─¡Mi amor! ¡Baja a cenar! ─Escuchó a Sana exclamar por encima de la música. Pensó en levantarse de su cómoda cama pero negó la idea, estaba demasiado cómoda en ella. ─¡En unos minutos bajo! ─Gritó de la misma manera mientras bajaba el volumen de su teléfono. ─Sí claro, en unos minutos...
Habló para sí misma, era mucho pesar el tener que levantarse de la cama. Solamente pensar en bajar las escaleras ya era demasiado. A veces la rubia le reclamaba que era un koala de primera, pero, ¿qué le podía decir? Portaba una enfermedad llamada flojera y era incurable.
O simplemente fue un koala en su vida pasada.
Tzuyu estiró sus brazos hacia los lados ocupando casi toda la cama para ella sola. Cerró sus ojos lentamente y se concentró en las suaves melodías del piano junto a la voz de Sana por medio de sus airpods. ¡Esperaba que nunca se diera cuenta que tenía algo como eso en su teléfono! Aún recordaba el día que grabó su voz a escondidas ─por el simple hecho de que sonaba genial, nunca pensó que a estas alturas la tendría todavía─, en ese entonces ambas cursaban la secundaria.
Era demasiado tímida como para hablarle por su propia cuenta o crear una conversación en menos de diez segundos, por lo que solamente se conformaba con verla de vez en cuando por los pasillos junto a Hirai Momo; una chica graciosa con la que todavía seguía teniendo contacto a pesar del tiempo. La primera vez que habló con Sana fue algo muy tonto que le provocaría vergüenza a cualquiera. Las dos se hallaban en la parada del autobús y ella solamente llegó a hablar de manera animada.
Pasó una de las peores vergüenzas de su vida ese día, estuvo confundiendo palabras todo el tiempo por su presencia.
─¡Zhou Tzuyu! ¡Subiré si no vienes ahora! ─Sana gritó nuevamente. ─¡Entonces ven! ¡No tengo intenciones de bajar! ─Devolvió el llamado mientras reía. Escuchó las pisadas rápidas de Sana por el pasillo hasta que su sombra se divisó por debajo de la puerta, y con todo el derecho se presentó en la habitación con un lindo mohín en los labios.
─Te dije que vengas a comer, amorcito. ─Sana se cruzó de brazos caminando hacia ella, sentándose a la orilla de la cama. ─Baja de una vez, mi vida.
Tzuyu frunció su ceño y realizó una expresión como si fuera a vomitar. ─Ah... no te pongas empalagosa ahora. ─Formó una mueca de asco, pero en realidad le gustaba. Un poquito. ─¿Qué? Pero si a ti te gusta que me ponga así, linda. ─La rubia llevó sus dedos hacia arriba y acarició su mejilla con una cautivadora sonrisa. Sus mejillas no tardaron en enrojecerse e intentó ocultarlas con su cobija, pero ya habían captado la atención de su novia. ─No es cierto, odio cuando te pones así.
─¿Ah, sí? ¿Y por qué te estás sonrojando? ¿Uhm? ─Inquirió acercándose peligrosa hasta quedar a su lado. ─No me estoy sonrojan-
Sana depositó un suave besito que no duró más de ocho segundos. Sus labios se alejaron tan rápido como llegaron y le hizo quejarse en voz alta provocando que la rubia ría. Con ternura, acunó el rostro de la menor y lo meneó de un lado a otro.
─Ven a cenar, ¿sí?
─No quiero. Quédate aquí conmigo.
Sonrió. Rodeó sus brazos alrededor de su cintura y la invitó a acostarse a un lado. Tzuyu suspiró y recostó su cabeza en el hombro de la rubia.
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CUTE! ── SATZU
Fanfiction❝ Sana no sabe cuando parar. Realmente no lo sabe. ¡Pero es que no podía dejar escapar la necesidad de decirle a su bonita novia lo adorable que era! Podía decírselo todo el día, y no se iba a cansar. Bueno, pararía en el momento en el que a ella s...