O25. Conóceme.

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─¡Yerim-ah! ¡Vamos a la parada del autobús! ─Habló tomando las correas de su mochila. ─El bus nos dejará en cualquier momento, apúrate. La chica de cabello castaño nombrada Yerim sonrió avergonzada y negó. ─Lo siento unnie. Me iré con Sooyoung a su casa. ¡Nos vemos el lunes sin falta!

La alta agitó su mano hasta que no fue capaz de observar la figura de la castaña. Suspiró mirando el pasto debajo de sus zapatos comenzando a caminar directo hacia la parada de los autobuses para poder irse a casa, cosa que no le hacía gracia. No acostumbraba a esperar allí sola, por lo que sentía un poco de nervios. Y para su mala suerte, observó el penúltimo bus partir a lo lejos.

Admiró el reloj en su muñeca y notó que eran las cuatro y treinta de la tarde. Si sus cuentas no fallaban, el último bus de esa tarde llegaría una hora después. Jadeó cansada. ─Ah... lo que me faltaba. ─Murmuró por lo bajo acariciando el puente de su nariz. ─¿En serio? ¡Me dejó el bus otra vez!


La pelinegra se congeló en su asiento y deseó estar mil metros bajo tierra. Mejor, en la otra punta del mundo. Esperaba que ella no se diese cuenta de que estaba ahí, a su lado. ¡Sería la peor de las vergüenzas! ¡Y sería todavía peor si la reconocía! Tzuyu desvió su mirada hacia un lado tapándose con su cabello.

─Hey... oye. ─Sus vellos se erizaron en cuanto la chica comenzó a propinarle pequeños golpecitos en el hombro. ─¿Sabes hace cuánto se fue el autobús?

─O-oh... hace unos cinco minutos.


La muchacha asintió y observó hacia el frente, unos segundos después frunció su ceño y observó de reojo a la chica a su lado. Se le hacía un tanto curiosa. ─Eh... espera, ¿no te conozco de algo, por casualidad?

─¿Qué? No, claro que no. ─Tzuyu giró su cabeza viendo a la chica, un terrible error. ─No nos conocemos de nada. ─La pelinegra giró nuevamente su cabeza mientras maldecía por lo bajo. ─¡Oh, sí! ─Sana la tomó por los hombros como si tuvieran la más grande confianza en el mundo. ─¡Tú eres la chica que me estaba espiando ese día en el salón de música!


Tzuyu sonrió nerviosa moviendo ligeramente sus hombros del agarre de la japonesa, pero no funcionaba. Algo que le ponía los pelos de punta era la sonrisa de la chica, no había dicho palabra alguna y sólo estaba mirándola fijamente. Su sonrisa resultaba ser tierna, pero en esos aspectos se sentía un poco tétrica.

─A-ah, sí. Creo q-que era yo. ─Soltó el agarre en sus hombros. ─De todos modos, no era mi intención. Lo siento, solamente iba a la biblioteca ese día.

─No te disculpes, de todos modos seguro te llamó la atención el sonido de una cabra chillando. ─Rió de manera escandalosa, pero Tzuyu era lo contrario. ─¿Cómo puedes decir eso? ¡Cantas precioso!


La taiwanesa cubrió su boca totalmente avergonzada. ¡Esto era a lo que se refería con ser una tonta! Pensó que Sana se sentiría incómoda, pero no fue así. La japonesa golpeó con suavidad su hombro mientras reía tiernamente negando con la cabeza. Unos minutos después, la menor dejó su timidez y nerviosismo a un lado comenzando una pequeña conversación con la bonita chica japonesa. Ambas no se dieron cuenta cuando el autobús llegó.

Ambas juraron ser amigas por siempre.


Aunque, ¿quién creería que en el futuro serían algo más que simples amigas?

Aunque, ¿quién creería que en el futuro serían algo más que simples amigas?

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CUTE! ── SATZUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora