Capítulo 6

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Ayato observaba el pálido rostro de su pequeña hermana, preguntándose el por qué de la estadia de aquella niña en su cama, aferrada fuertemente a su pecho. La albina empezó a despertar, abriendo sus ojos y mirando a su hermano quien no parecía quitar su curiosa miradade de encima.

-Hola... -susurró ella, tayandose sus plateados ojos con el dorso de su mano.

-Hola, mocosa.-respondió el pelirojo, una pequeña sonrisa iluminó su rostro.

-Hoy amaneciste feliz. ¿Me hiciste algo?-preguntó Adara, examinando su pequeño cuerpo.

Ayato observó con diversión a Adara, quien no paraba de revisar y palpar todo su cuerpo en busca de algún fallo.

-No te hice nada, idiota.-dijo Ayato, sonriendo con total calma.

¿Por qué se sentía tan tranquilo estar con Adara?

-Más te vale.-dijo la Albina, sonriendo a su hermano, quien le devolvía él gesto.

[···]

-¡Reiji, apresurate!
-exclamó ella, con exasperación.

-Adara, tengo que revisarte, ¿y si lo que te paso pudo tener efectos secundarios?
-pregunto Reiji, examinando el pulso de su pequeña hermana.

-Reiji, te preocupas mucho, además eso me ha pasado miles de veces.
-volvió a explicar Adara.

-¿Ya te ha pasado esto antes?
-preguntó Reiji, mirando fijamente a su hermana con algo de enojo.

-Sip. Papá dijo que no puedo estar mucho tiempo bajo la nieve.
-diji ella, mirando a su hermano.

-¿Y aun así lo sigues haciendo?
-preguntó Reiji, alzando una ceja, molesto.

Adara río nerviosa, viendo a su no tan molesto hermano.

-¿Te preocupas por mi, Reiji?-preguntó la pequeña, alzando las cejas. Reiji ablando su gesto y se acomodó sus lentes.

-Es obvio. Eres de la familia.-dijo él, dándole la espalda a la pequeña.

-Ni Shu se cree eso.
-dijo Adara, riendo levemente.
-Ay Reiji, yo también te quiero, hermano.-aseguró la pequeña, levantándose de la pequeña silla y abrazando por atrás a su hermano.

-Por cierto, pequeña, mañana iremos al instituto y te inscribire.
-dijo Reiji, dándose la vuelta y abrazando a su pequeña hermana.

-Suena genial. -dijo la pequeña, hasta que una idea le llegó a la mente.
-Reiji... -llamó la pequeña.

-¿Si?-respondió el azabache.

La pequeña Adara se separó de él un poco y alzó su mirada, una deslumbrante sonrisa iluminaba su pálido rostro.

-¿Podemos cocinar pastelillos?
-dijo Adara, con una expresión tierna.

A Reiji no le gustaba que alguien además de él entrara a la cocina.
No soportaba la idea de otras personas tocando su deslumbrante vajilla. Mucho menos una pequeña niña que apenas podía lavar un sólo traste tocará su más preciado tesoro.

-No.-dio por terminado, dejando anonadada a su hermana.

Adara juntó sus cejas, y su energetica sonrisa desapareció por completo, dejando un rostro completamente entristecido, acto que confundió al mayor.

-Esta bien... no puedo obligarte a hacer algo que no quieras hacer. Así que comprendo.
Iré a... buscar a Shu.
-susurró la albina, separándose de él y caminando hacia la puerta.

Al escuchar tal aclaración, no pudo evitar sentirse menos que el mayor de sus hermanos. Que Adara acudiera a Shu solo porque Reiji no le hiciera caso significaba una vergüenza para él ser menos preciado para su hermana menor. Suspirando por lo bajo, algo estresado y acomodando sus lentes se decidió a tomar la muñeca de la niña y detenerla, haciendo que esta sonria disimuladamente. En básicamente dos segundos, Adara se encontraba en los brazos del segundo Sakamaki.

Hermana menor: Experimento [D.L] (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora