Treinta y uno.

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Cuando Harry llegó a la escuela con Zayn y Niall, esta ya estaba acordonada por la policía y los padres de los niños lloraban e increpaban a los agentes para que sacasen a sus hijos de allí cuanto antes.

Muy angustiado por todos y en especial por sus hijos y por Louis, el granjero buscó al comisario para saber en la situación en la que estaban.

...—Comisario, mis hijos, mi novio y todos esos niños están en peligro...¡Por Dios hagan algo!, ¡Simon es un demente, ya se lo advertimos!—le acabó gritando.

—Tranquilo señor Styles, la situación está controlada... estamos esperando a un agente especializado en estos casos... Por favor mantengase al margen de la zona acordonada—le ordenó este sin más.

Cada vez había más miedo y tensión pero parecía que la policía no hacía nada por resolverla, poco después llegó un coche con varios agentes y el que al parecer era el negociador que venían de la comisaría de la cuidad.

Megáfono en mano y después de que el comisario lo pusiese al tanto, el agente/negociador propuso una serie de alternativas a Simon, como que soltase a los niños y a Louis y serían benevolentes en su condena, a lo que Simon respondió con varias exigencias, como que se fueran todos y los dejasen irse o mataría a Louis  y a los niños pues decía tenía balas suficientes para todos.

Tras varios minutos de nervios e intercambios de condiciones, uno a uno, Simon fue soltando a los niños hasta que finalmente solo quedaron dentro de la escuelita un angustiado Louis y él.

Harry mandó entonces a Niall y a Zayn que se llevasen a sus hijos donde Liam, quién seguro aguardaba loco de los nervios pues estos no paraban de llorar y a regañadientes se fueron dejándolo allí.

Dentro de la escuela, Louis intentaba calmar la situación y razonar con Simón, no le llevaba la contraria en lo que este le decía, como que «vivirían felices», «que volverían a viajar juntos» y «que se amarían tanto como lo habían hecho anteriormente».

Tras una hora transcurrida desde el comienzo de todo aquel horrible suceso, la policía despejó el camino hasta su coche del abogado para que este saliese e intentar atraparlo.

Simon salió con Louis totalmente pegado a su cuerpo y sujeto fuertemente con una mano y en la otra su pistola apuntándole en la cabeza.

Caminaron muy despacio ante las miradas de los policías, a medio camino se detuvieron y Simón miró al granjero, el cual estaba roto de la preocupación e impotencia y le sonrió triunfante.

...—¡Míralo bien por última vez maloliente granjero!, ¡Louis es mío y jamás volverás a tenerlo!— gritó.

Louis entonces también miró a Harry  con sus hermosos ojos llenos de súplicas y lágrimas amargas e hizo un gesto a modo de su media sonrisa como despedida y resignación.

A continuación Simon lo empujó y siguieron el camino hasta su coche caminando muy lentamente, sintiendo los cañones de las pistolas de la policía sobre ellos.

Tras llegar, con amenazas y empujones subió a su aun esposo y luego se subió él, a continuación arrancó el motor para salir de allí a toda prisa.

Rápidamente los policías subieron a sus coches e iniciaron la persecución por la carretera general, durante varios kilómetros, donde un asustado pero renegado Louis, intentaba soltarse y abrir la puerta para saltar y escaparse.

Finalmente, de un manotazo consiguió que se le cayese la pistola a Simon entre los asientos, entonces este muy alterado perdió el control del volante e invadieron el carril contrario, donde un camión que venía de frente no pudo esquivarlos, por lo que irremediablemente se los llevó por delante.

Harry lo observó todo con horror y miedo desde el coche de policía en el que se había subido y en cuanto se detuvo y aún en contra de las órdenes de los agentes de que se quedase esperando, se bajó y corrió con todas sus fuerzas hacía el accidente para así sacar a Louis del amasijo de hierros en el que se había quedado el coche.

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9. La granja Styles.-Larry Stylinson. TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora