23.

112 5 0
                                    

Llegó el momento de entrar a la fiesta, de dar la cara ante toda la gente que estaba deseando fotografiarnos. No había visto tanta prensa junta en la vida y eso me daba miedo.

Como no cabíamos todos en un coche, Nataniel tuvo que alquilar una limusina, di que sí, para llamar aún más la atención si es posible. Primerio salió mi familia, mi tío les estaban esperando para entrar juntos. Sujeté con fuerza la mano de Nataniel mirando al exterior, miles de fotógrafos enfocaban la puerta dejándome ciega con los flases.

-Tranquila, todo saldrá bien.-Me susurró al oído sin soltar mi mano.

Asentí sin estar muy segura. Tomé aíre y miré a Nataniel.

-Estoy lista.-Le anuncié, aunque en verdad no lo estuviera. Ni lo estaría nunca.

Antes de salir y dar la cara al mundo, juntó nuestros labios para darme un tierno y dulce beso. Sin soltar mi mano, salió él primero del coche y me ayudó a salir a mí. La noche se iluminó gracias a las cámaras de los fotógrafos, toda la atención estaba centrada en nosotros. No paraba de escuchar preguntas lanzadas para Nataniel y para mí. No respondimos a ninguna. Caminamos hacia la entrada como si nada ocurriese, hasta que, el muy imbécil de Nataniel me frenó tomando mi rostro por la barbilla y me besó delante de todos.

¡Cabrón! Esto no me lo esperaba y lo mínimo que podía haber hecho era avisarme. En cuanto nos separamos, pudo ver lo mucho que estaba cabreada a la vez que sonreía de fingiendo felicidad. Se va a enterar en cuanto entremos.

En la puerta nos esperaban dos hombres de seguridad, que, siguiendo el protocolo como todo el mundo, registraron nuestras cosas antes de pasar. Ya dentro, el ropero nos guardó los abrigos y nos adentramos en la fiesta.

-La próxima vez, avisa que me vas a besar delante de todo el mundo.-Le miré enfadada.

A lo que él, con una sonrisa, me respondió.

-Si te lo hubiera dicho, me lo habrías impedido.- Volviendo a pillarme desprevenida, unió nuestros labios de nuevo.

Me encogí de hombros, estaba de acuerdo con lo que decía. Antes de que pudiese girarme para encontrar a toda mi familia y reunirme con ellos, la loca de Daniela se tiró encima de mí abrazándome. Tuve que sujetarme el escote para que no se saliese ninguna de las tetas. Bastante protagonismo había tenido ya.

-Me alegra tanto de que halláis salido al fin a la luz.-Gritó, o más bien soltó en un chillido irritante.

-Si me sigues abrazando así, mis tetas también saldrán a la luz.-La comuniqué intentando sujetarme el vestido.

Provoqué la risa de mi amiga y la de mi novio. Daniela me soltó y me tomó de la mano para apartarme un momento e interrogarme, quería saber qué tal había ido la cena con mis padres. Por suerte Álvaro había interceptado a Nataniel, así no tendría que estar solo.

Le resumí en pocas palabras lo bien que había ido y que mi madre pedía, no, exigía que fuésemos un fin de semana a la granja para que mi abuela lo conociese. La verdad, sería un show por el cual pagaría.

Aún seguía hablando con Daniela, pero con quien realmente quería hacerlo era con Rodrigo. Llevábamos varios días sin hablar y eso para mí era una tortura.

Finalmente le divisé a lo lejos hablando con unos socios, me despedí de Daniela y caminé hacia él, nada más verme acercarme a él, se despidió de la gente con la que estaba hablando y se acercó a mí. Una sonrisa se dibujó al instante en mi rostro.

-Así que ya lo sabe todo el mundo.-Dijo en cuanto estuvo frente mía.

Asentí apartándome un mechón de pelo de la cara.

Forastera [Serie Forastera#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora