- ¿Irás hoy? - Preguntó la pelirroja. - Irán casi todos, te la pasarás bien, lo prometo.
- Sabes que no puedo ir. - Abracé más fuerte mis piernas, y suspiré. - Es una pena, seguro que Bruce irá.
- ¿Quieres que le diga que estas enferma? - Tu amiga te sonrió. - Siempre funciona.
- No, gracias. - Reí - La otra vez llamó a Steve por mi rara fiebre.
- ¿Rara Fiebre? - Asentí. - Cuando me pongo nerviosa mi temperatura baja, no sube. - Sus ojos asombrados me hicieron reír. - Creo que tiene que ver con los poderes de hielo y eso.
- Totalmente. - Esta me siguió en mi risa peculiar, haciéndome sonreír.
- Es mejor que vayas a arreglarte, ya casi es la hora. - Suspiraste lentamente, haciendo que tus piernas se mancharon de escarcha, haciéndote sentir cómoda.
- Bien, cuídate. - Camino hasta la puerta y se volteo a tu vista - No duermas tarde.
Sin responder de vuelta cerraste los ojos, intentando conciliar algo de sueño. Cuando escuchaste la puerta sonar en señal de que tu amiga se había ido, decidiste sentarte en la cama.
- Me odio tanto. - Suspiraste viendo tus manos congeladas, aunque realmente las sentías más tibias que nada.
Te colocaste unos guantes y tus pantuflas, para ir en pijama a la cocina en busca de algo de comer.
- Hola Cubitos de Hielo. - Habló Pietro desde el televisor.
- Hey. - Diste un bostezo y te acercaste al refrigerador. - ¿Donde esta Bruce? - Intentaste sonar casual, aunque la curiosidad te comía viva.
- Hmm. - Con su velocidad se puso a tu lado y se recargo en un estante. - Depende, quién quiere saber.
- Pues yo, idiota. - Lo miraste dudosa.
- Tú? - Rió - La loca enamorada de Bruce? Ó la amiga casual?
- La amiga casual! - Te sonrojaste levemente al escuchar decir eso de su boca. << ¡Sabe que me gusta! >>
- Salió. - Recibiste una sonrisa traviesa de su parte.
- ¡Bien¡.. Como la enamorada. - Susurraste lo último.
- Está en una cita. - Dicho esto, tan rápido como pudo salió de la sala.
<< Cita >>
El frío el salón se expandió, hasta quedar a temperaturas extremas entre más te adentrabas a donde la peculiar chica de cabello castaño y ojos azules se encontraba.
Tomaste lo que habías agarrado y estas que, encima de los guantes se congelaron casi instantáneamente. Con rabia y un dolor vacío en el pecho fuiste a tu cuarto, dejando un rastro de hielo a donde pasabas.
- Tal vez fue a una cita al doctor. - Mencionaste, intentando negar el hecho de que Pietro te haya dicho la verdad. - Tranquilizate.
Con unos suspiros largos, la temperatura subió. De todas maneras, por que la molestia? Sabias que el grandioso y amable Doctor Banner jamás se fijaría en ti.
<< Soy una falla. >>
- Elsa? - Se escuchó el peculiar seguiento de tocada, como la película. - Y si hacemos un muñe- Abre.
- Hey, así no va la canción. - Suspiré cansada, y con media sonrisa fui a la puerta a contestar. - ¿Qué se te ofrece?.
El frío clima que estaba retenido en la habitación, salió entre los pasillos, haciendo que Pietro diera un resoplido. - ¿Tú otra vez?.
- A las 6, en la azotea. - Tembló. - Ponte algo lindo. Dijo lentamente para irse con su súper velocidad.
<< Pietro es raro. >> Empecé a pensar de como Wanda pudiera tener un hermano así de raro.. Y estúpido.
- Espera. - volví a recordar lo que había dicho. - ¿Me acaba de invitar a salir? - Di un silencio, para reírme después. - Imposible.
<< Ponte algo lindo. >> Algo lindo. Algo lindo.
- Que demonios.
×
Ya eran las 6, me había puesto algo casual. Aunque no sabía si era en serio, quise ir por si acaso. - Por que no me invitó Bruce en vez de él. Susurré, pensando en todas las cosas y en como se vería en una cita real. << Obviamente se vería lindo. >>
Llegando hasta el último piso de la planta de arriba, busqué con la mirada a Pietro. Algo raro pasaba.
No lo veía por ninguna parte.
- Uhm.. ¿Hola? - Dije alto.
- Hey. - Di un salto del susto, y miré rápidamente de quien se trataba, aunque la voz ya me lo había dicho. - Te ves linda.
<< Oh no. Bruce. >> Mis manos se congelaron levemente, sintiendo los nervios recorrer toda mi piel.
- G-Gracias. - Reí nerviosamente - ¿A que se debe todo esto?
- ¿Que tal si tomamos asiento? - Su nerviosismo se notaba en como actuaba, me guió torpemente hasta una pequeña mesa que no no visto, y me hizo sentar.
- Lindo.
- Que bueno que te guste, Yo.. Te tengo una sorpresa. - Dio una risa pequeña y buscó algo que de encontraba en el suelo. - Sé que no estuve en tu cumpleaños, así que busqué otro momento especial para dártelos.
Sostuve la pequeña caja rosada que este me había dado y la abrí lentamente. Eran unos guantes, a vista aparentemente normales. - ¿Qué..?
- He trabajado en ellos mucho tiempo, puede ayudarte a controlar tu poder. - Te miró a los ojos directamente, sentiste tu pecho oprimirse de felicidad junto con una sensación de querer lanzarte hacia él y besarlo.
- Gracias, en serio. - Secaste las pequeñas lágrimas de tus mejillas y las probaste, estas se adaptaron a tus manos y sentiste como el frío en el ambiente se disipaba, quedando una cálida temperatura que no habías sentido hace años. - Son.. Perfectas.
- Me gustas. - Escuchaste abruptamente.
- ¿Eh? - Escuché bien?. - ¿Dijiste algo?.
Suspiró lentamente. - Tú me gustas.
Desde ese momento, supe que todo cambiaría para mi.
Y así fue..
🌑
GRACIAS POR EL APOYO!!
- Espero te haya gustado, y si no fue así, espero que te haya gustado alguno de mis otros shots.
