Cap.38. ¿Adios?

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Voy camino al aeropuerto. Sam va calmándome, Erick va muy, MUY, serio. El camino se está haciendo malditamente entreno. ¿Por qué?

A Zoey no hubo poder que la despertara, le dije a Kian que me hiciera el favor de llevarla a casa de los Parker, así dormida.

—Señorita Houston, su respiración me está haciendo considerar la idea de bajarla del auto — reprocha Erick.

—Exacto, eso mismo iba a decir yo — concuerda Sam. La miro mal. — ¿Qué? Los oídos de un vampiro son muy delicados.

—Sin miy diliquidis — hago muecas. — Estoy desesperada.

—Que no se note — murmura la castaña, mirando a través de la ventanilla del carro.

—¿Cómo?

—Nada — me voltea a verme con una simpática sonrisa.

—Erick, ¿no puedes andar más rápido? — le pregunto colocando mi mano en su hombro.

—Señorita Houston — bufa.

—Ya, ya — aparto mi mano de su hombro. — Abuelito — murmuro en voz muy, muy baja.

—¿Cómo? — me mira por él retrovisor.

—Nada — hago el mismo gesto que Sam.

Ella se ríe un poco.

Apago el radio de mala gana, me incorporo en la silla del copiloto y empiezo a cantar cosas sin sentido, otras si son canciones de verdad.

—Si cantarás mal, te juro que la que hubiera considerado bajarte del auto, sería yo — Sam interrumpe mi Solo de guitarra.

—Pero... lo hago bien — digo con una sonrisa y sigo cantando.

Empiezo a cantar "Demons" de "Imagine Dragons". Sam y Erick, también la empiezan a tararear conmigo.

La música hace que los caminos se hagan más cortos. Por eso me encanta. Porqué ya estamos en el aeropuerto y mis padres con los de Zoey, se dirigen a la camioneta, con escoltas alrededor.

Supongo que no me vieron mis padres, porque se fueron a la camioneta de atrás, gracias a Dios. Los padres de Zoey, al contrario de los míos, se montan a esta camioneta, con deseos de ver a su hija.

—¡Hola, Alice! — me saluda Caroline.

—¡Caroline! — la abrazo cómo puedo.

—Alice, ¿cómo estás, hija? — pregunta Josue.

—Súper bien, Josue, ¿y ustedes?

—Muy bien — dicen los dos a la vez.

—Tú debes ser Sam, ¿no? — Caroline se dirige a la castaña.

—Si, señora — le responde Sam, con confianza.

—Eres idéntica a tu madre — la sonrisa de Sam se desvanece.

—Disculpe, señora Parker. ¿Conoció usted a mi madre? — espera la respuesta.

—Claro que si. Su empresa era más honorable que la nuestra — Responde la madre de Zoey. Erick se monta en la camioneta empezando a manejar. — Tú madre era muy amiga mía. Pero... tenía algo que no cuadraba en ella. Sus comentarios no eran los más prudentes... entre más edad tenia, sus ideas no eran tan cuerdas. Un lobo de novecientos años la mato, o eso creo. Ahora ustedes están a cargo de aquella empresa — Sam me mira con ganas de llorar.

Niego sutilmente para que no lo haga, le hago una seña para que se calme sin que los Parker me vean.

—Si...ella no era muy cuerda que digamos — ríe con nostalgia.

¿Qué pasaría si...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora