-¿Qué significa eso?- me preguntó con una sonrisa en el rostro. Se veía hermosa cuando sonreía.
-Significa que no te metas en mi vida.-
-¿Solo eso?- preguntó ella caminando hacia mí.
-Y que te preocupes por tus cosas y me dejes en paz.- dije mientras yo retrocedía.
-Por “tus cosas” ¿te refieres a mi novia?- cada vez estaba más cerca.
-Me refiero a tus cosas en general.- y mi espalda chocó contra la nevera.
Ya no tenía escapatoria.
-Te refieres a mi novia.- confirmó a centímetros de distancia.
Ella me miraba fijamente y yo me sentía tan nerviosa que mis pensamientos empezaron a colapsar en mi cabeza.
-¿Nadie nunca te habló del espacio personal?- le pregunté fingiendo resistencia.
-Contigo siento que eso empieza a sobrar.-
Y con estas simples palabras sentí como mis piernas comenzaron a temblar.
No sabía que decir ni lo que tenía que hacer. Estaba perdida en el increíble color de sus ojos que no se retiraban de los míos.
¿Acaso tenía magia en ellos?
Se sentía como si así fuera.
Cuando algo inteligente por fin llegó a mi cabeza, el grito de Brad interrumpió mis palabras.
-¡LA POLICÍA!-
Y en cuestión de segundos se hizo un caos tan grande que sentía a la gente empujarme a su paso por llegar a la salida. Y mientras ellos salían, yo intentaba hacer mi camino de vuelta al jardín trasero.
Tardé más de lo necesario por la cantidad de gente que me lo impedía pero cuando llegué, todos lo que habían estado en la piscina desaparecieron, incluida Normani.
Mi desesperación empezó a crecer cuando en el mar de gente no podía encontrarla y sentí mi corazón detenerse cuando vi al primer policía ingresar en la casa tomando a la fuerza al primer chico que encontró. Varios policías entraron en la casa después de él.
Volví a salir al patio trasero con la desesperación de encontrar una salida. Vi a varios chicos saltando la barda de madera, por lo que en mi momento de bloqueo fue lo más inteligente que encontré por hacer. Empecé a correr hacia ella pero antes de darme cuenta, una chica tomó mi mano evitando que me acercara a la barda.
-Ven conmigo- me dijo empezando a correr de nuevo hacia la casa.
-La policía está ahí. No podemos volver.- me detuve a mitad de camino, pensando seriamente en volver hacia la barda.
-Confía en mí.- me pidió mirándome a los ojos.
Confiaba en ella sin necesidad de que me lo pidiera.
Volvimos a correr pero en lugar de entrar a la casa, empezamos a rodearla. No creía que esto daría resultado pues las luces de las patrullas indicaban que había más de una en la entrada principal. Lauren empezó a disminuir su paso, ocultándonos tras el auto de Brad. Podía ver que frente a nosotros un policía vigilaba nuestro camino.
-¿Qué hacemos ahora?- le pregunté en su susurró.
-Esperar.- fue todo lo que dijo.
Volví a mirar hacia atrás, la barda de madera seguía siendo mi mejor opción. Tal vez si corría de vuelta… pero miré mi mano derecha solo para ver como Lauren la sujetaba, como si tuviera miedo de que escapara, o tal vez era su manera de cuidar de mí…
