Cap.35.Año nuevo.

24 1 0
                                    

Treinta y uno de diciembre, esperando con ansias a que se acabe el año. Un poco melancólico ya que este año pasaron muchas cosas, lindas, tristes, exóticas, que nos sorprendieron a todos.

No quiero que Alice se vaya. No sabemos para donde, ni con quien. Y mis padres no han dado señales desde ayer que le dije a mi mamá en lo que me había convertido.

Siento el celular vibrar en mi bolsillo, lo saco, miro la pantalla. Que sorpresa. Mi papá.

—Hola...— contesto secamente.

Hola, hija... ¿cómo estás? — sin extrañeza alguna.

—Bien, ¿y ustedes? — me siento en la cama en modo indio.

Bien, hija, te queríamos informar que mañana nos vamos a New York, dile a Erick que, a eso de las siete de la tarde nos reciba en el aeropuerto — mierda.

—¿Vienen con los papás de Alice? — me muerdo el labio esperando su respuesta.

Si, ella se ira pasado mañana... o mañana con la persona que la comprometieron — no se que traman mis padres pero esto no me está gustando, las ganas de llorar entran a mí. — Y tenemos que platicar contigo sobre algo muy delicado, así que alista maletas, toda tu ropa — me quedo callada con las lágrimas sobre mis mejillas.

—Está bien, pero... ¿de qué se trata? — trato de parecer normal, pero el intento me sale erróneo.

Allá te diremos.

No tiene que alistar maletas, Josue — se escucha mi mamá hablar.

No tienes que...— infanta repetir él.

—¡Ya escuche! — le digo exaltada, con rabia.

Está bien, hija, nos vemos mañana — cuelgo de una ves por todas.

Empiezo a llorar desesperadamente, no quiero que eso suceda, no quiero vivir en otra ciudad, no entiendo lo qué pasa. Mis sollozos se hacen más fuertes y desesperantes. Desde que me convertí, los sentimientos, sentidos, todo es más fuerte.

—Pequeña — Kian entra a la habitación. — ¿Qué pasa? — se sienta a mi lado abrazándome.

Y así es como logran que llore más fuerte. Mis lagrimas se deslizan entre su pecho. No quiero.

—No quiero — sollozo.

—¿Que no quieres? — pregunta con su boca pegada a mi cabello.

Me demoro en responder, tratando de calmarme, casi es imposible, desde que alguien me abraza para consolarme, parezco un mar.

—Irme...— susurro.

Él me separa para mirar mis ojos.

—Dime que es mentira — musita.

—No, no lo sé, quisiera decirte eso, pero no, no estoy segura, Kian. Deduce eso, me dijeron que alistara maleta, pero después dijeron que no, y estoy confundida...— me calla con un beso al ver que estoy hablando tan rápido.

—Nada de eso va a pasar, no dispongas cosas antes de que pasen, pequeña. Hasta que tus padres lleguen y aclaren tus dudas, nosotros les digamos lo que somos — pegamos nuestras frentes.

—Te amo — murmuro.

—Yo más, pequeña — me da un pequeño beso en la nariz.


(...)



El dia se pasa lento, mis padres no han llamado, y por la cara que tiene Alice, ya le informaron que se va pasado mañana. Kian se fue con Katara, no quisieron decir para donde.


¿Qué pasaría si...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora