Valor

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Noodle no se ha ido a su casa, quiere esperar a que 2D llegue.

Hace rato que bajó a la cocina con Russel, esta preparando Hot Cakes los cuales huelen exquisitos como siempre. Le gusta el interior de la vivienda pero no tanto como la azotea, ahí comparte sus memorias más preciadas con ellos. Escucha quejidos masculinos y en cuestión de segundos llega Murdoc.

-¿Que hay de desayunar mujer? -molesta al varón. Ella reprime una risa -Apurate, muero de hambre -presiona.

-Puedes ir y comer mierda -regresa con una sonrisa de medio lado. Ella se carcajea estupefacta de escucharlo hablar así.

-¡Russ! -exclama aun sorprendida, el aludido ríe junto con ella mientras se encoge de hombros. Murdoc parece enojado pero se nota que también esta divertido.

-Valió la pena intentarlo -habla luego de que se hubiera calmado, se sienta junto a ella -¿Por qué tan temprano japonesa? -la mira interesado, ella se tensa ante su escudriño.

-Le pedí que viniera desde ayer y se quedó a dormir porque era tarde para irse -la excusa Russel, piensa que Murdoc no le creerá pero lo ve asentir.

-Estaba borracho como la mierda -recuerda mientras agarra su propio mentón.

-Te vas a morir si sigues así -regaña la mujer con levedad, el aludido la mira extrañado para luego sonreír.

-Lo dice la que fumaba como puta lunática- ella sonríe, es cierto.

-Los dos deberían dejar de hacerlo -habla esta vez el varón, aun sin verlos sabe que están a punto de iniciar una pelea verbal.

Aguardan durante varios minutos en un agradable silencio, la pierna de Murdoc se mueve de arriba a abajo prueba de su desesperación, su estómago al mismo compás.

-¡Maldita sea Russ eres lento como la mierda! -se levanta para irse a su habitación, tan rápido como se fue regresó cambiado -¡Te enseñaré como cocinar! -arrebata los instrumentos de cocina de sus manos para comenzar a prepararlo él.

Hombre y mujer se miran para luego sonreír, era un caso perdido. Esperan pacientes y tan rápido como empezó finalizó.

-¡Vaya! Saben muy bien, deberías cocinar mas seguido Muds -sugirie a lo que el bufa con la boca llena.

-En tus sueños negro -Noodle se deleita con el dulce y hace muecas de éxtasis, la ve de reojo sin que lo note.

Muy en el fondo, el también quería lucirse frente a ella.

Hablan de trivialidades hasta que en ellas se cuela el nombre al que le profesa tanto amor, ambos parecen cómplices pues se miran como quienes saben algo que ella no.

-Pequeña, tenemos algo que preguntarte -habla mientras une sus manos debajo de su barbilla.

-¿Que es? -cuestiona mientras agarra más comida, ambos sonríen sin saber como puede ser tan delgada.

-¿De quien estás enamorada? -habla directo esta vez el más grande para luego reír -¿Sabes que? Aunque no nos digas ya sabemos -confiesa esta vez recibiendo un golpe en la coronilla de su cabeza.

-¡Murdoc! ¡Era un acto de confianza si nos decía por si misma! -resopla furioso, el otro solamente encoge sus hombros.

Mientras ellos dialogaban ella los miraba anonadada, lo sabían, se golpea mentalmente por ser demasiado obvia. Ambos voltean a verla al mismo tiempo pues se ha quedado muda, les divierte verla sonrojada hasta las orejas.

"Tierna" cruza por la mente de ambos.

-¿Lo saben? -mira sus manos -¿Como? ¿Cuando? -no puede aguantarles la mirada, esta avergonzada.

-Desde hace mucho -confiesan ambos, ella se encoge en su sitio -Oh vamos pequeña no pasa nada -intenta animar el moreno, ella maldice ser de piel tan blanca pues cuando se abochornaba se volvía un tomate.

-Sabes, no se porque te gusta ese tipo, es un idiota -rueda los ojos, obviamente no lo entendería.

-Callate -murmulla, pues su potente voz se convirtió en apenas una caricia.

-Obligame -juega y ella sonríe, la familiaridad hace presencia y eso le gusta.

Russel no sabe como paso pero cuando se dio cuenta estaban jugando fuercitas. Era muy reñido pero se notaba a distancia que ganaría la jovencita así que Murdoc hizo lo que siempre. Jugar sucio.

-Face-ache ¿a donde diablos te fuiste? -habla a la nada sonando demasiado convincente, la hace voltear y aprovecha estos segundos para vencerla -¡Ja! Demasiado fácil -se mofa con una enorme sonrisa, ella bufa, estúpidos sentimientos.

Siguen conversando pues no le dio revancha, hablan acerca del como conoció al muchacho, como se dio cuenta y como se siente ahora. Obviamente el de piel verdosa sacaba la lengua en señal de desagrado y ella al igual que Russ solo le miraban desaprobatorios.

-¿Y bien? -ladea la cabeza.

-¿Y bien qué? -cuestiona extrañada el otro de sus amigos parece entender antes pues suspira con cansancio.

-¿Cuando putas le dirás que te gusta? -apoya su rostro en una de sus manos, ella tiembla.

-¿Que?... -susurra con el aire abandonando sus pulmones -¿Por qué haría eso? -frunce el ceño ante tan descabellada idea, los otros dos sonríen cómplices como últimamente venían haciendo.

-Porque creemos que también le gustas -esta sola suposición hacen que toda su realidad se vea envuelta de temblores, de una indescriptible felicidad llenando sus venas.

-Russ no es bueno jugar con los sentimientos de las personas -reclama aún creyendo que todo esto es mentira, que en cualquier momento despertará en la mullida cama de su departamento.

-¿Por que mentiría? -habla de nuevo y ella aspira con intensidad -Nos cansamos de ver que se quieren pero no dicen nada -su compañero cruza sus brazos molesto -Bueno yo me cansé de verlos así, Murdoc se divertía -el susodicho pega un brinco.

-¡Hey! Soplón -le suelta un manotazo en su brazo, Russel sonríe y ella no puede evitar reír.

-Yo... No se si deba hacerlo -talla sus manos nerviosa, como si le estuviera viendo ahora mismo.

-Es tu decisión pequeña, fue una sugerencia no te sientas obligada -retracta la firmeza de su proposición anterior cariñoso, ella da una leve sonrisa a su dirección.

-Habla por ti, si no lo hace, los obligare a ambos -suelta harto el verdoso, es cierto que hace un tiempo era divertido, pero ahora resultaba exasperante. Ríe inevitablemente.

El moreno sale a su defensa reclamando su poco tacto y presión, el otro contesta de igual manera su indecisión y su temor. Los escucha a ambos y la diversión se vuelve miedo.

Le asusta pensar que de no corresponder sus sentimientos dejara de verlos, de hablar con ellos y sentir su amor como siempre lo hacía. De volver a la obscuridad y no tener la suficiente fuerza para salir de ahí, sin embargo los vuelve a observar y sonríe.

¿Que estaba pensando? Aunque las cosas resultaran mal con Stuart no podría dejar de verlos por nada en el mundo, además de que si la rechazaba podría seguir siendo su amiga. No había ninguna regla que dijera lo contrario.

-Lo haré -anuncia y un intenso silencio reina -Se lo diré -todos se miran entre si para estallar en vítores e ir por unas cervezas, ríe escandalosa como casi nunca.

Se siente poderosa, invencible. La valentía corriendo por sus venas.

No le gusta aceptarlo, pero esta demasiado ilusionada. De verdad cree que corresponderá.

Amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora