─¡Sana! ¡Mira ese! ─Tzuyu agitó su brazo efusivamente mientras apuntaba hacia un bonito peluche de tortuga en una de las vitrinas del centro comercial. Se suponía que irían a comer a un restaurante pero, la taiwanesa la arrastró sin decir nada más a una tienda totalmente llena de peluches.
─¿Me lo compras? ¿Por favor? ¿Por fi? ─Se le acercó la chica con un puchero en su boquita. ─Por favor... ─Sana rió nerviosamente dirigiendo su mirada hacia otro lado que no fuera a la taiwanesa. ¡No se resistiría si la seguía viendo! Al final su billetera quedaría totalmente vacía por el simple hecho de comprarle lo que quisiera.
Podría comprarle la luna si pudiera.
Oh, se le salía un poco lo cursi.
─Ah... unnie, por favor... ─La pelinegra se giró en su dirección con ojitos de perro. ─¿Puedes, puedes, puedes? ─Juntó sus manos como si estuviese rezando mientras cerraba sus ojos con fuerza. Sana suspiró. ─¿Por qué mejor no vamos a comer? Creo que hay un nuevo menú. ─Sana sonrió tomando dulcemente su muñeca arrastrándola hasta la salida, pero tan pronto como la tomó, la chica se soltó de su agarre.
─Ay... pero es que realmente quiero el peluche. ─Murmuró. Sana debatió consigo misma por unos momentos y se rindió. Entre gruñidos volvió a adentrarse al local y una emocionada Tzuyu iba detrás de ella.
Ambas se adentraron observando los cientos de peluches distribuidos por todo el lugar. Sana se giró para observar a su novia y casi sollozó cuando observó su bonita sonrisa relucir junto a sus rojizas mejillas. Si fuera capaz de tener una cámara profesional, le tomaría más de cincuenta fotos. Y no estaba mintiendo.
De inmediato una chica se les acercó y Tzuyu fue corriendo por el peluche de tortuga que se encontraba en una de las vitrinas. La chica a su lado rió mientras iba detrás de la pelinegra por el tonto peluche que parecía querer más.
─¡Sana! ─La llamó y la susodicha se dirigió a pagar. Ambas salieron del local, la menor riendo y la rubia con un humor de perros. Parecía la escena de un buen dorama.
La chica que amaba más a un peluche que a su novia.
─Hey Sana. ─La rubia la miró expectante. ─Gracias.
─¿Eh? ─Preguntó confundida. ─¿Gracias por qué?
─Oh, es que quería este peluche porque me recuerda a ti. ─Apretó el peluche entre sus brazos con una cálida sonrisa que provocó un par de terremotos en el fondo de su corazón. Aunque, no sabía como reaccionar al hecho de que le recordaba a una tortuga por ser lenta, o eso pensaba.
ESTÁS LEYENDO
CUTE! ── SATZU
Fanfiction❝ Sana no sabe cuando parar. Realmente no lo sabe. ¡Pero es que no podía dejar escapar la necesidad de decirle a su bonita novia lo adorable que era! Podía decírselo todo el día, y no se iba a cansar. Bueno, pararía en el momento en el que a ella s...