Capítulo 5

7.3K 554 225
                                    

Adara, quien miraba con deseo los takoyakis que reposaban en un plato, dudo si pedirle uno sólo a Ayato. Él no los compartía y lo sabía, pero al menos debía intentar.

-Ayato... -alargó ella, viendo como su hermano devoraba el delicioso bocadillo.
-Yo también quiero.
-hizo un pequeño puchero, haciendo que el nombrado suspire con cansancio al tener que lidiar con una hambrienta niña a su costado.

-Son mios. Ore-sama no comparte sus takoyakis.
-dijo Ayato, refiriéndose a si mismo. Adara se indignó ante lo tacaño que era su hermano mayor.

-Y yo soy tu hermana y te ordeno que me des uno.
-ordenó Adara, arrebatándole el plato con los dulces en este, llevándose uno a la boca y saboreandolo con delicadeza.

-¡Hey! Devuelvemelos.-exclamó Ayato, persiguiendo a la pequeña que logró escapar de sus garras.

-¡Son mios ahora, así que despidete de ellos!-gritó Adara, llevándose todos los dulces a la boca.

-Acabas de... -Ayato miró horrorizado a su pequeña hermana, la cual se deboraba sus dulces favoritos con bastante placer.
-¡Me las pagaras, pequeña monstruo! -exclamó Ayato, la pequeña salió corriendo de ahí, y él corrió tras ella.

Adara esquivaba cada riesgoso intento de asesinato, moviéndose con fluidez por todo el lugar. Un Ayato sorprendido vio sus movimientos, y exaltado, gritó:

-¡No te libraras de mi, mocosa!
-volvió a exclamar Ayato, corriendo tras la veloz niña.

-¡Ayuda, un violador!-gritó Adara, corriendo a todo dar, dándose cuenta de que aquel pelirrojo se acercaba peligrosamente hacia ella.

En un rincon de la gran mansión, Laito sacó la cabeza de su habitación y miró hacia todos lados.

-Creí que me habían llamado.
-susurró, volviendo a entrar a su habitación.

Adara dobló en la esquina, mirando hacia atrás, esperando que su furioso hermano no la encontrara. Por el momento no parecía haber nadie siguiendola como si de una cacería se tratará. En su descuido, la pequeña chocó con alguien.

-Aqui estás.-susurró Ayato, mirando enojado a su hermana.

-Pensé que estabas detrás mio.
-susurró, mirando horrorizada a su hermano mayor.

-Pensaste mal, y ahora cobraré mi venganza.
-Ayato miró a Adara con rostro psicópata.-Ven aquí.-el muchacho tomó de la cintura a la Albina,
para luego ponerla boca abajo en su hombro; como saco de papas.

-¡Sueltame, sueltame! ¡Ayuda, me van a violar!-exclamó con una mezcla de diversión y miedo, dando patadas al aire y manotadas a la espalda de su hermano.

Ayato rió internamente ante la preocupación de la pequeña, llevándola a la habitación de éste, arrojandola con cuidado a la cama.

-¡Soy muy joven para esto, Ayato!-dijo la pequeña, tapándose la cara con la almohada.

Ayato rió a carcajadas, acostándose a lado de su pequeña hermana. Tenía una hermana algo pervertida, la pequeña era divertida. Aunque no quería que se asemejara a su mellizo Laito por nada del mundo.

-No te voy a violar, mocosa. Ya quisieras.-Adara elevó una ceja, no sabía si indignarse o calmarse.
- Solo te voy a castigar.-dijo él, llevando sus dos brazos detrás de su nuca, mirando el oscuro techo con un semblante divertido.

-¿Me encerraras para siempre en tu habitación?-dijo, pensando como sería pasar encerrada en la habitación sin su Tommy.-¡No!-gritó alterada, llevándose ambas manos a los costados de su cabeza.

Ayato volteó la mirada hacia la pequeña, mirándola algo confundido por el grito repentino de ésta

-No te encerrare en mi habitación.
-dijo Ayato, con su gesto divertido.

-¿Entonces?-preguntó, destapando un poco su rostro que anteriormente se encontraba cubierto con sus pequeñas manos.

-Hoy dormiras conmigo.
-dijo Ayato, mirando el techo.

Adara lo pensó y luego asintió.

-¿Ese será tu castigo?
-volvió a preguntar la pequeña, Ayato asintió sin apartar la mirada del techo.
-¡Pero que castigo para mas bueno!-exclamó ella, acercándose a Ayato y abrazándole.

Ayato se sobresalto ante el contacto que hizo la pequeña, mirando con cierto fastidio el acercamiento, pero aún así estaba cómodo.

-¿Te gusta tu... castigo?
-preguntó con curiosidad el
oji-verde, dándose vuelta y abrazando a la menor.

-Hermano, si quieres que duerma contigo sólo tienes que pedírmelo. No tienes que hacer esto. Querías dormir conmigo, ¿cierto?-preguntó Adara, alzando su pálido rostro hasta encontrar la mirada de su hermano, el cual se encontraba avergonzado por las tontas suposiciones de su hermana.

-Solo duermete mocosa.
-susurró el mayor, cerrando sus ojos.

-Espera.-Adara se sentó un poco, llevándose la atención de su hermano y luego se acercó a él, dándole un cálido beso en la frente.-Hasta mañana.

Ayato no pudo evitar sonrojarse, e inesperadamente hizo lo mismo a su hermana.

-Hasta mañana, pequeña ladrona.
-susurró él, Adara asintió regalandole una pequeña sonrisa, abrazando más fuerte a su hermano, y escondiendo su rostro en su pecho.

Y aunque el tiempo en el que hayan desarrollado su relacion de hermanos era bastabte corto, él no puedo evitar tener cierto cariño hacia la recien llegada. La calidez que emanaba era muy cómoda, sinceramente Adara era entre todos sus hermanos, la favorita.

(Editado)

Hermana menor: Experimento [D.L] (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora