Conocer el significado de “tenemos un 3312” fue misión imposible. Dejé de insistir cuando mis pucheros no consiguieron la información que necesitaba y agregué lo sucedido a la larga e interminable lista de cosas que había dejado de entender.
-¿Quieres ir a mi casa?- preguntó Lauren mordiendo suavemente el lóbulo de mi oído causando que suelte un pequeño suspiro.
-Seguro.- respondí con una enorme sonrisa.
Decir que conocí cada rincón de su casa sería quedarme corta.
Habíamos hecho el amor en cada habitación que me resultaba increíble pensar que el cuarto de lavado se mantenía a salvo, hasta ahora.
-¿Tus padres tardarán en llegar?-
-No lo harán.- respondió en medio del beso mientras se deshacía de mi blusa.
-¿Tus hermanos?-
Era una costumbre para mí hacer esas dos preguntas cada vez que iniciábamos con nuestros juegos y era una costumbre para ella responder de la misma manera.
-Están en casa de Dinah.- respondió a punto de abrir mi sujetador.
-No es verdad, estoy aquí.- una voz a nuestra espalda nos hizo pegar un salto que estaba segura llegaríamos al techo. Lauren me colocó tras su espalda evitando que la chica ubicada en el sillón pudiera mirar mi torso semi desnudo.
-Tay, ¿qué haces aquí?- preguntó con asombro.
-Viendo como mi linda hermana se come a su novia en medio de la sala. ¿Tan lejos resulta tu habitación?- preguntó con una sonrisa.
-No, es solo que…- Lauren intentaba explicárselo.
-Déjalo.- pidió la joven de verdes ojos. Sus ojos eran lindos, pero los de Lauren eran increíbles.- ¿Ella es tu novia?- preguntó mientras se levantaba del sofá y caminaba hacia nosotras, intentando mirarme.- Hola, mi nombre es…-
-Taylor, preferiría que no te acerques.- dijo Lauren tratando de cubrirme.
-Oh si, lo siento.- caminó hacia mi blusa para recogerla y dármela.
-Gracias.- la recibí con una mano, tratando de cubrir mi pecho con la otra.
-Puedes… ¿puedes voltear?- le preguntó Lauren cuando ella seguía mirándonos con su tierna sonrisa.
-Vaya, Lauren, no te recordaba así de protectora… ¿o son celos?- preguntó antes de girar su cuerpo al otro lado de la habitación.
Lauren no respondió, pero volteó a mirarme para ayudarme a colocar la blusa.
A veces sus acciones más simples lograban colocar una sonrisa enamorada en mi rostro.
Besé sus labios antes de separarnos.
-Puedes girar.- le informó.
-Eres bonita también con ropa.- dijo ella causando que me sonrojara.- Hola, soy Taylor.- estiró su mano.
-Camila, un gusto.- respondí a su saludo.
Me resultó extraña tanta formalidad por una simple presentación. Ella era menor y sin embargo sentía que me presentaba con algún amigo empresario de mi padre.
-¿Qué haces aquí, Taylor? Se supone que estarías en casa de Dinah.-
-Vamos, Lauren, no puedes pensar que jamás me cansaré de estar en casa de los señores Hansen.- Hablaba Taylor con demasiado respeto.- Sus hijos son divertidos pero no puedo jugar siempre con ellos. Necesito paz y tranquilidad por un tiempo.-
