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A la mañana siguiente me desperté gracias a los primeros rayos de sol. Estaba tan dormida que, cuando me incorporé en la cama, no reconocí mi habitación, pero al ver a Nataniel durmiendo a mi lado y con las sábanas tapándole hasta la cintura, los recuerdos de anoche me vinieron. Con una amplia sonrisa me levanté y, colocándome la camiseta de Nate, salí a la terraza y aproveché para echar la cortina y así no despertarle a él. Necesitaba fumar y asimilar todo lo que pasó anoche.

Observé la ciudad como se extendía a mis pies mientras pensaba en lo ocurrido de anoche. Una risita salió por mi boca, era increíble cómo había cambiado todo. ¿Quién me diría hace unos meses que acabaría con Nataniel Hidalgo en la cama completamente desnudos? Seguramente le hubiera llamado de todo.

Solté un suspiro sin poder dejar de sonreír, ¿qué ocurriría ahora entre nosotros? No lo quería ni pensar aún, solo quería disfrutar del día que nos quedaba hasta que nos tuviésemos que ir mañana.

El sonido de mí móvil me hizo bajar de las nubes, entré corriendo a la habitación y lo puse en silencio, miré hacia la cama y vi como se removía Nate, menos mal que no se había despertado. Con cuidado volví a salir y contesté a la llamada.

-¿Sí? Buenos días.

-Que sosa te vuelves cuando trabajas prima.-Soltó mi primo Álvaro en tono de burla.

Rodé los ojos mientras apoyaba mi trasero en la mesa de cristal que había en la terraza.

-¿Qué quieres? Ve al grano, no tengo todo el día.

Su risa en forma de burla me puso nerviosa. Jamás podía ponerse serio por un momento e ir a lo importante de la conversación.

-Está bien, aburrida.-Dejó de reír y se puso un poco más serio.- Papá va a dar una barbacoa esta noche en la finca, sé que estás de viaje de negocios con Nate, pero le haría ilusión que volvieseis.

Solté un suspiro y miré un momento en la agenda lo que teníamos programado para hoy. En verdad no teníamos nada que hacer, hoy iba a ser un día de turismo pagado por la empresa socia. Aunque sinceramente, poco me apetecía hacer turismo, me apetecía más pasarme todo el día vagueando. Volví a colocar mi móvil en la oreja.

-En un rato te llamo y te informo si hay cambio de planes.

-Vale estirada.-Reí negando.- Espero tú mensaje.

-Adiós feo. -Y colgué antes de que pudiera contestar.

Reí negando mientras enviaba un mensaje a Rodrigo preguntándole si podía quedar para desayunar y así poder despedirme de él. A lo que aproveché para apagar el cigarro, tenía que dejar esta mierda.

Unas manos rodearon mi cintura asustándome y dando un pequeño grito de sorpresa, me calmé en cuanto vi la cara del dormilón llamado Nate. Reí y me giré rodeando mi cuello con sus brazos, le di un pequeño beso en los labios.

-Buenos días, ¿has dormido bien?

Asintió con los ojos aún cerrados, aún no se había despertado del todo y sabía cómo hacer que espabilase en un momento. Su erección mañanera me dio una idea.

Bajé mi mano acariciando su pecho, sus abdominales, hasta llegar a su erección y acariciarla por encima de los bóxer.

-Veo que aún sigues dormido.-Hice un puchero mientras recorría mi mano por todo su miembro.- Es una pena, quería pasarlo bien desde por la mañana.

Sin duda fue una gran elección porque me cogió por las piernas sujetando con fuerza mi trasero y haciendo que rodease su cintura con mis piernas. Gemí en cuanto su erección entró en contracto con mi coño desnudo.

Forastera [Serie Forastera#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora