El cuarto se mantenía en silencio, mientras que algunos rezaban por que ella se mantuviera con vida, otros se lamentaban por no haber estado allí a tiempo para salvarla; En especial él.
Bruce Banner se lamentaba cada segundo de su vida por haberla lastimado, por haberla puesto en un peligro que casi le costaba la vida.. afortunadamente no pasó, ya que aquél otro hombre estaba allí para salvarla y aunque estuviera internamente agradecido hacia él, no podía ocultar cierto sentimiento de egoísmo; Él la podía tocar, hablar y escuchar sin ningún peligro, sin embargo, tú tenías que observarla desde lejos para no causar más problemas.
Y aunque Natasha te intentaba convencer de que no era tu culpa nada de lo que había pasado, sabías que mentía, lo podías notar en la manera en la que te observaba, y no la culpabas, pues tu también sentías pena por ti mismo.
Todos esos momentos que pasaron juntos, todo lo que tu habías logrado construir con ella, se había derrumbado; El hombre verde había destruido, otra vez, todo lo que tu habías logrado.
- Tranquilo Bruce, todo estará bien. - Un susurro proveniente de la pelirroja te hizo fruncir el ceño. El hospital parecía más callado y vacío a esas horas, todos los integrantes del equipo estaban allí para saber noticias sobre Anne, una joven que se había unido al equipo hacía ya pocos años, alguien excepcional a la vista de alguien; Trabajadora, Independiente, Amable y Divertida. Había cautivado los ojos de Bruce el primer momento en que la vio.. sin embargo.
Era una pena.
Él sabía que ellos no podrían ser más que amigos o conocidos, él ponía en peligro a todo aquél que se mantenía junto a él y obviamente no querría que ella se pusiera en tal peligro por su culpa, pero sus caprichos eran ambiciosos; El tener a una chica que lo amara y quisiera incondicionalmente sonaba tentador, la forma en la que ella le hacía sentir era tan adictivo, que se dejó llevar por el encantador sonido del amor.
El día en que dejó que su corazón guiara por encima de su razón, fue el día en que la perdió para siempre.
Odiaba con toda su alma al hombre verde, aquél que le arrebataba todo lo que amaba, todo lo en lo que él estaba apasionado. No sabía como controlarlo y eso le frustraba, se sentía como si alguien más estuviera quitándote las ganas de vivir.
- ¿Amistades de Anne Lorainne? - Bruce alzó la cabeza rápidamente y se incorporó del piso en el que había estado lamentándose durante una hora, su corazón palpitaba rápida y ansiosamente. Los demás le imitaron. - No se preocupen, ella está bien, fue un golpe duro pero se recuperará.
Bruce sintió una ola de alivio recorrer su cuerpo, aunque no por completo, la culpabilidad seguía ahí insistente. - ¿Puedo verla? - Sentía la mirada de los demás integrantes en su persona, probablemente pensando cosas malas sobre él, pero por primera vez él los ignoró; Tenía que verla una última vez.
El doctor asintió lentamente sintiendo la incomodidad en la habitación, Bruce suspiró ligeramente y siguió el paso del doctor sin mirar hacia sus compañeros, sabía que le iban a dar una mirada de pena y el no estaba de humos para eso, tenía que ser fuerte aún sabiendo que era todo su culpa.
Llegaron a la habitación a pasos lentos, Bruce se adentró a la habitación y lo primero que vio le hirió el corazón, estaba conectada a mil aparatos intentando mantenerse estable, intentando mantenerse con vida. La culpabilidad no le llegó tarde, su ceño se frunció y apretó sus puños en impotencia, quería llorar, pues se sentía débil e inútil en ese momento; Pero no lo hizo, no quería verse más lamentable de lo que ya era.
A pasos lentos y temerosos se acercó a la cama en donde yacía ella, estaba dormida y respiraba tranquilamente, aunque eso de alguna manera le proporcionaba alivio de que aún respirara, no podía quitarse aquél agrio sentimiento de que solo estaba respirando por que máquinas de medicación le proporcionaban oxígeno. Todo por mi culpa. pensó.
- ¿Qué haces aquí? - Una voz masculina le erizó la piel, giró su cabeza lentamente con el ceño fruncido y le miró. - Sabes que no deberías estar aquí. - Sus palabras dolían, te hacían recordar más y más el monstruo que eras.. pero tal vez te lo merecías, después de todo, acababas de dañar a la persona que más apreciabas en el mundo, y a la persona que él más apreciaba en el mundo.
- Lo sé, Stephen. - Mencionaste suavemente - Solo quería despedirme de ella una última vez. - Te giraste completamente y le miraste mejor, su cara estaba fruncida totalmente y sentías una vibra de odio interminable hacia ti, sabías que lo que habías hecho no tenía remedio y tendrías que vivir con el arrepentimiento toda tu vida, era una carga pesada que tenías por tus acciones.
Era el Karma que te había llegado.
- Es mejor que no la vuelvas a ver. - Dijo firme, y te miró aún más intensamente. - Lo que has hecho, no tiene precio. - A pasos rápidos se acercó hacia tu persona y lentamente mencionó - Y si tus amigos no estuvieran aquí, yo mismo te mandaría al Dark Reign. - Sus palabras no hicieron efecto en ti, agachaste la cabeza intentando pensar en otra cosa, sabías que si te enfurecías el hombre verde saldría y haría su espectáculo otra vez, y no querías eso enfrente de ella.. más si estaba tan vulnerable pues no podías estar seguro de lo que harías en ese estado.
Sin responder, te fuiste de allí a pasos rápidos, pasaste por la habitación en la que estaban tus compañeros y escuchaste a Natasha gritar tu nombre. - No, Natasha.. déjalo, tiene mucho en que pensar. - Escuchaste a Steve, a quién le agradeciste internamente por eso, necesitabas irte lejos de allí y pensar, gritar y llorar. Pues eras un ser débil, un cobarde que lo único que hacía bien era dañar a las personas y convocar al caos en todo lugar.
Sabías que Stephen le haría feliz, era un hombre capaz y tenía la capacidad de protegerla; Algo que envidiabas de él. Sabías que tenías que mantenerte fuerte y no perder la cordura por ella, pero se te complicaba el trabajo, te sentías devastado.
Esperabas con todo tu corazón que ella fuera feliz, aún si era con otro.
