Al volver a casa lo primero que hice fue buscar todos los álbumes fotográficos que tenía antes de caminar a mi habitación. Llegué a mi cama y coloqué todo sobre ella para empezar a separar las imágenes que tenía.
No la conocía del internado.
No manteníamos el mismo círculo de amigos.
No la recordaba de los campamentos vacacionales.
Ni del club de los socios.
No creía que era económicamente solvente para que frecuentáramos los mismos lugares.
Si estudiaba en aquel instituto y trabajaba en una cafetería, no era una persona de sociedad.
Era imposible que nos conociéramos con anterioridad.
-Feliz año nuevo, Kaki.- habló Sofí sacándome de mis cavilaciones mientras entraba en mi habitación.
Había estado tan concentrada en las fotografías que no la había escuchado llegar.
-¿Qué haces?- preguntó llegando junto a mí.- Oh, recuerdo esta imagen.- dijo tomando una fotografía del millón que había por toda mi cama.- Sandra y Marrielle se esforzaron mucho para conseguir que tu fiesta de cumpleaños realmente sea una sorpresa.-
Miré la imagen que tenía y yo aparecía en ella. Lucía muy sorprendida pues había llegado a la sala de entretenimientos por una llamada de Sofí y todo el mundo se encontraba ahí, deseándome feliz cumpleaños y llenándome de abrazos.
-¿Las extrañas?- preguntó mirando como Sandra y Marrielle estaban frente a mí lanzándome conffeti en el mismo instante en el que entré a la habitación.
-Por supuesto.- dije mientras tomaba el último álbum de fotos que me faltaba revisar.
-Kaki, ¿extrañas el internado?-
-Todos los días.- fui sincera. Esta vez levanté la mirada para encontrarme con sus hermosos ojos cafés.- Extraño poder verte todos los días, ver a Sandra y Marielle, ir por comida en las noches o ver una película en tu habitación. Claro que lo extraño.- dije con tristeza.
Creo que Sofí lo notó y de inmediato cambió el tema de conversación.
-¿Qué Haces con todas estas fotografías?- preguntó extrañada.
-Busco a alguien que no puedo recordar.-
-En un álbum de tu preescolar.- se rio mientras apuntaba a mis imágenes de infancia.
-Pudimos haber compartido plastilina en el jardín de infantes.- mi hermanita volvió a reír.
-Me encantaría ayudarte en esta difícil misión.- dijo con sarcasmo. No sabía que ya podía utilizarlo.- pero debo ir a empacar mis cosas.-
-¿Te vas tan pronto?- pregunté con tristeza, sintiendo que estos pocos días junto a ella no eran suficientes.
-Las clases empiezan mañana.- dijo ella igual de triste. No estaba segura del motivo de su tristeza, pero creía que era porque las clases volvían a empezar más que por irse. – El auto me llevará a las 6 pm.- informó mientras caminaba a la puerta.
-Espera, ¿mamá y papá no te llevarán?- pregunté indignada.
-Ellos no han vuelto de sus vacaciones y es muy probable que no los vea antes de partir.- otra vez esa mirada triste en su rostro. –pero está bien, Daniel se encargará de llevarme.-
El trabajo de Daniel era ser el chofer de la familia, el trabajo de mis padres era actuar como tal y cuando mucho fingir interés por nosotras. Aunque Daniel no recibiera una paga por sus obligaciones, haría un mejor trabajo que mis padres en cuidarnos.
