─¿Estás nerviosa? Por favor, no te vayas a desmayar. ─Momo tomó la mano de Sana entre las suyas. ─¿Realmente lo harás? Es un día especial para tu hermana. ─Se mostró preocupada de que todo terminara en un malentendido, temía mucho por los planes de su mejor amiga. Sin embargo, veía que esto se lo estaba tomando con mucha seriedad. ─Ya lo hablé con ella, y está de acuerdo.
Sana trataba de no morder sus uñas, estaba ansiosa. Unos cinco minutos atrás se había tomado unos tres vasos de agua por el nerviosismo que atacaba cada rincón de su sistema. Suspiró ocultando su rostro entre sus manos y gritó como una niña pequeña, pataleando a la nada. ─¡¿Qué pasa si me equivoco al hablar?! Bueno, eso me pasa siempre... ─La chica murmuró lo último pero incluso así, Momo la escuchó y se burló.
─Todo irá bien, te lo prometo como tu fiel mejor amiga. ─Sana sonrió de lado. ─Y si no, conozco un buen bar. ─La sonrisa desapareció y en su lugar apareció un rostro cargado de indignación. ─Te quiero. ─Lanzó un beso al aire en dirección a la pelinegra, pero ésta misma simuló cortarlo con su mano. Ambas rieron y se separaron por unos segundos. Sana suspiró sosteniendo una cajita de terciopelo rojo en sus manos, jugando con ella mientras esperaba que su hermana terminara de arreglarse para su fiesta de bodas.
Por fin había llegado el día más especial de su vida. Los nervios carcomían su cuerpo, debía reconocerlo; el día podía resultar en lo mejor que le haya pasado en la vida o la peor experiencia de toda su vida. Hasta su propio cuerpo le daba una mala jugada. Se exaltaba con el más simple sonido y su corazón golpeteaba contra su pecho cuando veía avanzar el reloj en la pared. Se sentía peor que ayer. Por la noche no pudo dormir, incluso su novia le había llamado la atención unas cuantas veces por andar en las nubes.
─Por cierto, ¿dónde está Tzuyu? ─Momo preguntó comiendo los bocadillos que había robado de la mesa del buffet. ─Tuvo que hacer una llamada importante, además dijo que iba a ayudar a mamá con unas cosas en el salón. ─Respondió tomándole poca importancia, pero ese no fue el caso de Hirai. La japonesa rió estruendosamente con la comida en su boca y Sana asqueada se hizo hacia un lado. ─¿No se supone que deberías estar tú en su lugar?
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CUTE! ── SATZU
Fanfiction❝ Sana no sabe cuando parar. Realmente no lo sabe. ¡Pero es que no podía dejar escapar la necesidad de decirle a su bonita novia lo adorable que era! Podía decírselo todo el día, y no se iba a cansar. Bueno, pararía en el momento en el que a ella s...