❝ Sana no sabe cuando parar. Realmente no lo sabe. ¡Pero es que no podía dejar escapar la necesidad de decirle a su bonita novia lo adorable que era! Podía decírselo todo el día, y no se iba a cansar.
Bueno, pararía en el momento en el que a ella s...
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꒰ Pasado ꒱
─Tzuyu, tengo algo muy importante que decirte.
Sus manos comenzaron a sudar inesperadamente cuando el cuerpo de la menor se tensó al escuchar sus palabras, pero no estaba segura de poder guardarlo por más tiempo. Tenía que decírselo ahora o volvería a ser una estúpida cobarde. Sana retrocedió un poco cuando la mirada de la chica se conectó con la suya, nerviosa. Buscando respuestas.
Mordió su lengua deseando encontrar las palabras adecuadas para explicar todo lo que había estado guardando desde hace ya bastante tiempo, algo que, con el pasar de los días crecía más y más y que no estaba segura de poder ocultar por más tiempo. ¿Cómo podría explicar todos los sentimientos entremezclados desde el día que la conoció? Todo era un revoltijo cuando aparecía.
Tzuyu tosió con falsedad para llamar su atención, cosa que funcionó a la perfección y le provocó unos nervios demasiado intensos. Aspiró y exhaló lentamente intentando recordar una y otra vez las palabras que diría a continuación.
Los copos de nieve caían lentamente sobre ellas, casi como si fuera la escena de algún drama de comedia romántica. Sana tomó sus manos frías, y se mordió el labio esperando que con eso los nervios la dejaran en paz por un solo momento.
─Y-yo... ─Se silenció al instante en el que la taiwanesa volvió a mirarla. ─v-verás... tengo que decirte algo importante. ─Sana se golpeó mentalmente por haber dicho lo mismo. Tzuyu asintió un poco avergonzada. ─Yo también tengo que decirte algo. ─Habló nerviosa. ─Dígamoslo al mismo tiempo, ¿qué te parece?
Sana asintió sin pensarlo dos veces e hicieron una cuenta regresiva, desde el diez hasta el número uno. Cuando ambas llegaron al primer número, cerraron la boca. Mirándose para decidir quién sería la primera en decirlo.
La japonesa se mataría después de todo esto.
─Tzuyu, te amo.
─Sana, me gustas.
La susodicha cerró sus ojos con fuerza incapaz de escuchar lo que había dicho la chica hasta unos segundos después. Sus ojos casi salen de su rostro y sus manos apretaron fuertemente las contrarias.
─¿M-me amas? ─Tzuyu habría dicho algo más, pero a causa de los labios de la rubia encima de los suyos no pudo decir nada. Las palabras se habían quedado atrapadas en su garganta pero honestamente no le importaba. No cuando un suave y lento beso se adueñaba de todo su cuerpo. Nada existía para ellas en ese entonces, solamente ellas besándose torpemente en la primera nevada.
─Tú también me gustas, Tzuyu. ─Sonrió. Se acercó alegre y le propinó un efusivo abrazo para luego dejar un pequeño besito en sus labios abultados y rojizos.
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