CUTE! ── SATZU

O23. Solo para mí.

─¡Tzuyu! ─Los familiares de la taiwanesa se acercaron emocionados hacia ellas, dándole fuertes abrazos a la estrella de la familia. Semanas atrás estuvieron planeando uno que otro viaje, Sana quería conocer Taiwan y de paso también a la familia de su novia. Sin embargo, Tzuyu decía que era ridículamente innecesario.

Al final todo se arregló con muchos besos, regalos y abrazos. ¿Valió la pena? Sip, lo hizo.

La mamá de la chica comenzó a hablarle en su idioma natal mientras que la rubia se encontraba detrás de su novia con un montón de maletas alrededor, con el rostro confundido al no entender ni una sola palabra de lo que estaban diciendo. ¡Debió pedirle unas clases básicas a Tzuyu!

La susodicha se hizo a un lado dejando a Sana ser el centro de atención de la familia Zhou, quienes la veían un tanto extrañados. Sana supuso que la pelinegra comenzó a explicar y se quedó callada y rígida como una piedra. En un momento, ni siquiera pudo procesar la manera en el que la familia se acercaba hasta donde se encontraba. 

¿Iban a matarla o algo?

¿Era el grito de un rito satánico? ¡Sabía que su novia no era un pan de dios pero no tenía idea de que andaba en esos pasos!

─Unnie, les recordé que eres mi pareja. ─Murmuró la taiwanesa alzando un poco la voz. ¡Sana quiso responderle! Pero en cuanto los abrazos la inundaron se vio indispuesta de hacer cualquier cosa. ¡Amaba los abrazos pero eso parecía ser una pesadilla! ─¡Yah! ¡Me la están ahogando!

Gritó en coreano por lo que su madre se quedó un poco pensativa hasta que logró entender y le explicó a los demás. Todos comenzaron a dispersarse tranquilamente entre sonrisas por tener nuevamente a Tzuyu en casa.

─Unnie, les recordé que eras mi novia. ─Tzuyu habló está vez alzando un poco su voz, estaba por responderle pero no pude ya que los abrazos de su familia se llevaron mi aliento.

Luego de la conmoción, levantó el equipaje intentando no mostrar lo difícil que era llevarlo. ─Hey, Tzu. ¿Dónde llevo es- ─Su cara fue indignación extrema. Un chico de no más de catorce años se encontraba abrazando a su novia por la cintura mientras que sus dedos acariciaban su cabello.

El chico se giró hacia la japonesa sonriendo con ternura. ¡Pero nada más veía maldad en ese pequeño cuerpo! Tzuyu le extendió la mano invitándole a presentarle al chico. Sana mordió su labio inferior y tomó su mano un poquito celosa. Pero lo que hizo fue atraer a la menor hacia ella y salir caminando rápidamente hacia el segundo piso de su hogar.

─¡Hey! ¿Qué crees que haces? ¿Qué te pasa? ─Se zafó del agarre de una molesta Sana con las mejillas abultadas y un mohín en los labios. ─¡Ese niñito te estaba abrazando! ¡Te estaba haciendo mimos! ─Exclamó moviendo sus manos exageradamente. ─¿Y qué tiene?

Sonrió traviesa esperando que su noviecita explotara. ─¡Que tú solo eres para mí! ─Le dio la espalda como una niña pequeña. ─¿No se puede ir? ¿Y si se pone en mi contra y trata de darte más mimos? ¡¿Y-

─¡Sana! ¡Es mi primo y solamente tiene catorce años! ─Exclamó interrumpiendo las tonterías de la otra con una carcajada. ─¡¿De qué te ríes?! ¡Ya he pasado por esto con Nana! ¡Espero que no se te olvide que intentó darte un besito en mi presencia! ¡Estoy teniendo un ataque!

─¿Un ataque de celos por mi primo? ─Sana chasqueó con la lengua y luego con sus dedos. ─¡Eso mismo! ─Caminó hacia una de las camas y sin más se tiró sin hacerle caso a su novia quien reía como si no hubiese un mañana.

─Hey... ─Caminó hacia ella quedándose parada a unos centímetros de la cama. ─Sabes que soy... solo tuya. ¿Sí? ─Sus mejillas comenzaron a tornarse rojizas por lo que había dicho segundos atrás. Sana sonrió, le encantaba mucho esa faceta.

─¡Te ves tan bonita, abrazable y cute cuando te pones así!

─¡Pensé que ya habías dejado lo de "cute" atrás!