─Es posible que la energía eléctrica sea desactivada en cualquier momento por fallas desconocidas. Se espera que se restablezca el día de mañana, buenas noches. ─Leyó en voz alta mientras introducía la llave en la cerradura para luego entrar a su hogar. No era extraño que sucediesen fallas con la energía eléctrica, pero estar hasta el día siguiente era demasiado. ¿Qué había hecho para merecer eso?
No tener luz, significaba no internet. Era realmente malo. ¡Pero bueno! No le quedaba de otra que dormir hasta la mañana siguiente esperando que la luz hubiera regresado. Aunque existía otra posibilidad que la mantendría despierta, podría utilizar la luz para hacer una de sus tantas travesuras en contra de su novia como venganza por la última vez que la asustó en medio del pasillo vestida de payaso.
A Sana le aterraba la oscuridad. Tzuyu lo tenía muy en claro y no podía evitar sentirse mal por ello. Aunque estaba segura de que la mayor la perdonaría, haría todo lo que ella pidiese por una semana o hasta un mes. Volviendo al plan principal, unas cuantas películas de terror le vendrían bien hasta esperar las dos fantásticas horas de sufrimiento.
Sana debía estar muriendo en medio de su trabajo, por lo que unos cariñitos al llegar a casa no estarían nada mal. Unos deliciosos bocadillos las estarían esperando y luego las tenebrosas películas en su habitación estarían perfectas.
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─¿Bebé? ─Canturreó la mayor mientras abría la puerta principal con una pequeña sonrisa. ─¡Ya llegué! ─Tzuyu al oír aquello corrió escaleras abajo con emoción. No una emoción falsa por el hecho de seguir su plan, era la agradable sensación que le traía Sana cuando llegaba a casa. ¡Le daba un poco de vergüenza admitirlo!
─¡Unnie! ─Sonrió dándole un efusivo y adorable abrazo de oso, de esos que le encantaban a la japonesa. ─Te extrañé... ─Tzuyu escondió su rojizo rostro en la curvatura de su cuello con vergüenza. Sana rió enternecida por la actitud de la chica y acarició suavemente sus cabellos, nadie creería que el témpano de hielo que era la taiwanesa podía derretirse con la simple presencia de su hermosa novia.
─¿Y esto? ─Inquirió la sonriente mujer mientras envolvía los brazos alrededor de su cintura. ─¿Pasó algo? No sueles ser así de cariñosa. ─Tzuyu soltó una risita al sentir los labios de Sana en su mejilla luego de acunar su rostro entre sus manos.
─¿No puedo ser así al menos una vez? ─Fingió gruñir molesta. ─No importa, ven conmigo.
Tomó su mano y las encaminó a su habitación donde todo estaba perfectamente en su lugar. Algunos bocadillos y botanas sobre la cama mientras que una película de terror y suspenso se mantenía pausada en la pantalla. ─¿Quieres ver una película? ─Preguntó la menor acomodando las almohadas sobre la cama.
Sana la miró con una ceja alzada y luego alternó su vista entre ella y la imagen de una chica con manchas de sangre en el rostro. ─No veo el problema.
Ambas se encontraron acostadas boca abajo en la cama mientras miraban la película. Miraban no era ciertamente la palabra perfecta puesto que Sana solamente comía nerviosamente de los bocadillos para distraerse de las escenas de miedo, cobarde.
De repente, todo se apagó bruscamente provocando que un chillido agudo saliera de la boca de la japonesa. Sus manos tomaban la cintura de la taiwanesa con fuerza provocando que sus dedos se clavaran en su piel.
─Hey, iré a ver que fue lo que pasó. ─Dijo Tzuyu alumbrando con la luz de su teléfono tomando con delicadeza una de sus temblorosas manos. ─¿Puedes quedarte aquí? ─Sana murmuró por lo bajo enrollando sus brazos alrededor de su torso al levantarse de la cama. ─Unnie, solo es un segundo...
─No. ─Sana demandó con el nerviosismo alterando su voz. ─Quédate conmigo.
Sin que la mayor se diese cuenta, golpeó uno de los vasos de plástico con su mano y la rubia chilló mientras la apresaba con más fuerza. ─No me dejes... ─Sana estaba a punto de comenzar su llanto y se arrepintió. Tzuyu se sentó de vuelta en la cama y comenzó a abrazarla con todas sus fuerzas. ─Incluso asustada te ves linda. ─Le dijo con una sonrisita surcando su rostro. ─¿Quién es la tierna ahora?
Sana cerró la boca unos segundos y luego tomó por sorpresa a la menor riendo en alto como si nada hubiese pasado. ─Sigues siendo tú, corazón de melón.
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CUTE! ── SATZU
Fanfiction❝ Sana no sabe cuando parar. Realmente no lo sabe. ¡Pero es que no podía dejar escapar la necesidad de decirle a su bonita novia lo adorable que era! Podía decírselo todo el día, y no se iba a cansar. Bueno, pararía en el momento en el que a ella s...