Cap.45. Perdída.

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POV.Alice.

Ya quiero salir de aquí, no quiero ver más el rostro de ese hombre. Biel y Nat han inventado excusas para que no nos casemos. Es algo que les agradezco mucho a ellas.

Ya todo está planeado para el escape. Biel quitará la capa protectora para que Nat pueda estar más tranquila, y también para que entretenga Rod con sus talentos seductores de demonio, mientras Biel me saca por la puerta principal, evitando todos los guardias de seguridad, después, un carro nos recogerá ahí, llevándonos directo al aeropuerto y un vuelo directo a New York que sale lo más rápido posible, así nadie nos puede hacer nada.

Se escucha fácil.

—Señorita Houston — tocan la puerta. — Soy yo, Biel.

—Sigue.

Abre la puerta dejando ver su cabellera castaña.

—¿Preparada? — inquiere.

—Siempre. Pero también insegura — hago una mueca y es la mera verdad.

—No te preocupes... todo saldrá bien — me sonríe.

—¿Ya quitaste la capa... la cosa esa?

—Si, ya vi como es Natasha — asiente. — Es linda, y no sabia que mi hermano era cazador, y que era una herencia familiar. No sabía que los vampiros existían...— toma aire. — Pero ya digerí todo esos temas, así que... ¿vamos?

—Vamos — digo emocionada.




POV.Nat.

Suspiro por lo que estoy a punto de hacer, esto es traicionar a Aron, pero no tengo alternativa, ya le expliqué a mi novio, y está de acuerdo.

Vamos ha hacerlo.

Con mis nudillos toco tres veces la madera de la puerta. Escucho una respiración, y nadie contesta. Toco de nuevo.

—¿Quien? — se escucha una voz irritada.

—Servicio al cuarto — me muerdo el labio con nerviosismo.

No se como lo voy a hacer pero, lo haré, no quiero quedar en shock.

—Esto no es un hotel — abre la puerta y se queda viéndome a los ojos, como si de una broma se tratase.

Querido amigo, no es una broma, pero estás cerca.

Hola — acomodo mi cabello por detrás de mi oreja, coqueteando con él.

La verdad es que es atractivo. Su cabello es castaño claro, sus ojos son demasiado profundos y sus cejas ayudan a que se vean más interesantes. No entiendo como unos ojos tan oscuros pueden hacer aguas como si fueran claros.

—Hola — saluda. — ¿Quien eres? — pregunta con pasividad.

—Tu mejor pesadilla.

Y acá comienza el juego.

Lo beso con profundidad, entrando a la habitación, cierro la puerta a mi espalda. Dirijo mis manos a su cuello y él a mi cintura. Claramente le gusta lo que estoy haciendo. Pero a mí no. Las imágenes de Aron pasan por mi mente, ayudando a relajarme. Pero eso no quita el hecho que sus besos no saben igual a los de Aron.

Gimo al sentir sus manos debajo de mi camisa, el fastidio entra a mi cuerpo, como si sus manos fueran pullas atravesando mi piel.

Alice, me debes una.

Nos separamos para respirar. Empieza quitarme la camisa, mi respiración es acelerada, por miedo. Pero en estos momentos necesidad de sangre y sexo me invaden.

¿Qué pasaría si...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora