─Sana, ¿cómo me veo con esto? ─Había preguntado la más alta mientras daba unas pequeñas vueltas frente al espejo. Usualmente no era una fanática de comprar ropa, pero de repente, le atacaron las ganas de probar algo nuevo. Sana levantó la mirada y negó inmediatamente. ─Creo que no queda bien contigo, quítatelo. Tengo una idea mejor.
─¿Eh? ¡Pero si me queda bien! ─Completó siguiendo con la vista a su novia. ─Estos te quedarían muy bien, créeme. ─Señaló y comenzó a hurgar entre los bonitos vestidos que casi parecían ser de alta costura, Tzuyu negó repetidas veces y se dirigió hacia el vestidor. ─Me niego, son demasiado caros.
─¿Qué tiene que ver que sean caros? Se verían muy lindos en ti. El dinero no es un problema ─Sonrió la rubia tomando la prenda entre sus manos. ─podría comprarte un yate si quisiera.
─No puedes comprarme un yate. ─Rectificó con una ceja alzada, la mayor se cruzó de brazos con una divertida sonrisa. ─Pero si un vestido.
Tzuyu dejó salir un suave "no" mientras se adentraba en el pequeño espacio con el rostro sonrojado. Corrió la cortina antes de comenzar a sacarse las prendas de encima. Ya se había probado demasiada ropa ese día, por lo que se sentía sofocada al observar el montón de ropa sobre la pequeña encimera a su lado, que por si fuera poco, disminuía el espacio.
Levantó el suéter azul quitándolo por encima de su cabeza dejando ver su abdomen plano, luego desabotonó con paciencia ─más que todo para no terminar frustrada ─los botones en el extremo de la falda blanca recogiéndola rápidamente para evitar que se ensuciasen.
─¡Tzuyu, ponte esto y...! ─Las palabras se quedaron atascadas en la punta de su lengua cuando la menor chilló tapándose el cuerpo por inercia. Sana solamente se encontraba ahí, a punto de abrir la cortina por completo con los ojos bien abiertos. ¡Tzuyu no tenía ni idea si estaba avergonzada por el simple hecho de que en cualquier momento alguien podría pasar, o por la mirada de la rubia que quemaba todo su cuerpo! ─¡Primero pregunta si estoy vestida! ¡Jesús!
Exclamó arrebatando el vestido de las manos de la chica quien gustosamente se relamía los labios como si nada poniéndola de los nervios. ─¡Fuera de aquí, maldición!
Sus manos parecían estar hechas de mantequilla puesto que el vestido casi se le resbalaba de las manos al observar el exorbitante precio. ¡Lo devolvería! Pero su novia nunca se cansaría hasta que se lo llevara a casa.
─¿Ya estás lis... ─Sana se paralizó totalmente embobada por un par de segundos observando de la cabeza a los pies a la hermosa chica que moría de la vergüenza. ─¿Lo ves? ¡Estás preciosa!
─¿Qué? ─Negó irrepetibles veces. ─No, no lo estoy. Esto es demasiado para mí.
Sana frunció el ceño y tomó sus manos con delicadeza. ─¿Al menos sabes lo que estás diciendo? ─Inquirió. ─Cariño, te ves súper hermosa, preciosa y pareces una diosa. ¿Está bien?
La menor rodó los ojos cruzándose de brazos y suspirando. Sana tomó su codo con lentitud y después de escanear rápidamente ambos lados de la tienda, las empujó a ambas dentro del vestidor. Tzuyu refunfuñó por lo bajo removiéndose de los brazos ocasionando que la mayor colocara su mano en su boca.
Sana sonrió mientras acariciaba su mejilla levemente con la yema de sus dedos, una suave caricia que provocaba que sus piernas flaquearan.
─Estás demasiado bella como para ser verdad. ─Depositó un pequeño besito en la comisura de sus labios provocando que su corazón comenzara a acelerarse. ─No quiero que nadie te vea así, luego tendré que tomar cargos si alguien muere. ─Tzuyu no pudo evitar reír bajito ante eso. ─Quítatelo, bonita.
Nuevamente frunció su ceño y se cruzó de brazos recargada en la pared del angosto espacio. ─Entonces sal de aquí, ahora.
─¿Eh? ¿Pero por qué? ─Sana preguntó vilmente de manera inocente mientras tomaba ambos lados de su cintura y los acercaba hacia ella, sabiendo que aquello le ponía de los nervios. Con una sonrisa contestó. ─Estoy muy a gusto aquí.
─¡Vete de aquí ahora, sin vergüenza!
─¡No me grites así, preciosa!
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CUTE! ── SATZU
Fanfiction❝ Sana no sabe cuando parar. Realmente no lo sabe. ¡Pero es que no podía dejar escapar la necesidad de decirle a su bonita novia lo adorable que era! Podía decírselo todo el día, y no se iba a cansar. Bueno, pararía en el momento en el que a ella s...