-¡Son unas salvajes! Mire lo que le hicieron a mi brazo.- enseño su brazo pero no había más que un pequeño rasguño en él. Blair siempre tan dramática, mientras el resto de nosotras intentó cubrir fuertes moretones con maquillaje.
-¡Deberían mandarlos a la correccional, son delincuentes!- las opiniones de mis compañeras eran lanzadas en el pequeño auditorio escolar mientras la rectora nos escucha, totalmente molesta.
-¡Nadie será expulsado y nadie será enviado a la correccional!- aseguró.- Ustedes son el equipo de softbol de la institución, su deber era representarnos y ganar el partido ¿algo no les quedó claro?-
-Ellas empezaron.- habló Normani.
-Hable con el rector y aceptaron la culpa por lo que tendrán su castigo.- festejamos la noticia.- Al igual que ustedes.- todos hicimos silencio.
-¿Qué quiere decir?- preguntó Shawn sentado a unos asientos por detrás.
-Ustedes son tan culpables como ellos en esta situación.-
-Ellas metieron nuestras maletas en un bote de basura y lo llenaron con algún asqueroso y nauseabundo líquido.-
-¡Arruinaron mi teléfono!- recalcó Cecily.
-Si hubieran pensado las cosas y hubieran acudido a un superior en lugar de empezar una pelea, la situación fuera diferente y ustedes estuvieran libre de culpa. Pero en lugar de eso decidieron lanzar el primer golpe y amenazar al director por lo que no tengo más opción que tomar las siguientes medidas.- Caminó por el escenario mirándonos a cada uno de nosotros.- Cumplirán 60 horas de trabajo comunitario empezando desde mañana.-
-¿Volveremos a jugar con esos pobres?- preguntó Normani con sarcasmo.
-Mejor que eso, señorita Kordei. Limpiaran calles y parques con ellos.-
-¿Qué?- preguntamos todos al unísono.
-El autobús escolar los llevará después de clases y un maestro se encargará de tomar asistencia y de vigilarlos.-
-No puede ponernos juntos de nuevo, nos asesinaran.-
-Pues intenten que eso no suceda.- respondió con simpleza mientras bajaba del escenario.
-Los chicos no fuimos parte de la pelea.- habló Shawn tratando de salvar al sexo masculino.
-Son un equipo, señor Méndez. Todos para uno y uno para todos.- dijo con una ligera sonrisa.
-Usted no puede hacernos esto, hablaré con mi padre.- amenazó sacando su teléfono.
-Hágalo pero ya tengo su firma autorizando su castigo. Tengo la firma de todos sus padres justo aquí.- y mostro unas hojas que, seguramente firmaron los padres de familia en la reunión que tuvieron unas horas antes a la nuestra. -Ahora pueden retirarse.- nos dijo mientras empezaba a caminar por el pasillo, continuó su camino para salir por las imponentes puertas del auditorio, dejándonos a todos nosotros sin palabras.
Esto era increíble.
Tomé mi bolso y salí del lugar tan enojada como era posible, lo último que le faltaba a mi vida era hacer trabajo comunitario.
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-Esto es un mal chiste.- murmuré al bajar del autobús y mirar el inmenso parque que teníamos que limpiar.
-¿Acaso esto puede empeorar?- preguntó Normani con tristeza al seguir mi mirada.
-Pero mira quien acaba de llegar, la niñita de mami y la niña mimada que nos honran con su presencia.- no necesitamos voltear para saber de quien se trataba.
-Por supuesto que puede empeorar.- comentó Normani volteando los ojos antes de girar para encontrarnos con las chicas tras nuestra espalda.
-¿Acaso salieron del desfile de modas para venir a limpiar el parque?- preguntó Dinah al mirar nuestros uniformes escolares. Teníamos elegancia, tal vez demasiada para recoger basura.
-¿Acaso se escaparon de un desfile de vagabundos?- pregunté yo mirando sus atuendos. No utilizaban uniformes en su secundaria y su ropa carecía de estilo. Dinah vestía de manera deportiva y Lauren llevaba unos jeans negros junto con unas botas militares del mismo color y una camiseta de alguna extraña banda. Lucía bien, pero no tenía permitido aceptarlo. –Oh no espera, es solo su ropa.-
-Vaya, la niña mimada sabe hablar.- dijo Lauren.
En toda esta ridícula pelea jamás dije un comentario ofensivo o algo que pudiera empeorar las cosas pero de todas formas ya tenía el odio sin sentido de Dinah, así que actuaría de la misma manera en la que ellas lo hacían.
-Esta niña mimada sabe hacer mucho más que eso.- dije retórica.
-Pues ven y demuéstramelo.- animó mirándome a los ojos mientras su rostro me regalaba una hermosa sonrisa.
La miré confundida, pues en sus palabras no había odio ni sus ojos me miraban de la manera en como miraba a Normani. No había odio dirigido hacia mí.
-Mantente lejos, Jauregui.- comentó Normani increíblemente seria, llamándola por su apellido.
-Chicos por favor, acérquense.- habló un maestro captando la atención de todos, excepto la mía y la de Lauren, pues nuestras miradas seguían conectas. Ella me miraba con una sonrisa y yo la miraba tratando de descubrir porque sus increíbles ojos verdes se sentían tan familiares.
-Mila, vamos.-
Y Normani tomó mi mano para llevarme junto al hombre, rompiendo el extraño momento con la loca del consultorio.
Mi entrenador se colocó en medio con una enorme bolsa naranja.
-Cada uno se acercará a tomar un palo recogepapeles o una pinza para comenzar con el trabajo. Mis estudiantes limpiaran la zona norte y ustedes.- miró al maestro del otro instituto.- la zona sur.-
Con estas indicaciones cada uno se acercó por los materiales y nos dividimos por todo el lugar.
-Con todas tus clases, ¿Cómo es posible que tus padres aceptaran esto?- me preguntó Mani mientras caminábamos recogiendo fundas plásticas y botellas vacías.
-Dijeron que necesitaba disciplina y para joder más mi vida, movieron todas mis clases para que no pueda perder una sola.-
-Aun me pregunto a qué hora vas al baño.-
-De 5h00 a 5h30, mientras espero que el maestro de francés llegue.- Mani me miró como si esperara que bromeara.
No lo hacía.
-Odio tu vida-
-También yo.-
Respondí sincera y me alejé para recoger unos papeles que había bajo un pequeño árbol.
