Cap.7. Secretos vampiricos.

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—¿Que tienes? — le pregunto mientras paso mis dedos por sus mejillas. Él me esquiva. Sus ojos están blancos.— Oliver...

—Tranquila, Alice — me agarra de los hombros y eso no me da mucha tranquilidad — Tengo tanta sed — murmura cerrando los ojos con fuerza.

—Pues toma agua — señalo el mini refrigerador.

—No es eso — abre los ojos. Tengo miedo.— Estoy sediento de ti — me abraza y huele mi cabello, es más alto que yo, su mentón toca mi cabeza y mi cara da a su pecho.— No quiero hacerte daño, Alice — susurra.

—No me harás daño, Oliver, pero necesito que me digas. ¿Por qué estás así? — me acaricia las mejillas, solo cierro los ojos por su tacto.

—Si te lo digo, me dirás "loco". No me vas a creer — dice con desespero, se le nota en la voz.

—Dime — susurro ya miedosa de la situación.

—Soy un... vampiro — confiesa de repente.

Esta vez, me separo yo de él, muy brusco y lejos.

—E...eso no existe — tartamudeo sin querer y él me va a tocar, pero yo lo esquivo.— No me toques — en sus ojos se ve tristeza al decirle eso.— Dime la verdad.

—Esa es la verdad —se duele un poco.— Enserio, Alice, te estoy diciendo la pura verdad —sus ojos son blancos, pero qué tal que sean lentes de contacto.— Créeme.

—No me gustan las bromas.

—No estoy bromeando.

—Muéstrame — le reto.

—Si...— susurra.

Abre su boca dejándome ver unos enormes colmillos.

—Dios — digo sin aire.

—No te asustes — se acerca a mi.

—¡No me toques! — grito alejándome mas.

Me mira. Sus ojos empiezan a cambiar de ese color, al color natural. Negro.

—¿Quieres más pruebas? — no digo, ni hago nada. Se desaparece muy rápido y vuelve a aparecer detrás mío.— ¿Ya me crees? — pregunta en mi odio.

Eso no es truco de magia, no es un engaño y mucho menos mentira. Él acá de desaparecer frente mis ojos y aparecer a mi lago como mi nada, como si de respirar se tratara. 

—Si — contesto despacio.

Me volteo para verlo mejor, detallarlo más. Él me mira, como si no creyera que no me espanta, aunque si tengo el corazón a mil por hora, eso no lo puedo negar, pero estoy maravillada. Mis manos son como si tuvieran vida propia, suben y acarician sus mejillas despacio, él sigue viéndome sin hacer algún movimiento. Mis caricias van avanzando aún más, son más constantes. No voy a mentir que tengo ganas de besarlo... hasta que su mano se posa muy fuerte en mi cintura, yo poso mis brazos en su nuca, meto mis dedos en su cabello. Me alza de manera que pueda posar mis piernas por su cintura. Al enrollar mis piernas en su cintura, él camina por la habitación. Nuestros labios hacen contacto de la manera más sutil y con lujuria que puede existir. Toco con mi espalda algo duro y plano, mientras el beso se va incrementando. Es la pared. Pasa sus manos por todo mi cuerpo, me besa con desesperación, al igual que yo, sube mi camisa buscando algo más, suelto un fuerte gemido al sentir que sus manos están dentro, tocando mi piel, buscado desabrochar el bra. Tengo que detener esto. Me logró separar de él, pero sigue besando mi cuello.

—Oliver — digo en un jadeo.— Oliver, detente — gimo al sentir algo que me puya el cuello.—Oliver... detente, por favor.— está en un tipo de frenesí. Algo empieza a succionar. Le doy un puño en el abdomen y se detiene.— ¿Que hiciste? —miro sus ojos y están blancos otra vez. Me suelta despacio dejándome de pie en el piso.

¿Qué pasaría si...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora