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Los días siguientes pasaron bastante rápidos, con tanto jaleo en la oficina preparando la fiesta, más la nueva publicidad que estaba a punto de salir a la luz y en la cual había puesto muchas ganas.

Estos días los he pasado durmiendo en casa de Nataniel, eso sí, sin descuidar a Daniela, aún no sabía moverse por la ciudad y la ayudaba en todo lo que podía. Incluso la hice un mapa con los mejores lugares donde poder tomar un buen café. Y a buen precio, sobre todo.

Con Rodrigo parecía ir la cosa bien, no me preocupé por ocultarle la verdad, eso sí, le rogué que no le dijese nada a mi tío ya que me gustaría contarle que Nataniel era mi pareja. No sabía cómo ni cuándo, pero pensaba hacerlo. Seguimos siendo amigos, obviamente, pero Rodrigo se distanció un poco, ya no quedábamos a comer y de toda la semana, solo una tarde fuimos a tomar algo.

Mis padres se lo estaban pasando pipa en la ciudad, mi hermano también ya que se pasaba todo el día con nuestros primos. Al igual que yo, Lucas se estaba enamorando de Madrid, me lo repetía cada día, eso le animaba a esforzarse en sus estudios para poder venir cuanto antes. También he de mencionar que mi tío no sufrió ningún atentado durante esta semana, y menos mal porque a mi padre le podría dar un infarto. No les contamos nada sobre la situación porque podrían coger una casa y vivir aquí hasta que se calmase la cosa. Sí, aman mucho Galicia, tanto como yo, pero como la familia no hay nada y, si hace falta, se vienen hasta aquí con las vacas.

Hoy era al fin el día de la fiesta de la empresa, está vez la celebraríamos en la galería de arte donde trabajaba Daniela. Era el tamaño ideal para los socios, algunos empleados importantes y familiares. Así mi amiga podría estar y cotillearíamos entre nosotras. Pensaba ponerla al día sobre todos los cotilleos que hay merodeando por la oficina. ¡Con alguien necesitaba marujerear!

Mientras Nataniel y yo estábamos comiendo en mí despacho, estuvimos hablando sobre la fiesta. No sabíamos qué hacer, si ir juntos como pareja y contarles a mí familia que estábamos juntos o esperar a un momento más íntimo.

-Creo que es mejor esperar y contárselo primero a mi tío a solas.-Opiné mientras pinchaba un poco de mi ensalada César.

A diferencia de mí, Nataniel pidió que le trajeran una buena hamburguesa. Debía de machacarse en el gimnasio porque lo que comía este hombre no era ni medio normal.

-Sí, no quiero que le dé un infarto a tú madre.-Reí intentando que ningún trozo de pollo saliera por mi boca cual perdigón.- Aunque me gustaría ir contigo a la fiesta.-Finalizó mirándome con un puchero, parecía un perrito abandonado.

Sonreí con una pizca de tristeza, claro que a mí también me gustaría.

Continuamos hablando de más chorradas, incluso habíamos pensado en hacer una escapada el fin de semana que viene a Galicia si todo va bien. Nataniel tiene muchas ganas de conocer el lugar del cual procedo. La verdad, tenía muchísimas preguntas sobre su familia, quería formulárselas y que se sincerara conmigo, pero no era el momento. No quería presionarlo, debía ser él el que me contase todo lo que quisiese. Poco a poco.

Pillándonos totalmente desprevenidos, mi prima Eva irrumpe en el despacho haciendo que soltase un grito del susto. Casi me tiré toda la ensalada sobre mi falda.

-¡Gabriela! ¡Me parece muy injusto que no me contarás nada!-Entró chillando como una loca.

-¡Joder! ¡No entres como Pedro por su casa! Casi me da un puto infarto.-Imité sus chillidos.

Mi secretaria entró rápidamente siguiendo los pasos de Eva.

-Lo siento mucho Gabriela, no he podido pararla, dice que es importante.-Se disculpo, pobrecita, claro que ella no tenía la culpa, sino la loca de mi prima.

Forastera [Serie Forastera#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora