Capitulo 39

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Volver para subir al auto de Dinah resultó ser peor de lo que esperaba. Sentía que perdía todo el orgullo y la dignidad que me quedaba.

Debí quedarme en la parada de buses hasta que amaneciera y tomar el primer colectivo que encontrara.

Era mejor que compartir el mismo aire con la chica que me odiaba.

-¿En dónde vives?- preguntó ella encendiendo el vehículo.

-Sigue de frente, te iré guiando.-

-Bien.- respondió cortante.

Si tenía que soportar unos minutos con ella, al menos haría que valga la pena.

-¿Por qué me odias, Dinah?-

-No te odio.-

-Venga, que para actriz el papel te queda grande. Gira a la izquierda.-

-¿En serio? Vaya… es una pena quiero decir, y yo que pensaba dejar mis estudios para marcharme a México y trabajar en una telenovela.-

-A la derecha. No te lo recomiendo, pero si quieres ganar dinero busca un trabajo en donde paguen por el sarcasmo. Realmente te iría bien en eso.-

-Es lindo saberlo, ¿crees que tu papi quiera contratarme? O ¿contigo ya tiene suficiente?-

-El sarcasmo no va conmigo. A la derecha.-

-Tienes razón, las mentiras van más con tu estilo.-

Esto apenas comenzaba.

-¿Cómo supiste que estaba mintiendo?- aquella pregunta seguía dando vueltas en mi cabeza.

-Cualquier persona con dos ojos y criterio propio podría verlo. Lástima que Lauren esta tan enamorada de ti que no ve lo mentirosa que puedes llegar a hacer.-

-¿Es por eso que me odias? ¿Por qué Lauren está enamorada de mí y dejó de pasar tiempo contigo?- intenté adivinar.

-No te odio.-

-¿Estas segura? Puedo ver el letrero de tu frente que dice “Aléjate, Camila”.-

-¿Solo dice eso?- preguntó con tristeza.- Haré que lo reparen.-

-Cuando lo hagan, agrega un “Soy una jodida insoportable”, por favor.-

-¡¿Yo soy una jodida insoportable?- preguntó con incredulidad.- Te veo todos los malditos días en la cafetería, bromeando con Ally y besándote con Lauren y tú crees que yo soy la insoportable.-

-¿Te molesta que vaya a la cafetería?- veía como sus manos se apretaban fuertemente al volante.- ¿Te molesta mi presencia o es la indiferencia que recibes de Lauren cada vez que yo estoy cerca?-

-¿Lauren?- preguntó confundida.

-¿Te gusta Lauren?- hacia pregunta tras pregunta y el tiempo que ella tenía para pensar en una respuesta era nulo.

-¿Qué? Lauren no me gusta…-

-¿Quieres que me aleje de ella?-

-Si.-

-¿La quieres para ti?-

-No…-

-¿Quieres a Lauren en secreto?-

-Camila, para.- dijo pasando una mano por su cabello. Sentía su frustración.

-¿Crees que Lauren es…-

-¡Esto no es por Lauren!-

Me quede en silencio por un momento tratando de organizar mis ideas. El problema era yo pero no por salir con Lauren…

-¿Yo… te gusto?- pregunté en un susurro.

Ella estaciono frente a mi casa y desabrochó mi cinturón de seguridad.

-Es hora de que te vayas.-

Mi cara era de sincero desconcierto pues no creía que esa hipótesis pudiera ser una opción. Algo me decía que el odio que Dinah sentía por mí no era por un prohibido enamoramiento. Había algo más entre líneas. 

Me resultaba difícil encajar las piezas de mi rompecabezas.

Pero justo ahora acababa de descubrir una pieza más para mi larga colección.

-Jamás te dije la dirección de mi casa, Dinah.-

Ella elevó la mirada, como asimilando la idea de que habíamos llegado a mi casa sin que yo terminara de guiarla.

La discusión no fue algo espontáneo. Estaba segura de que ella conocía cosas de mí, cosas que me resultaban difíciles de explicar pero que ella conocía.

No me equivoque.

Solo tuve que entretener su mente para que, de manera inconsciente me dijera aquello que yo ya sabía.

Ella también me conocía.

-Camila…-

-Ahórratelo.- dije segura antes de bajar de su auto y caminar hacia mi casa.

Durante toda la noche Lauren llamó en innumerables ocasiones pero tenía un increíble dolor de cabeza que me impedía pensar en contestarle.

Llevaba tiempo sufriendo de migraña y nada en el mundo podía ser peor que eso.

El sueño llego alrededor de las tres de la mañana pero no duro mucho, pues a las ocho tocaron la puerta de mi habitación.

-Adelante.-

-Señorita Camila.- Era Nora.- Hay una joven en la sala esperando hablar con usted.-

Sabía de antemano de quien se trataba.

-Dile que compré un boleto a Ecuador y que ahora estoy nadando con tortugas en las Islas Galápagos.-

Giré mi cuerpo y volví a acomodar mi almohada para seguir durmiendo.

-Espero que no hayas olvidado el protector solar.-

Esa no era Nora.

Giré la cabeza para ver a Lauren mirándome desde el lumbral de la puerta.

-Islas Galápagos, ¿eh?-

Tome mis mantas y las subí para cubrirme por completo.

Quería seguir durmiendo.

Loca por ti (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora