Hospital

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Stuart llego rápidamente al lugar donde sabe que la llevaron, en el camino llama a Russel. Los latidos de su corazón hacen aparición.

-¿¡Bueno!? -exclama agitado y con gangosa voz pues aun sigue llorando -¡Russel! ¡Russel! -grita cuando contesta el teléfono.

-¿2D? ¿Que pasa? -habla, desde su lugar escucha sus pasos apurados. Pensó seriamente en colgarle pero se nota bastante afligido.

-¡Paso algo...! ¡Departamento...! ¡Cactus...! ¡Baño...! -no logra acompletar alguna idea.

-Calma 2D, calma -intenta tranquilizar -No entiendo nada si hablas así - regaña, hasta que escucha algo que le deja helado.

-¡Noodle...!

...

Stuart está desde hace rato en la sala de espera, la preocupación lo esta matando. Pasa una y otra vez sus manos por rostro y cabello, mueve la pierna de igual manera.

-¡Familiares de Noodle Nagano! -le toma un tiempo reaccionar al llamado de la enfermera pues no sabia su apellido.

-¡Y-Yo! -exclama rápido mientras se acerca, la mujer lo mira desconfiada.

-¿Y usted que es de ella? -alza una ceja, la determinación calando su ser.

-Soy su novio -quiere evitar el cosquilleo que siente -No tiene hermanos y sus padres están de viaje -dice de nueva cuenta, parece asentir mas convencida.

No quiere irse sin Murdoc ni Russel, así que solo les manda un mensaje revelándoles el número de habitación cuando finalmente se coloca frente a la puerta. Se adentra en el lugar, ve a Noodle sentada.

Una alegría indescriptible lo llena al verla "bien", la enfermera cierra la puerta para darles privacidad. Se acerca con lentitud, como quien se aproxima a una pequeña mariposa y no quiere ahuyentarla.

Pero ella no reacciona, ni siquiera se mueve.

Se sienta en la silla colocada a un lado de la cama, espera que hable, que se percate de su presencia.

-N-Noodle -quiere saludar, la aludida sigue sin hablar.

Decide admirar bien su rostro ya que los mechones de su cabello lo cubrían, cuando tiene una vista por completo los ojos se le empapan de inmediato. Es terrible.

Gigantescos hematomas morados cubren la mayor parte de su rostro, las ojeras acentúan la palidez y la delgadez de su rostro. Sigue detallandola y en sus brazos nota piquetes, demasiados a decir verdad. Se horroriza pues son demasiado grandes y notables para ser de mosquitos.

-¿Noodsy? -acaricia su mejilla, parece una estatua pues ni se inmuta ante su contacto.

Le da miedo, demasiado.

Esta Noodle no es con la que convivió hace unos meses, ni siquiera es la que conoció hace ya un año. Esta, que se hallaba sentada inmóvil en un tétrico cuarto de hospital era peor, mas desesperanzada, mas cruel, con menos ganas de vivir.

Empieza a llorar, aun enfrente, ella no hace mas que mirar hacia abajo, la vista la tiene perdida. Ni siquiera pareciera que esta viva.

-N-Noodsy, p-por favor mírame -ruega, ella sigue sin hacer caso. Los sonidos de las maquinas llenando su silencio.

Solloza más fuerte, unas palabras, aunque sea una mirada de odio le hubiese bastado. Pero ni siquiera eso le permitía.

Da un salto en su sitio cuando escucha bullicio afuera del lugar, personal médico regañando a alguna persona que seguramente esta corriendo. La puerta se abre espantosamente rápido y fuerte, dos hombres les ven estupefactos.

-¿Princesa? -nota como Noodle se estremece y regresa a la realidad, voltea tan rápido que pudo romperse el cuello.

La muchacha, que no había hecho ninguna expresión en todo los minutos que se halló dentro con ella, deforma su rostro en una mueca extraña, horrible.

Era el dolor encarnado en la cara de una chica de diecisiete años.

No habla, solo extiende sus brazos incitándole a acercarse, a que la abrace como extraña que lo haga. Russel obedece de inmediato, torpemente pero lo hace.

-Estoy aquí pequeña, estoy aquí -acaricia sus cabellos, tiembla como nunca antes lo ha hecho. Le hubiese gustado decir algo tierno, una palabras que le dijeran que le alegraba verlo de nuevo, pero los recuerdos le llegan como un golpe.

Dolorosos, sensibles, hirientes.

Ambos varones, que se encontraban expectantes, jamás habían escuchado ruido mas horrible que los alaridos de Noodle. Eran gritos que aun sin contener palabras decían todo, les decía lo triste que había estado sin ellos, la vida que había llevado hasta ahora, la infernal experiencia recientemente ocurrida.

Les decía las razones del porque escogió el descanso eterno.

Murdoc se acerca, lo hace mas lento pero a fin de cuentas lo hace. Russel le da espacio para que también la abrace y lo hace, se apega lo suficiente para rodearla con sus brazos.

2D no sabe si se lo imagina, pero sus siempre inexpresivos ojos están brillosos, húmedos.

El también quiere acercarse, pero no cree caber en la imagen que tiene enfrente.

Russ tiene razón, la ha herido tanto. Si hubiese permanecido siendo su amigo quizás esto no hubiera pasado, no la hubiese hecho sufrir tanto.

Da pasos hacia atrás, hacia la puerta.

No puede quedarse, lo único que le trae es desdicha. Su llanto incrementa, ahoga su sollozos con sus manos y se va.

Como siempre hace.

...

Los hombres no saben en que momento desapareció, admiten que les hubiese gustado charlar con ambos mejores amigos así como antes.

Sin embargo, con Noodle destrozada no se podía.

El doctor los llamo fuera de la habitación y fue necesario dejarla ahí, en la soledad del cuarto, donde nadie pudiera tocarla. No obstante, para ella era un infierno el silencio, pues recordaba con claridad las horribles súplicas de su garganta.

-Buenas tardes jóvenes -saluda con el ceño fruncido -Me gustaría saber que son de esta muchacha -habla rudamente, su expresión infeliz los incomoda.

-Somos amigos muy allegados -dice el moreno -No tiene a nadie mas, su familia falleció hace mucho -revela a lo que su amigo entorna su rostro hacia el con los ojos como platos.

-Ya veo -comprende el médico. Les enseña un papel con su exploración física y ambos se quedan helados.

En letras pequeñas pero poderosas, aclara el tipo de sustancias que encontraron en su interior, las lastimaduras que presentaba en su cuerpo, la razón de su estadía aquí y mas apartado, lo que había sucedido hace unas horas.

El moreno cierra los ojos con fuerza, horrorizado, traumatizado. El dolor que el sentía al verla así seguramente no se compara al que ella esta sintiendo.

-Eso es todo -finaliza el médico, da la vuelta y comienza a caminar, Russ sigue abatido por lo que no se mueve, pero Murdoc si lo sigue.

-¿Nada más? -logra que se detenga y lo gire a ver -¿¡Acaba de ser violada y no harán nada!? -las personas alrededor se estremecen al escuchar esa información.

-No esta en nuestras manos -intenta calmarlo lo que ocasiona que su furia aumente, lo agarra de las solapas de su bata -¡N-No podemos hacer nada!

Tan rápido como lo agarró lo suelta, frunce el ceño y comienza a caminar hacia la salida. Sus ojos como llamaradas ardientes, furiosas.

-Yo si

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