❝ Sana no sabe cuando parar. Realmente no lo sabe. ¡Pero es que no podía dejar escapar la necesidad de decirle a su bonita novia lo adorable que era! Podía decírselo todo el día, y no se iba a cansar.
Bueno, pararía en el momento en el que a ella s...
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꒰ capítulo con contenido adulto. puedes saltarlo si quieres. ꒱
Una importante reunión sería el momento perfecto para pedirle lo imposible a su novia. ¡Tenías las agallas para hacerlo desde un principio! Pero en el momento que ella se alejó de su lado con tan sólo poner un pie en el gran salón, se rehusó un poco. Sana bebía el vino a sorbos en una esquina alejada del gentío. Se mantenía en silencio inspeccionando cada sitio con un semblante poco normal en ella. Si lo pensaba muy bien, tal vez se estaba apresurando para hacer lo que tenía planeado.
La mujer sonríe con cortesía cada vez que se topa con sus compañeros de trabajo, no puede dejar caer sus modales por su ánimo. A pesar de que le era agradable las reuniones mensuales, ahora no se sentía tan bien como para tener una amena conversación con alguien. Las cosas se ponían cada vez más pesadas y eso conllevaba a la disminución de su ánimo. Estaba decaída y un poquito molesta del chico que hablaba animado con su novia. Y cuando hablaba de animado, se refería al coqueteo.
Mordió su labio intentando enterrar al hombre miles de metros bajo tierra con su mirada pero era algo imposible. Giró la vista hacia el reloj en medio del gran salón y suspiró. Eran las doce de la noche y habían estado allí desde hace aproximadamente tres horas, en las cuales su novia no se había presentado a su lado en ningún momento. ¡No quería hacer todo un show! ¡Ella no era de esas personas! Pero no podía evitar el pesar en su pecho y la torcedura en su estómago al escuchar reír con otra persona. De la molestia, tomó algunos bocadillos que estaban a su lado y comenzó a masticarlos ruidosamente ganándose miradas desaprobatorias por parte de las personas a su alrededor.
Honestamente, era lo que menos le importaba en ese momento.
─Les damos muchas gracias por asistir a nuestro evento... ─Habló un hombre alto con un maravilloso porte varonil. Sana no pudo estar más agradecida con su jefe. Todos se acercaron hacia la tarima pero Sana fue la única excepción, caminando hacia la salida. Un poco más lejos, Tzuyu se apresuraba para despedirse de su compañero al notar como su novia se iba rápidamente del salón.
