Capítulo 11

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—Está bien...—dijo Adara, cruzándose de brazos.

—¡Vamos!—exclamó Yui, sonriendole a la menor.

Ya habían pasado cuatro meses desde que Adara se enteró que sus hermanos eran vampiros, y se podría decir que ya no odia mucho a Yui.

Eso creía.

—¿Vamos a ir todos?—preguntó Ayato, mirando aburrido a Reiji.

—Si.—dijo Reiji.

—No.—contradijo Adara.

Reiji había decidido ir al centro comercial a comprarle ropa nueva a la menor, ya que ella solo pasaba con los mismos vestidos de siempre. Ésta primero se negaba, amaba sus vestidos y no quería cambiarlos, pero luego decidió aceptar ya que tendría vestidos y más ropa nueva.

—¿Porqué no, Adara-chan~? ¡Ah!~ ya quiero comprar un traje de conejita para ti~
—dijo Laito, mirando con un sonrojo a Adara.

—Porque... Porque... —susurró Adara, mordiéndose el labio.
—¡Ah! Esta bien, vamos todos.

Laito sonrió victorioso, tenía las esperanzas de ver a Adara en ropa interior, lo que causaba que se sonroje, sumergiéndose en sus perversos pensamientos.

Yui estaba emocionada, estaba feliz de que al fin la pequeña Sakamaki la acepte, y que por fin saldrían de esa mansión a algún lugar además del instituto.

—Bueno... ¿Qué esperamos?
—dijo con emoción la Sakamaki.
—¡Vamos a comprarme ropa, sirvientes!

[···]

Adara se encontraba observando como su hermano Reiji y Yui buscaban lindos vestidos para ella. La menor movía sus piernas de atrás para adelante en donde se encontraba sentada.

—Ayato... —alargó Adara, tomando la atención de su hermano que estaba a lado suyo.
—Estoy aburrida, hermano.
—dijo, acostando su cabeza en el regazo de Ayato.

—¿Tú crees que yo no? Este lugar no es digno para Ore-sama.
—dijo Ayato, llevando su cabeza hacia atrás.

—Si, tienes razón, tú no eres digno para este lugar.—dijo la pequeña, llevándose una mirada enojada de su hermano.

—¿Cuánto falta? Creo que me va a dar un ataque de aburrimiento...
—susurró Ayato, bostezando.

—Adara-chan, ¿Qué te parece este vestido?—dijo Yui, acercándose con un vestido con estampado de flores y mangas largas.

—Está bonito.—dijo Adara, sin importancia. Encogiéndose de hombros.

—Bitch-chan, ¿Iremos a la lenceria~?—preguntó Laito, con una sonrisa pervertida.

—N... No lo se, Laito-kun.—dijo Yui, caminando hacia Reiji y dandole el vestido mientras ambos se sonreían. Adara miró la pequeña escena, y no pudo evitar enojarse.

—Tch, estúpida tabla de planchar.
—susurró con enojo, Adara.

—No le digas así, ella es chichinashi. Además tú estas igual.
—dijo Ayato con tono burlón, llevándose una cara enojada de parte de Adara.

Ella entrecerró sus ojos y luego se sentó en el regazo de su hermano, mirándolo con enojo.

—Ella es plana y punto.
—dijo, tomando el rostro de Ayato y estirando sus mejillas.
—Podrian confundirla con una tabla de surf, así que ella está en peligro, Ayato, tenemos que encerrarla en una habitación como todas las tablas de surf. Y así nadie se la llevara y surfeara con ella.
—dijo Adara, mirando fijamente a su hermano, quien la miraba divertido.

—Solamente quieres encerrarla, ¿cierto?—preguntó divertido el pelirrojo.

—¡Cierto! —exclamó la pequeña.
—¿Me ayudaras? Te daré takoyakis como recompensa.
—susurró lo ultimo, como si estuviera planeando un secuestro, literalmente.

  —Takoyakis por una semana y es un trato.—dijo el pelirojo, extendiendo su mano.

—Reiji tendrá que esforzarse en hacerlos... —susurró pensativa.
—Trato.—dijo, dándole la mano.

[···]

—Oh, Yui... ¿Dónde estas?
—dijo Adara, tratando de encontrar a su víctima.

Yui salió del baño, con su típica ropa, para luego sonreirle a Adara.

—¿Pasa algo, Adara-chan?—dijo ella, con tono dulce, acercándose a su cama.

—¿Quieres jugar conmigo,
Yui-nee-san?—dijo, mirando hacia un lado mientras jugaba con sus dedos, tomando un leve sonrojamiento, haciendo que Yui se derrita por dentro. Todo parte del plan de Adara.

—E-esta bien, pequeña. ¿A qué jugaremos?—dijo Yui, acercándose hacia Adara, quien de un momento a otro sonrió con maldad.

—A tu encierro, querida Yui.
—dijo Adara, con una gran sonrisa que por un momento asusto a la rubia.

—¿Q... Qué?—tartamudeó Yui, retrocediendo.

—¡Ayato, ahora!—exclamó,  Ayato apareció por la puerta con una gran sonrisa.

Yui tropezó y cayó de trasero a su cama, mientras Ayato se acercaba y la cogía como saco de papas.

—¡S-sueltame, Ayato-kun!
—exclamó Yui, con miedo.

—Ahora mi querida Yui, a jugar.
—dijo la albina, tomando la mano de su hermano. Ayato se teletransportó junto a su hermana y Yui a una habitación oscura.
—Espero que pases una buena noche, Yui-nee-san.
—dijo la pequeña, haciendo que los ojos de Yui se habrán con miedo.

—¡E-esperen!—los dos Sakamakis desaparecieron de la oscura habitación, dejando sola y confundida a la chica.

[···]

Ayato y Adara rieron al llegar a la habitación del mayor.

—¿Viste su cara? Estaba tan asustada.—dijo Adara entre risas.

—¿Y cuando piensas sacarla?
—dijo Ayato, acostándose en la cama.

—Cuando comienze a ingresar en estado de putrefacción.
—dijo Adara, encogiéndose de hombros.

Ayato miró hacia la puerta, algo confundido. ¿Acaso esas palabras habían salido de la boca de su adorable hermana?

—¿Hablas encerio?—dijo Ayato, mirando a su hermana. Ella parecía fuera de sí, y no dejaba de sonreír con malicia.

—Nunca he hablado más encerio,
Oni-chan—dijo la pequeña, con una sádica sonrisa.

Ayato sonrió, él sabía que era una broma, o trataba de pensarlo.

Adara solo pensaba en lo feliz que sería cuando vaya a sacar el cuerpo muerto de Yui. Solo serían unos cuantos meses  para que la chica esté completamente muerta.

Y su retorcida mente no paraba de mostrar aquellas escenas repitiéndose una y otra vez. Un destello rojo apareció en los pálidos ojos del la menor, haciendo que Ayato se tome en serio el problema que se avecinaba.

Hermana menor: Experimento [D.L] (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora