Contigo ¡Porque te quiero!

¡Porque te quiero!

Voy corriendo al parque.
Fede me llamó, me dijo que necesita hablar conmigo.
Ni siquiera pedí permiso a mi mamá para salir, así que espero que sea rápido.
Está sentado en una banca, corro hacia él, levanta la vista y me observa.

-Hola amor. -Digo acercándome para darle un beso pero él aleja la cabeza. -¿Qué pasa?

Se pone de pie, está molesto por algo, lo puedo notar en sus ojos y la tensión en su mandíbula.

-Te voy a hacer una pregunta y quiero que me respondas con sinceridad.
-Si, dime.
-¿Por qué estás conmigo?

Suelto una pequeña risa pensando que bromeaba, pero él no ha cambiado su expresión, me pongo seria y respondo.

-Porque te quiero.
-No mientas Alina.
-No estoy mintiendo Fede, te quiero, de otra manera no estaría contigo.

Me toma del codo y comienza a caminar llevándome con él.
Llegamos a una calle solitaria, frena en seco y voltea a verme de nuevo.

-Te voy a preguntar otra vez... ¿por qué estás conmigo?

Los ojos se le empiezan a cristalizar.

-Fede ya te dije, porque te quiero.
-Entonces explícame esto.

Dice sacando su celular y mostrándome unas conversaciones con mi nombre, pero indudablemente yo nunca tuve esa conversación con nadie.

-No soy yo.
-Basta de mentiras.

Grita Fede haciéndome saltar del susto.

-No estoy mintiendo, no soy yo.
-Es tu nombre y tu foto.
-Pero eso se puede hacer fácil, hay muchas conversaciones falsas, ella no soy yo Federico.
-¿Entonces por qué estás conmigo?

Dice sin bajar el tono de su voz.

-No me grites Federico.

Digo levantando también la voz.

-Tú no me grites a mi y respondeme.

Sigue con el mismo tono, ninguno bajaremos el tono de la voz hasta que el otro lo haga.

-Porque te quiero pendejo... estoy contigo porque te quiero -él niega levemente con la cabeza -¿de dónde sacaste esa conversación?

Digo ya bajando el tono de mi voz.

-No importa de donde -dice bajando también el tono de su voz -pero eres tú, y allí claramente aceptas que estás conmigo por buscar fama, es hasta tu forma de escribir.
-Debe ser alguien que me conoce bastante bien pero no soy yo, tienes que creerme.
-No te creo nada Alina, lo mejor será que terminemos.
-Pero Fede, escúchame, esa persona no soy yo.
-No me interesa escucharte.

Vuelve a levantar la voz.

-A mi hija no le gritas.

Sale mi papá furioso dando vuelta en una esquina.
Empuja a Fede del hombro. Él no dice nada, solo observa a mi papá y después vuelve la vista hasta mi.

-Ya tienes tu fama, ya déjame en paz.

Y se va dejándome con esas palabras clavadas en el pecho.
Mi papá me rodea entre sus brazos y yo comienzo a llorar.

-Ven conmigo mi amor.

Me lleva a la casa sin dejar de rodearme con un brazo.
Pensé que al llegar a casa iba a regañarme, gritarme, y decirme: te lo dije, pero fue todo lo contrario.
Me abrazó pasando una mano por mi cabello.

-Yo no lo quería por fama papá.

Digo entre sollozos.

-Ya lo se cariño.

Dice sin alejarse de mi.