Despedida

256 21 8
                                    

Comenzaron a empacar las cosas de Noodle, querían hacer todo con tiempo.

Día a día avanzaban un poco, primero empacaron lo que sabían era de mayor valor pero no utilizaría. Cosas como regalos de cumpleaños que prefiere cuidar, recuerdos y demás. Después guardarían lo que era menos frágil, tales como su ropa o sus sábanas. Sin embargo, había algo que todos los demás notaban que le cegante felicidad de la japonesa se lo impedía cuando se encontraban empacando.

Ni Russel ni Murdoc jamás habían visto más destrozado a Stuart, ni siquiera cuando descubrió a Paula con su mejor amigo en un baño.

Lo ocultaba bien frente a la fémina, sonreía animado y lo veían susurrar palabras de amor en su oído siempre que se presentaba la oportunidad. Una vez esta desparecía de su vista, regresaba al semblante triste y devastado que últimamente tenía, era preocupante verle así.

También sus alumnos habían notado este radical cambio, pues hace unas cuantas semanas desbordaba de alegría y felicidad. Ahora parecía un muerto, apenas podía mantenerse en pie.

Stuart sabe que esta deprimido, se quiere animar pensando que el tiempo pasará volando, que cuando se de cuenta ella estará de regreso. La ve encima suyo durmiendo recostada de su pecho, acaricia su rostro y sus cabellos, los ojos se le anegan de lágrimas al escucharla suspirar.

Si su partida la siente tan lenta, teme que su ausencia sea aun más eterna.

...

Faltaba ya una semana, cada vez las ojeras se marcaban más en su mórbido rostro.

Hasta ese punto era imposible ocultarle su depresión a su novia, la de ojos rasgados cada que podía le preguntaba sobre su sentir, sobre que le pasaba.

El se limitaba a mentir con cosas como que últimamente había soñado con ballenas, que había visto películas o algo relacionado con estas. Ella parecía satisfecha con su respuesta.

No sabe que la japonesa también esta muriendo por dentro.

Ella nota a kilómetros su dolor e intenta ignorarlo pensando que dice la verdad sobre esos animales a los que les teme tanto. Sin que el se de cuenta lo observa, y de vez en cuando quiere llorar al imaginarse en el lugar que la vio nacer sin él, Russel o Murdoc.

Observa sus manos, entre las cosas que ahora estaba guardando, nota un brillo particular. Los saca de su escondite y son dos collares, los de ese triste día.

Los aprieta contra su pecho, nostálgica, enamorada.

Va en búsqueda de su novio, cuando se halla a su lado le extiende uno con la sonrisa que viene fingiendo desde hacia semanas. Lo toma feliz entre sus dedos y se lo coloca.

-Toochi -llama, el voltea -Si te sientes triste, si sientes que no puede levantarte -toca ambos collares apoyados de su pecho -Yo estaré aquí -lo abraza con una ternura abrasadora.

El labio inferior de él tiembla, corresponde al contacto.

Es entonces ahí que comprende que ella también está sufriendo, que esta soportando el dolor de la desilusión sola. Aguanta el llanto, sus lágrimas pidiendo salir.

No quiere llorar porque siente que no aguantará más y le suplicara que se quede con él.

Que no lo abandone, porque no sabe como vivir sin ella.

...

Al día siguiente sería el vuelo de Noodle, todos se encontraban en la sala comiendo una pizza.

-Apuesto a que en Japón no tienen una pizza tan jodidamente buena - habla Murdoc, ríe ante sus intentos de hacerla permanecer ahí.

-No me voy a quedar Murdoc -da un bocado sonriente, el bufa.

Amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora