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Sentías los labios de pietro sobre tu cuello, ¿como habías pasado a esto? Tan solo unos minutos atrás habías estado tranquila comiendo un bote de cereal.
- Que gran saludo Pietro. - Dijiste sarcásticamente.
- Te extrañe - Susurró en tu cuello, su voz se escuchaba ronca, y muy sexy.
- ¿Pasó algo en la misión? - Jadeaste, empezó a subir sus besos por el camino hasta tu oreja, donde empezó a jugar con el lóbulo de este. - Hey, tranquilízate.
Estabas completamente roja, pudiste observarlo mejor luego de que lo empujaras unos metros atrás de ti.
- Te necesito - Gruñó con desesperación. Dios, que sexy que se ve.
Se acercó a pasos cortos, donde me fui echando lentamente detrás. Hasta chocar con la pared.
Me acorraló con sus manos y vi esos ojos azules que tanto me fascinaban.
- DESPIERTA. - Escuche un grito.
- YA TRANQUILO. - Dije molesta - Con lo bien que estaba soñando y me despiertas. - Tony me miró con el ceño fruncido.
