La semana había pasado la mar de tranquila, me había centrado en preparar la fiesta del próximo viernes, nadie había atentado contra la vida de mi tío, y Nataniel y yo nos encontrábamos en la mejor parte de nuestra relación. Obviamente discutíamos, era por chorradas mínimas que, la mayoría eran básicamente por Rodrigo.
Habíamos quedado un par de veces esta semana para comer juntos, incluida Daniela, ellos también se llevaban bien, prácticamente íbamos los tres juntos a todos lados. Miento, íbamos los cinco a comer todos juntos, Óscar y Laura se venían, habíamos hecho un buen grupo. A penas he quedado con él a solas, pero ya se lo advertí, es mi pareja no mi padre. Por mucho que le quisiera no me podía impedir ver a otros chicos solo por sus celos, debía aprender a controlarse. O si no le enseñaría a él porque me tenía hasta las narices cuando se ponía en modo macho superior.
Hoy era lunes, lo que significaba que debía terminar los últimos preparativos para la fiesta y que vendrían mis padres y mi hermano. Me hacía ilusión verles, les echaba muchísimo de menos, sobre todo a mi hermano.
Gracias a Óscar y Laura ayudándome en todo lo que podían, apenas tenía trabajo acumulado. Ya no era una simple ayudante en el departamento de marketing, lo dirigía. Sí, era temporal ese puesto hasta que llegase alguien nuevo y me lo arrebatase, pero de momento quería disfrutar todo lo que pudiese.
Mientras estaba en mi despacho revisando unos papeles sobre una nueva publicidad para captar más clientes, mi secretaria llamó a la puerta abierta. Alcé la vista para prestarla atención.
-Gabriela, el señor Hidalgo está aquí, dice que necesita hablar con usted sobre un tema importante.
Fruncí el ceño dejando los papeles a un lado.
-Está bien, que pase, gracias Natalia.
Nada más puso un pie dentro, Nataniel cerró la puerta, menos mal que las paredes no eran de cristal dando así privacidad a la sala. A excepción del gran ventanal a mi espalda.
-Tenemos que hablar.
-Eh, cálmate.- Me puse en pie hasta quedar en frente de él y acunar su rostro entre mis manos.- ¿Qué te ocurre?
-Te lo digo solo si no te ríes de mí, ¿vale?-Sí que se le notaba nervioso.
Negué con una sonrisa mientras me dedicaba a acariciar sus mejillas con mis pulgares.
-Lo siento pero no puedo prometerte eso, vamos, dime qué pasa.-Sinceridad ante todo amiga.
Nataniel soltó un suspiro a la vez que se separaba de mí y tomaba asiento en una de las sillas. Momento que aproveché para sentarme sobre sus piernas y pasar mis brazos por detrás de su cuello.
-Estoy nervioso por conocer a tus padres.
Alcé una ceja mirándole esta vez con seriedad.
-¿Por qué? No van a saber que eres mi novio, no deberías preocuparte.
-Ellos no lo saben, pero yo sí.-Contestó para después sonreírme de forma pícara.- Por cierto, me gusta cuando me llamas novio.-Me dio un tierno beso en los labios mientras yo sonreía.
-La verdad, me gustaría que los conocieses como es debido.-Murmuré con un puchero.
No mentía, tenía muchas ganas de que mi familia supiera que tenía una relación formal con un chico fantástico al cual quería mucho y él me quería a mí. Pero el trabajo lo complicaba, no quería que nuestros puestos de trabajo se viesen perjudicados.
-Lo mismo digo preciosa, es una pena.
Asentí y volví a darle un beso antes de volver a hablar.
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Forastera [Serie Forastera#1]
RomanceGabriela llega a Madrid deseosa de cumplir su sueño, centrada cien por cien en ello. Pero lo que no sabes es que, Nataniel, entrará en escena. ¿La distraíra en su camino? ¿O la ayudará con su apoyo? Una historia de amor que, tal vez, tenga cierto cl...