16.

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Nataniel y yo nos separamos para buscar a mis primos por la casa. Era difícil encontrarlos con tanta gente por medio saltando y bailando. Menos mal que la finca estaba en una zona apartada porque como tuviéramos vecinos, ya habrían llamado a la policía para desalojar todo esto.

No paraba de ser golpeada por miles de hombros que impactaban contra mí, problemas de ser bajita. Hubo incluso uno que me tiró de lleno al suelo dejándome aturdida. Joder, ¿cuánta fuerza tiene esta gente? Lo peor de todo es que son personas que salieron hace tiempo de la universidad y algunos tenían su propia empresa o trabajan en la de sus familiares con cargos importantes. Parecían críos de dieciocho años.

Una mano me ayudó a levantarme, solté un suspiro de alivio y le di las gracias al desconocido que me había salvado.

-Muchas gracias

-No me las des.- Contestó el chico, casi grito de la alegría al ver que era Rodrigo.

Abrí los ojos como platos, ¿qué hacía él aquí?

-Pe...pero.-No sabía ni que decir mientras él solo reía con una cerveza en su mano.- ¡Qué haces aquí!

-Tú tío se enteró de que el nuevo socio resulta ser el mejor amigo de su sobrina y me ha invitado unos días para que vea las oficinas de aquí.

-¿Y cómo has llegado hasta aquí?-Pregunté realmente sorprendida.

Rodrigo sonrió de una forma inocente.

-Le pregunté la dirección a tú tío y me la pasó.

Chillé de la emoción y me tiré a sus brazos haciendo que casi cayéramos los dos esta vez al suelo. Estaba muy emocionada, en Barcelona a penas habíamos tenido tiempo de estar juntos y, ahora que él estaba aquí, nos lo pasaríamos en grande, como en los viejos tiempos.

-Dios, esto es genial.-Intentaba parar de saltar, pero me era imposible.- Tengo que ir a buscar a mi primo, en cuanto le eche la bronca y eche a toda esta gente, te busco y hablamos.

Asintió mientras seguía riendo y, dándome un empujoncito hacia las escaleras que daban a la planta de arriba, me dijo dónde estaba.

-Le vi subir hace media hora con una chica.

Dándole las gracias subí corriendo las escaleras, a mi espalda vi que Nataniel y mi prima me seguían.

-¿Sabes dónde está?-Preguntó mi prima.

-Acostándose con alguna puta.-Respondí cabreada caminando hacia su habitación.

Fuimos mirando una a una todas las habitaciones que tenía la casa de la finca. Por desgracia no encontrábamos a mi primo, sino a otras parejas manteniendo relaciones sexuales. Casi vomito al ver una pareja haciendo cosas totalmente desagradables sobre la cama donde suelo dormir cuando vengo aquí.

Nos quedaba mirar una instancia, la de mis tíos, y espero que el muy capullo de mi primo no se le ocurriera meterse ahí porque si no, a mi parecer, sería una falta total de respeto ante mis tíos.

Estando ya en la puerta, Nataniel llamó con fuertes golpes, nadie respondía así que intentó abrir. Como estaba con el pestillo puesto, la abrió con una patada. Ojalá no lo hubiera hecho porque ver como mi primo le daba por detrás a una chica rubia mientras los dos gozaban era un trauma que no me parecía necesario.

Mi prima, la rubia tonta y yo chillamos del susto. Rápidamente mi primo se separó cubriéndose con las sábanas.

-¡Qué coño os pasa!-Gritó mostrando su enfado.

Forastera [Serie Forastera#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora