Cap.29. Juguemos a pelear.

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—Si — agarro el cañón del arma y la doblo para un lado con fuerza.

—Muchachos — tengo todas las armas apuntándome.

Una sonría se me plasma en la cara, reluciendo mis caninos inferiores y los miro a todos. Hay una chica entre ellos, así mismo no duda en apuntarme. Sam se para a mi lado, demasiado amenazante. Doy un paso al frente, encarando al cazador "alfa". Acaricio su cara, con ansias de matarlo. Escucho que lo demás cargan sus armas.

—Creo que no deberían hacer eso — entra Katara y detrás viene Malachi. La cara de Kat está con su forma de lobo, nariz corta, dientes fuera y ojos azules.

Los tenemos sin salida, encerrados y vulnerables, solo con sus armas.

—Vámonos — dice entre dientes el que está en frente mío.

—No queremos volver a verlos — les amenazo.— Este territorio no lo pueden volver a tocar.

—Y ustedes el nuestro — salen de la casa dando un portazo.

Grito irritada, y caigo de rodillas al piso, sin saber porqué. Siento tanta ansiedad y un fuerte dolor de cabeza insoportable. Me llega un sabor metálico a la boca, escucho voces de personas que no están en la casa y siento que viajo a algún lado.

—¿Qué tienes, Zoey? — se acerca Sam abrazándome.

—Necesito matar — se separa de mi.— A ti no, idiota... necesito sangre.

—Ya no podemos hacer eso —dice negándose rotundamente.— Han muerto muchas personas últimamente y nadie sabe la razón.

—¿Qué hago? — me agarro la cabeza, sintiendo de nuevo el dolor fuerte.

—Creo saber como —todos volteamos a mirar a Katara.

—¿Cómo? — Malachi se le acerca preguntándole.

—La sangre de hombre lobo ayuda a aliviar ese desesperante dolor y las ansias de matar de un vampiro.

—Lo había escuchado antes, buena propuesta, Kat — dice Sam.

—¿Me ayudaras, Katara? — inquiero, esperando respuesta de su parte. Noto duda en sus ojos.

—Mmmmm... si quieres llamo a Kian, dicen que duele mucho — se acaricia el cuello.

—Kian está en casa de Alice, no llegará tan rápido — Malachi coloca una mano en su hombro.

—Somos lobos, podemos ir a Orlando en cinco minutos — rueda los ojos reprochando.

—Ayúdame — le pido, pero al decir eso mis voz se transforma.

Mis manos se alargan unos poco centímetros flaqueando y quedando más pálidas de lo normal. Los dientes me empiezan a doler, sintiendo que se me va a caer la mandíbula.

—Ayúdala, Tara — le dice Malachi en el oído a Katara.

—Hazle caso — murmuro y ella me mira.

—Ok.

Se acerca a mí con paso dudosa, se arrodilla para quedar a mi altura. Le agarro los hombros, la acerco a mí y le entierro los colmillos. Succiono la sangre que se atraviesa por mis dientes. El sabor es tan diferente al de la sangre humana. La suelto, ella cae al piso. Me incorporo, sintiéndome un poco mejor, el dolor de cabeza se va de a poco. Mi respiración está pesada. Sin duda alguna la sangre de lobo es deliciosa.

—¿Ella está bien, Sam? — Malachi se acerca a su Kurity mirando a su hermana.

—Si... llévala para el sofá, ponle una bolsa de hielo en la cabeza y ponla a oler alcohol — él le hace caso a su hermana.— ¿Mejor, Zoey? — inquiere, arrodillándose.

¿Qué pasaría si...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora