Cap.60. Transilvania.

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—¿Estás abajo? — frunzo el ceño.— Sam, son las dos de la mañana.

No quiero que Victoria vaya, sería arriesgar su vida y no quiero eso... así que nos iremos a esta hora, alista lo necesario, ya subo para ayudarte — cuelga.

—¿Sam se preocupa por el bienestar de alguien? — inquiere Kian, pero al parecer para él mismo.

—Obvio, idiota, me preocupa su bienestar porque ella es mi novia — volteamos a ver a Sam que le replica a Kian.— No me miren así... corre, Zoey, tenemos que irnos.

Camino rápido para entrar a la casa, bajamos las escaleras rápidamente. Ella mira de reojo nuestra habitación y al ver a las niñas ahí entra.

—Llevaré lo necesario — hablo para mí misma.

—Apresúrate — susurra.— Te juro que en cualquier momento, ella se dará cuanta que no estoy.

—¿Por qué corre peligro? — cuestiono, buscando las cosas.  

—En ese lugar hay más constrigors de los que te imaginas — ella dice, mientras coloca una mochila en la cama, con cuidado para no despertar a las niñas.— ¿Qué pasa cuando un constrigor muerde a un hombre o mujer lobo? — sé que esa pregunta es como un entrenamiento.

—Muere — balbuceo.

—¿Y qué pasa cuando un constrigor muerde a un vampiro?

—Se convierte en uno de ellos.

—¿Y a un híbrido?

Guardo silencio porque no sé la respuesta. ¿Qué pasaría si eso llegase a suceder?

—Yo tampoco lo sé — dice al ver que no respondí.— Y no quiero correr el riesgo y averiguarlo con Victoria.

—Pues correremos el riesgo juntas — hablan desde la puerta.— En alguno de esos libros tiene que decir que pasaría. Y si pasa algo malo, buscaremos una solución, pero iré contigo.

Sam me mira y yo a ella. Me dan ganas de reír al ver su rostro, pero no es el momento indicado para soltar una carcajada por la situación.

—Victoria, sabes que no arriesgaría tu vida por un libro — Sam habla y se acerca a su novia.

—Pero no es un simple libro, Sam — le sonríe, y no puedo evitar sonreír también.— Voy contigo, no te preocupes, nos sabemos cuidar.

—Ok — Sam bufa frustrada.— Hay que estar atentas a cualquier cosa, no quiero averiguar lo qué pasa con un híbrido.

—¿Hay guardianes? — les pegunto.

—Si hay... pero muy pocos — no había notado sus tatuajes tan detalladamente.— No logran con todos los constrigor.

—Si sabes para donde vamos, ¿verdad? — me pregunta Sam, mientras mete en la mochila una camisa que le pasé.

—Pues... Transilvania — me encojo de hombros.

—Si pero sabes porqué está poblada — no sé si fue una pregunta.

—Por personas... ni modo que de extraterrestres — ellas se ríen y niegan por mi comentario.

—Estas equivocada, querida amiga — dice Victoria.— Es la única ciudad en el mundo, donde el noventa y siete por ciento, son... cómo... peculiares, como nosotros.

—¡¿Las leyendas son ciertas?! — me exalto, gritando en susurros, no quiero despertarlas.

—Muy ciertas...— continúa hablando.— Allá hay más constrigor de lo habitual. Los habitantes de esa ciudad, salen de día y de noche cierran las puertas con lo que encuentren.

¿Qué pasaría si...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora