Volví a mi auto, ignorando las suplicas de quedarme y escuchar una mentira más para la eterna colección. Manejé lo más rápido que pude, mientras mi cabeza tenía un nudo de pensamientos y mis ojos dejaban escapar cuantas lágrimas le eran posibles.
¡¿Qué carajos sucede conmigo?!
Golpeé con fuerza el volante mientras me detenía frente a una intersección. Había una sola persona capaz de responder a mis preguntas y necesitaba verla ahora.
Mi desconcentración era tan grande que casi golpeo contra un faro. Llegar a casa de Normani me tomó más tiempo del requerido. Debía tener cuidado si deseaba llegar con vida.
-Mila, no sabía que vendrías…- dijo apagando el televisor.
Al igual que ella, ninguna de las dos necesitaba invitación para ir a la casa de la otra, mucho menos para llegar hasta la habitación sin el ridículo formalismo de la servidumbre.
-¿Qué sucede conmigo, Normani?-
-¿Qué? ¿A qué te refieres?- preguntó confundida mientras me miraba.- ¿Estas bien? ¿Por qué luces como si hubieras estado llorando?- ella se levantó hacia mí pero yo camine al lado contrario de la habitación.
-Eres mi mejor amiga, Normani. ¿Serias capaz de mentirme?- vi como su rostro cambió de inmediato. Ella me miraba fijamente. –Hemos sido amigas desde el jardín de infantes. Tu nunca me mentirías ¿No es así?-
-Mila…-
-¡¿No es así?!- grité mientras mis ojos volvían a cristalizarse.
Ella permaneció en silencio.
-Necesito que me digas ¿qué está pasando?- exigí.
-Yo… lo siento, no puedo.- su respuesta era segura.
-¿Disculpa?- mi pregunta era incrédula.- ¿No me dirás que rayos sucede aquí? ¿Por qué un “3312” involucra al padre de Lauren en estado alcohólico? ¿Por qué él me conoce? ¡¿Por qué todos parecen conocerme?¡-
-¿Viste a su padre?- preguntó sorprendida.
-Y a Dinah en mis recuerdos.- su rostro se tornó más sorprendido. –Dinah me sonreía y yo intentaba dejar un beso en su mejilla mientras ella me esquivaba. La vi en mi cuarto mirando una película, la vi llorando mientras yo la abrazaba tratando de consolarla. La vi sonreírme una y otra vez en mis recuerdos. Dinah me miraba sin rastro de odio en sus ojos. Parecía quererme, Normani.-
-Camila…- intentó acercarse de nuevo.
-Quédate donde estas.- Dije con firmeza mientras limpiaba mis lágrimas.- Lo único que necesito de ti es la verdad. ¿Por qué no puedo recordarla?-
-Yo… no puedo decírtelo.-
-¿Qué? ¿De qué estás hablando?-
-Lo siento, Mila…-
-No, no es verdad. ¡Tú no lo sientes!-
Intenté salir de su habitación pero se interpuso en mi camino.
-Por favor, no te vayas-
-¿Qué carajos me pasó?- volví a preguntar en un último intento.
-No puedo decírtelo, Mila.- agachó su cabeza.
-Entonces déjame salir.-
Intenté irme pero de nueva cuenta ella me detuvo sujetando mi muñeca.
-No puedo decirte lo que sucedió, Mila. Debes ser tú la que llegues a recordarlo.-
-¡No puedo hacerlo!- grité exasperada.- Si pudiera recordar no estaría aquí suplicándote por la verdad.- Normani me miró y continuó su mirada hasta llegar a mi brazo que seguí preso bajo su agarre.
-¿Qué es esto?- me preguntó mirando una cicatriz en mi muñeca derecha.
-Sabes lo que es.- respondí con obviedad.
-¿Cómo te la hiciste?- volteé los ojos por su estúpida pregunta.
-No tengo tiempo para juegos.- solté su agarre para seguir caminando.
-¿Cómo te la hiciste, Mila?-
Irritada giré en el lumbral de la puerta para responder a su inútil pregunta.
-Me caí del maldito caballo en el Campeonato de Salto Ecuestre. ¡Estuviste ahí!-
Ella me miró y suavemente movió su cabeza en señal de negación.
-¿Qué? ¿Eso qué significa?-
Pero Normani parecía no querer responder a más preguntas.
-Contéstame una última cosa.- literalmente suplique.- Tu jamás me mentirías, ¿No es así?-
La única respuesta que obtuve fue ver como agachaba la mirada evitando enfrentarse con la mía.
-Cuando te opusiste a mi relación con Lauren, te dije que no siempre podrías cuidarme. Te dije que no tiene que ser ella la persona que me rompa el corazón.- la mire mientras volvía a limpiar una lagrima que llegaba a mis labios.- No me equivoque. No fue ella la persona que acaba de lastimarme.-
Ella volvió a mirarme y vi como dejaba escapar una lágrima silenciosa sin la mínima intención de hacer algo más que llorar.
-No quiero volver a verte.- aseguré antes de salir de su habitación.
Escuche su llanto pero lo ignore, pues el mío era mucho más fuerte e incontrolable que el de ella.
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No dejen de sonreir 😄
-Stefa ♡
