Hoy era el día en que lo harías. Habías planeado ese momento desde hace ya varios meses y esperabas que nada, ni nadie, te interrumpiera entre lo que seria tu "plan".
Estabas saliendo con Grayson desde hace ya 2 años y le tenias una ligera "sorpresa", por que sí, a pesar de ser ya bastante tiempo el que ustedes llevaban saliendo, jamás sé había presentado la ansiada ocasión con la que tu fantaseabas desde que habías visto ese culo andar. Revisaste tus herramientas y sonreiste en tus adentros.
Hoy seria la noche.
El sonido de la puerta te puso la piel de gallina, estabas nerviosa, tenias que admitirlo; Tu madre siempre decía que había una primera vez para todo, supongo que se refería a esto. Sus cabellos negros estaban revoloteados y ligeramente húmedos por él sudor de la noche, sabias el tipo de trabajo que él hacia así que no te sorprendería si tuviera una que otra herida. Su traje apretado le hacia resaltar su cuerpo, moldeado a la perfección. Ya no llevaba su mascarilla así que su rostro sé podía apreciar más, algo que internamente te excitaba era ver su rostro masculino cada dia, lo considerabas como alguien notablemente atractivo lejos de toda lujuria así que apreciabas ese rasgo de él todas las mañanas.
Se giró en sus pies, buscó tu mirada cuando esté se había volteado rápidamente, y la encontró; Sus ojos se dilataron y una sonrisa traviesa se escapó de sus labios. - ¿Qué es esto? - Mencionó, mirándote intensamente de arriba a abajo. Tu lencería negra hacía notar tu cuerpo de una manera sexy, sabias que ese era el tipo de lencería que le gustaba al murciélago así que aprovechaste y elegiste una del mismo tipo para que aquellas acciones tuvieran más efecto en él. - ¿Qué te parece que es? - Te acercaste a él, con pasos suaves y relajados, como un pequeño gato intentando encantar a su amo.
Llegaste a el y con una mano acariciaste su abdomen bien marcado, te encantaba que solamente tu pudieras tocarlo y sentirlo como ninguna otra, juntaste tu cuerpo con el de él, tus pechos rozando su brazo lentamente y tu pierna incitandolo lentamente. Pudiste notar que estaba rígido, aunque por su manera de observarte podías decir que le estaba gustando. Alzaste tu rostro y le observaste, sus ojos azules te miraron tan intensamente que por un momento te sentiste diminuta, como si estuvieras frente a un gran depredador que te comería de un solo bocado si no tenias precaución. Te acercaste más a él, intentando hacer que juntaran sus labios, y lo hizo; Sus labios no esperaron más y se abalanzaron hacia ti en un vaivén desenfrenado, te besaba con cierta pasión e intensidad que seriamente pensabas que no durarías más hasta que cayeras a sus pies, sus brazos te rodearon y con sus manos acariciaban tus piernas y trasero, jugando con el bordillo de tu ropa interior negra que le prendía de una manera insufrible.
Gemiste suavemente cuando una de sus grandes manos te apretaron el trasero, tus piernas habían flaqueado temerosas y antes de que te dieras cuenta, estabas en la boca del León. Con sus grandes y fuertes brazos te alzó y junto sus cuerpos, siguiendo aquél deseoso beso del cual no podían escapar, juntaste tus piernas alrededor de su cintura y rozaste sus partes intimas con las tuyas, podías sentir su gran miembro debajo de aquel apretado traje que solo te hacia excitar más cada vez que lo veías. Te llevó a pasos rápidos hacia el sofá, donde te dejó en el reposa brazos mientras seguia besándote, con tu mano libre le tocaste el miembro por encima del traje, provocándole un gemido suave a lo que sonreíste y relamiste tus labios ya hinchados, respirabas agitada y con cierta ansiedad.
Tus ojos veían los suyos con intensidad, algo en el te provocaba tanto que sentías que en cualquier momento te entregarías por completo hacia él, pero esperabas que ese momento esperara, no querías parecer desesperada por él por que entonces el había ganado el juego. Te gustaba verlo intentar.
- Eres endemoniadamente hermosa - Susurró en tu oido, al mismo tiempo en el que se acercaba a tu cuerpo, sus manos te tocaban traviesamente por todo el contorno de tu figura, su voz era grave y ronca, cosa que te excitó más. Te acercaste a él lentamente y le mordiste el lóbulo de la oreja, lamiendo y chupando este en un intento de provocarlo a que se atreviera más a tocarte, y lo hizo, Un gemido ligero sonó en su oreja cuando sentiste sus dedos en tu parte íntima, acariciando lentamente esta por encima de la prenda de color negro. - Eres una tramposa, sabes cuanto me gusta este tipo de lencería. - Suspiraste excitada a la vez que sentías su respiración pasar por tu cuello y oido, en ese sentido te sentías oprimida por tanto placer, deseabas tanto que te follara como nadie más. Pero necesitabas esperar.
- Dios.. Grayson. - Gemiste en su oído cuando introdujo sus dedos en ti, sentías que una ola de placer te invadía cada vez que te rozaba o tocaba, y para ti ese era el mejor sentimiento del mundo.
La noche terminó más apasionada de lo que habías pensado.
