9. La granja Styles.-Larry Stylinson. TERMINADA.

Cuatro.

Cuando se sintió mejor, Louis se comió todo lo que Liam amablemente le llevó.

...-Menudo susto nos ha dado, señor Tomlinson...me disculpo por Harry.

-Gracias pero llámame Louis por favor...¿Cómo te llamas tú?-preguntó el ojiazul vergonzoso.

-Liam, Liam Payne-dijo el ojimiel sonriendo.

- Pues Liam, siento mucho todo esto, no quería molestar y mucho menos interrumpir en vuestras vidas pero Smith al parecer se olvidó de mi.

-Bien, no te preocupes, puedes descansar tranquilo y mañana ya se verá.

El maestro hizo el amago de levantarse pero Liam lo detuvo.

-No... no, yo no puedo quedarme aquí,  el señor Styles necesitará su cama-dijo al ver las grandes camisas y las botas al lado de ésta-... llamaré de nuevo a la inmobiliaria y que vengan a buscarme cuanto antes.

-No, no puedes levantarte, el médico dijo que debías descansar, así que no irás a ninguna parte... Tienes fiebre y estás muy débil, por la cama no te preocupes, hay más camas en la casa, descansa, vendré dentro de un rato a ver como va tu temperatura, ¿de acuerdo?.

-Ok, gracias de nuevo.

Louis asintió sonriendo y a continuación se volvió a tumbar su cabeza en la almohada, donde pronto se durmió pues olía mucho a Harry y aunque era un olor intenso con una mezcla de tierra, desodorante y trabajo duro, era un olor muy agradable y extrañamente lo tranquilizó.

Desde la cocina, el granjero ojiverde vio a Liam salir de la casa, tras dejarla bandeja y coger la cesta para la ropa, la cual seguro iría a recoger del tendal, así que se levantó de la mesa, dejó su taza en el fregadero y fue hacia su habitación.

Despacio abrió la puerta y comprobó que Louis dormía plácidamente, entonces se acercó al borde de la cama y suspiró con resignación, ya que aparte de Madeleine nadie había estado en su cama.

Este observó a extraño maestro con detenimiento durante un buen rato, hasta que sin entender porqué, sintió el impulso de mover su mano y le tocó la mejilla.

Este pudo notar que la piel del ojiazul era muy suave y tersa, sus facciones eran delicadas y sus labios y finos y besables, entonces un nuevo impulso lo invadió y sin poder evitarlo se agachó y olió el pelo, entonces Louis se removió y soltó un leve gemido, dejando su boca entreabierta.

Harry aún algo mareado por el whisky sintió una gran nostalgia de besar, al tener tan cerca la atrayente boca del ojiazul y entonces no lo pensó.

En un loco arrebato, este atrapó los febriles labios del extraño chico, el cual abrió rápidamente sus ojos y lejos de separarse o resistirse, siguió el beso alzando sus brazos y rodeándole el cuello.

La cosa se intensificó de un momento a otro y entonces el granjero buscó acomodarse en la cama, junto al profesor ojiazul, para así seguir besándose.

Era como si una irracional fuerza lo estuviese arrastrando sin siquiera darle tregua a resistirse, nunca antes había sentido tal pasión, tanta lujuria desenfrenada por una persona y mucho menos desconocida.

Louis lo recibía con gusto, inmerso en su febril estado y también sumido en los deseos más oscuros, que el fornido hombre le provocaba desde que lo había visto.

Extrañamente los dos se sintieron muy bien, plenos y entonces tras los besos, vinieron las caricias bajo la ropa y a continuación las sutiles pero eróticas mordidas en el cuello y hombros.

Louis solo pensaba en lo grande que sería la polla de Harry pues por el gran bulto de sus pantalones eso parecía y no quería esperar a sentirla dentro suya pues aquel arisco ojiverde le resultaba jodidamente atractivo.

Harry por su parte, tan solo podía pensar en tener a Louis gimiendo bajo suya, jamás hubiese pensado que una cosa así pudiese sucederle pero en ese instante, lo tenía allí, más cerca que nunca y podía apreciar que realmente, el delicado hombre era aún más hermoso, increíblemente suave y sus ojos eran como si se estuviese reflejando en el mismísimo océano.

Continuaron besándose y tocándose locamente unos minutos más, hasta que de repente, sin previo aviso y siguiendo un momento de lucidez, Harry se apartó, levantándose sin dejar de mirar al semidesnudo y sonrojado Louis.

-No... n-no puedo...e-esto no está bi-bien-balbuceó negando con la cabeza.

—¿Q-Qué?, ¿P-Por qué?—preguntó un agitado y confuso ojiazul.

—Y-Yo no...yo n-no...

Rápidamente, el granjero salió de la habitación cerrando la puerta y a continuación muy confuso se apoyó en ella.

-Dios mío, ¿Qué estoy haciendo?, ¿Acaso me he vuelto loco?.

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