» 𝑬𝑷𝑰́𝑳𝑶𝑮𝑶

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─Tzuyu, ¿estás bien? ─Nayeon preguntó mientras arreglaba el cabello de la novia. ─¿Tú que crees? Voy en camino hacia mi boda y no puedo dejar de pensar en que maldita sea voy a hacer. ¿Qué pasa si me caigo mientras camino con este vestido tan largo? ─Comenzó a enumerar la cantidad de desastres que podrían ocurrir en menos de diez minutos. ─Si me caigo, seré la burla de todos.

─Hey. ─La mayor le pegó levemente en la cabeza a la menor. ─Deja de quejarte, es el día de tu boda. No deberías preocuparte por nada. Bueno, deberías preocuparte por verte bonita para tu futura esposa.


La chica se sonrojó mirando por el retrovisor para mirar su aspecto, estaba tan hermosa como siempre pero algo era diferente hoy. Una gran sonrisa adornaba su rostro, sus ojos destellaban de felicidad y su estómago al parecer había adoptado a un zoológico entero. Sus ojos se dirigieron hacia abajo, observando su gran vestido blanco que cubría todo hasta sus pies. El corazón de Tzuyu no había parado de latir desde que había salido de su hogar, todo su cuerpo temblaba y solamente quería que el día acabase rápido para estar con su novia.

─Tzuyu, ponte esto. ─Nayeon sacó el hermoso velo, moviendo el rostro de Tzuyu para ponérselo. ─¿Por qué?

─Tzuyu, ya estamos en la iglesia.


Oh, bien. ¡No debería alarmarse! La pelinegra respiró varias veces tratando de recuperar el aire, sus manos comenzaban a sudar y en una ocasión sintió como su vestido se volvía más apretado. ─Tzuyu, te deseo muchas felicidades cariño. ─Nayeon dejó un beso en la frente de la novia bajando con ella encargándose de su cabello y su vestido. Su madre la observó y soltó una que otra lágrima al ver a su hija en tan finas ropas, además de un maquillaje y recogido tan limpio. Tzuyu contuvo sus ganas de llorar, no quería que su maquillaje se corriera ya que probablemente Nayeon la mataría en un solo instante.

"Entremos" Susurró su madre tomando su mano brindándole el apoyo y la protección que necesitaba en ese momento. Su madre dio la señal para abrir las puertas, luego de unos segundos se abrieron de par en par dejando ver a toda la gente esperando por la bellísima novia. Tzuyu casi rompe en llanto al emprender su pequeño camino al altar junto a su madre y su ramo en manos. A lo lejos, Sana se encontraba con lágrimas descendiendo por sus mejillas mientras que su hermana la regañaba limpiándole como la buena hermana mayor que era. Tzuyu sonrió, en aquella gran iglesia no parecía haber miles de personas, sólo eran simplemente ellas dos cumpliendo uno de sus sueños. 

─Te amo bebé. ─La madre de Tzuyu dejó un beso en su mejilla para luego dirigirse hacia su padre, quien miraba seriamente a la menor, pero Tzuyu sabía que estaba orgulloso de su pequeña. La taiwanesa sonrió al encontrarse nuevamente con la mirada de su novia más de cerca, ambas se miraron por unos cortos segundos para luego sentarse para empezar la ceremonia.


La ceremonia fue como la de todas las bodas, aunque en esta hubo muchas lágrimas de por medio y uno que otro chillido por parte de las familias de las casi recién casadas. Por debajo de la mesa dos manos se unían dándose apoyo, amor y comprensión. ─Minatozaki, ¿deseas amar y respetar a Zhou Tzuyu hasta que la muerte las separe? ─Sana asintió para luego decir un sonoro sí, dejando un rápido beso en la mejilla de la menor poniéndola nerviosa. Ambas colocaron sus firmas y todos los presentes se levantaron cuando las dos chicas se levantaron tomadas de las manos, Sana acariciaba los nudillos de la menor mientras que esta apretaba fuertemente la mano contraria.


─¡Puedes besar a la novia! ─La pelinegra susurró un "Ya estaba esperando por eso" para luego tomar a Tzuyu de la cintura desprevenidamente. Uniendo sus labios con suavidad dejando los gritos y el bullicio de la gente atrás, en su mundo únicamente se podía escuchar el latido de sus corazones. Sus dos corazones ahora se formaban en uno solo, ya nadie las podría separar porque estarían juntas para siempre, para toda la eternidad. 




─Sana bebé, te tengo un regalo pero tienes que cerrar los ojos. ─La susodicha cerró sus ojos tanteando por todos lados. ─¿Acaso me vas a hacer un baile en ropa interior?

─¡¿Qué?! ¡No! ¡Pervertida! ─Tzuyu le metió un zape a la chica, la cual solamente pudo chillar de dolor. ¡Tenía la mano pesada!


Tzuyu tomó del codo a Sana dirigiéndola hacia el salón de la fiesta completamente apagado hasta que la menor encendió la luz sonriendo viendo a todos los presentes. ─Abre los ojos, tonta. ─Sana abrió los ojos casi con lágrimas en ellos, a su alrededor todo el mundo gritó en celebración. Absolutamente todos sus amigos de la adolescencia se encontraban allí en el día más especial de su vida, Sana corrió hacia todos ellos abrazándolos a todos mientras gritaba de felicidad.

─¡ZHOU TZUYU ME HACES LA MUJER MÁS FELIZ DEL MUNDO!

─Lo sé.


THE END

THE END

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CUTE! ── SATZUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora