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Rodrigo y yo no parábamos de reír, le echaba muchísimo de menos y no me acordaba lo divertido que era estar con él. Nos lo pasábamos en grande y después de tantos años lo seguíamos pasando igual. Mi amigo me guió hasta un restaurante del cual es amigo del chef, gracias a eso nos invitaron al vino que quisiéramos, obviamente elegimos el más caro de todos, había que aprovechar la oferta.

Normalmente yo no bebía alcohol mientras comía, no me gustaba mezclar las dos cosas, pero esta carne tan deliciosa debía estar acompañada por un vino blanco tan bueno como el que estábamos tomando. Tinto no, odiaba el vino tinto.

A parte de reír, también nos estábamos poniendo al día sobre nuestras vidas, familias, etc. Me contó que mañana había quedado con sus padres a comer, me había ofrecido a ir con él, no estaba muy segura, debía pensarlo. Al fin y al cabo no podía abandonar todo el viaje al señor Hidalgo, me daba pena.

-¿Qué tal están tus padres?-Preguntó mientras comía un trozo de filete.

Dejé de beber de mi copa y le sonreí.

-Genial, trabajando duro como siempre en la granja, y mi abuela supervisando a mi padre.

Soltó una risotada haciendo que todos los del restaurante nos mirasen como por décima vez. Llevábamos montando un escándalo desde habíamos aplastado el culo en las sillas.

-Tú abuela siempre tan genial. ¿Y tú hermano? La última vez que supe de él era que entraba al instituto.

-Con ganas de irse como yo, ambos estamos imitando los pasos de mi tío y claro, está dando por alcanzar sus sueños.

-Como tú, ¿cierto?-Preguntó tomando mi mano por encima de la mesa.

Ese gesto tan íntimo me puso la cara roja como un tomate, o tal vez solo era por el efecto del alcohol en mis venas.

-Sí.-Sonreí mirando a mi plato.- Paso a paso lo estoy consiguiendo, pero acabará pronto.

Frunció el ceño mientras acariciaba mi mano con su pulgar.

-¿Eso por qué?

Tragué pesado y alcé la mirada para mirarle a los ojos.

-Mi puesto de trabajo es temporal, hasta que encuentren alguien. No me quejo la verdad, es normal que no confíen en alguien que acaba de salir de estudiar, aún me falta práctica.

-Oh vamos ¡Gab! Eres perfecta para el puesto, seguro que al final te quedas con el puesto.

Solté un suspiro soltando la mano de Rodrigo y le regalé una sonrisa torcida.

-Ojalá tengas razón.

-Si no te podríamos dar el puesto en nuestra empresa.-Me ofreció juntando sus dedos.

Abrí los ojos como platos y negué después de haberle dado otro trago al vino.

-No, me niego, no quiero aprovecharme de ti.-Solté con sinceridad, no estaba tan loca.

Volvió a reír.

-Tranquila, no lo haces, estarás a prueba un mes, claro está, pero tienes las puertas de nuestra empresa abiertas.

-Gracias Rodri, sigues siendo un gran amigo.-Le agradecí con una sonrisa radiante.

Terminamos de cenar al cabo de un rato mientras seguíamos hablando de cosas aleatorias. A la hora de pagar pretendía invitar él, pero como buena toca pelotas que era, pagué yo todo, hacía mucho que no lo veía y me hacía ilusión.

Habíamos pensado en llamar un taxi para que me llevase al hotel y luego se marchase él a su casa, pero optamos por ir caminando, aunque mis pies me ardían.

Forastera [Serie Forastera#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora