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— De ninguna manera - Alzaste la voz decididamente hacia la gerente de aquél bar que te miraba con el ceño fruncido de igual manera, era navidad y para los que no tienen familiares con quienes pasar la noche o alguien para simplemente hablar, llegaban a ese bar a pasar el resto de la noche bebiendo y riendo con uno que otro show interactivo que el negocio les proporcionaba. Parecía un jodido bar de strippers, pero no te quejabas, la paga era buena. — Janeth se fue temprano por un asunto personal, eres la única que nos queda que puede hacer el trabajo Sam. - Cruzaste tus brazos y diste una pequeña mirada hacia el obsceno vestido navideño que se encontraba en sus manos, no querías usarlo, en serio no querías, pero sabías que si te seguías negando a sus demandas eso te podía costar tu sueldo del mes.. y necesitabas el dinero.
A pesar de ser un bar no muy lujoso, se podía sostener por si mismo, las bebidas eran baratas y de buena calidad, el ambiente era aunque algo problemático algunas veces, la buena vibra siempre se encontraba rondando en el aire y esa era una razón por las cuales te gustaba; De cierta manera, trabajar allí. — Bien. - Apretaste tus labios frustrada a más no poder y cogiste el traje de mala manera, un pequeño Gracias salió de sus labios y se fue de allí tan pronto como había llegado; Miraste el traje más detenidamente en tus manos y suspiraste irritada. Solo esperabas lo mejor.
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— Hola, nena - Escuchaste rumores y murmullos que provenían de varios hombres a tus espaldas, supiste por instinto que aquellos piropos inapropiados eran dirigidos hacia tu persona; o mejor dicho, a tu vestimenta que resaltaba tus voluptuosos atributos. Suspiraste frustrada y te giraste determinada hacia la fuente de tu frustración; un hombre de por lo menos 34 años, borracho y completamente ido de si mismo miraba con lujuria tus escotes sin ninguna discreción, cosa que te hizo enojar aún más. — ¿Disculpa? - Alzaste la voz lo suficientemente para que este pudiera escucharlo. — Dije que estás muy buena, chula - Frunciste tu ceño encarecidamente y te dirigiste a paso rápido hasta donde se encontraba, te encorvaste hasta su postura y le sonreíste. — Fuera de este maldito bar antes de que te corte las pelotas, abuelo. - Gruñiste lentamente a medida que tu sonrisa se agrandaba, su ceño se frunció y entrecerró sus ojos; Soltó varias groserías antes de salir expulsado de allí por uno de los guardias. — ¡Eres una puta! - Gritó antes de ser echado.
Soltaste una pequeña risa y giraste tu cabeza instintivamente hacia la barra, pudiste ver a un hombre con un traje de condón rojo sentado bebiendo solo, se te hizo raro que este trajera ese tipo de trajes pero dedujiste que era por navidad. — ¿Quieres una foto? Dura más. - Mencionaste con semblante serio, el mencionado dio una carcajada y tomó más de su vaso de tequila. — ¿Una foto de ti? Este día en serio debe ser navidad. - Dijo coquetamente para seguir bebiendo de su vaso, le regalé una sonrisa de la misma manera y me encaminé hasta mi lugar, sintiendo su mirada recorriendo por mi cuerpo.
— Feliz navidad para mi. - Susurraste sonriendo.
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— ¡Hasta luego! - Te despediste de tu compañera mientras manejabas en cerrar el cerrojo de aquella puerta escurridiza. Suspiraste cansada, dejando salir un pequeño humo de aire frío condensado; Las mañanas eran relativamente frías esos días, cosa que te agotaba a cierto punto. Te acomodaste tu suéter y te encaminaste a la salida de aquél callejón. — Hola de nuevo, pequeña zorra. - Una conocida voz familiar se escuchó a la vez que una figura se mostraba, el hombre se encontraba con una botella de cerveza en la mano y con una postura que solo mostraba que había estado bebiendo de más esas últimas horas, suspiraste irritada y le miraste seria. — ¿Qué quieres? - Te paraste de caminar y cruzaste tus brazos, lo único que querías era dormir mil años y que nadie te molestara; Mala suerte para mi. — Tú sabes lo que quiero. - Caminó como pudo hasta quedar a metros de ti. — Y me lo darás, quieras o no. - No te inmutaste, estabas lo suficientemente irritada como para no hacerle caso a las advertencias del señor, pero sabías que debías defenderte de aquél acosador asqueroso. Suspiraste; Intentó atacarte con su brazo derecho, pero lo bloqueaste, agarraste su brazo y lo giraste en contra de las manecillas del reloj, quedando en una posición en donde podrías quebrarle el brazo. — Das asco. - En un solo jalon, lo hiciste, un quiebre se escuchó y este gritó en agonía. — ¡Eres una perra! - Te aventó otro golpe ahora con su gancho izquierdo, el cual evadiste fácilmente, le aplicaste la misma técnica pero antes de romperle el brazo le aprisionaste contra el bote grande de basura que se encontraba allí, agarraste su cabello con fuerza para luego estrellarle la cabeza con fuerza hacia el objeto metálico.
— Wow - Te sobresaltaste por otra voz masculina que se escuchó en el silencioso callejón, giraste tu cabeza inmediatamente y frunciste el ceño ligeramente. — Tú, otra vez. - Bufaste cansada, su cuerpo se giró hacia el hombre inconsciente con el brazo roto que se encontraba tirado enfrente de ustedes. — Eres salvaje, chica. - Rió, diste una pequeña sonrisa de igual manera. — Pudiste haber ayudado. - Le miraste divertida. — Nah, te veías sexy mientras le dabas una golpiza. - Te carcajeaste unos segundos para luego girar tu cuerpo hacia la salida del callejón, tras ver como el misterioso chico en rojo jugaba con el cadáver inconsciente del hombre te encaminaste hacia esta a paso lento. — ¡Hey, espera! - No detuviste tu caminata, escuchaste varios pasos rápidos hasta que sentiste la figura del hombre enfrente de ti, le miraste dudosa mientras ponías tus manos en tus caderas. — ¿Si? - Mencionaste coquetamente, sabías a donde iba llegar esa conversación.
Y no le diste un no por respuesta.
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La puerta se azotó duramente contra la pared del apartamento, te encontrabas apoyada de Wade mientras lo besabas con pasión y desenfreno, tus piernas se encontraban al rededor de su cintura y tus brazos al rededor de su cuello, sus zonas íntimas se rozaban cada vez que este te posicionaba aún más contra su cuerpo y te encantaba; Te colocó encima de la repisa de la cocina y te sacó la blusa de un solo acto, con tu mano libre le acariciaste el gran bulto que se encontraba debajo de su traje de superhéroe haciendolo soltar un gruñido de placer. — Te voy a follar tan duro que necesitarás una silla de ruedas. - Sacaste rápidamente tus pantalones junto con tus bragas y lo viste desvestir su parte baja, mordiste tus labios al ver su miembro tan grande y despierto. — Muéstrame. - Gemiste incitándolo.
