.

—Con gustó, solo déjenme sus datos para registrarlas y darles la pequeña — le paso la perrita.

¿Qué pasaría si...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora