la pequeña Madison

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Capítulo 3

Aquí estoy frente a el maldito, maldito y mil veces maldito hospital.

Se lo que piensan"oh no, tiene una loca enfermedad", pero no bueno si, asma, pero no por eso estoy aquí.

¿Recuerdan a Brad?, bueno este es su hogar, bien, tomo aire y entro, al ingresar puedes ver una recepción perfectamente limpia con una fuente al centro y un enorme escritorio frente a ella.

-Buenos días vengo a la habitación 243-B- le digo a la recepcionista para poder entrar.

-A sí, Brad Meyers ¿Cierto?-contesta ella con una sonrisa en el rostro.

-Sí, este podría llamarlo Brad, es que el odia que digan su nombre completo- en realidad no, bueno no es del todo falso, no odia su nombre completo, odia su apellido, porque es lo que lo une al hijo de perra de su padre, el cual por cierto fue el que lo trajo aquí en primer lugar.

-Emmm ¿Estamos hablando del mismo Brad? El que se encuentra en estado vegetativo, por que dudo que él ahora tenga una opinión- dice riendo en la última frase, lo cual provoca que yo me cabree y simplemente camine furiosa hacia el elevador.

-¡Oye necesitas llenar las formas!- grita la vieja desde su sitio, ya que yo ya estoy a medio camino.

-¡Y también necesitas un nuevo cerebro, pero adivina, no pasara!- digo ya muy cabreada, y presiono el botón del ascensor, me sorprende que la anciana decrepita no saliera de su sitio para venir a gritarme, pero bueno mejor para mí.

La puerta del ascensor se abre después de un par de minutos, y al abrirse puedo ver a Rebeca, Rebeca es una mujer de unos 28 años es alta, esbelta Lacia y rubia, viene en compañía de su esposo Rodrigo, él es alto, fornido, tiene ojos verdes y el cabello negro, a ellos yo los veo desde hace un año nunca salen del hospital, y siempre son muy optimistas, por lo cual no me explico el por qué están saliendo del elevador hacia la salida, y por qué Rebeca está llorando.

-¿Qué pasa?- pregunto muy preocupada esperando lo peor.

-La pequeña Madison...- dice Rebeca entre sollozos que te rompen el alma en miles de pedacitos.

Ho no, la pequeña Madison, recuerdo todo yo conocí a Rebeca un año atrás, iba cada dos semanas para hacerse chequeos rutinarios, estaba embarazada, recuerdo que ella y Rodrigo llevaban un seguimiento perfecto, cada dos semanas, el mismo día, a la misma hora, con ella hablaba de todo y de nada, era como una segunda mamá para mí, un día de chequeo habitual me dijo que en honor a mí su bebita, (porque para ese entonces ya sabían que iba a ser una niña) se llamaría Madison igual que yo, pero por desgracia, al momento de dar a luz la pequeña Madison sufrió de "aspiración de meconio" lo cual significa que aspiró agua del vientre de su mamá, por lo cual se le fue a los pulmones y está muy grave, porque aún vive ¿cierto?

-¿Qué pasa con la pequeña Madison?- pregunto con ansiedad, Rebeca solo se pone a llorar con más desesperación, y fue Rodrigo quien me contesto.

-Ella falleció hace 15 minutos- no, no, no, eso no es posible ella es una de las razones por las cuales mi vida seguía teniendo sentido, yo la consideraba como otra hermana, soñaba con el día en el que saliera de ese hospital mientras yo la tenía en brazos.

-No, no, no, eso no es posible, eso no es cierto, ¡Joder Rodrigo, dime que no es cierto!- Digo mientras mis ojos se inundan de lágrimas.

-Madison, sé que te duele, que te parece difícil, pero ahora ella ya no está, ahora está en un mejor lugar- no yo me niego a aceptarlo.

En ese momento volteo a ver al ascensor, el cual ya tiene las puertas cerradas de nuevo, no puedo perder tiempo, empujo a Rodrigo y me dirijo corriendo a las escaleras, subo de 3 escalones a la vez, empujando todo y a todos los que se interponían en mi camino, pero parece que todo el mundo alrededor ah desaparecido, solo escucho el sonido de mi corazón apresurado, y el sonido de mis pasos corriendo hacia los cuneros.

Al llegar hasta la ventana desde donde pueden apreciarse las cunas con bebes dentro, mi cara esta llena de lágrimas, y al ver directamente a la cuna 17-c, está vacía.

Intento entrar, pero dos pares de brazos musculosos me sostienen para detenerme, al voltear puedo ver a los guardias, que sabrá Dios desde hace cuánto me están siguiendo, yo empiezo a forcejear y a intentar liberarme mientras grito:

-La pequeña Madison no está, hagan algo imbéciles, hagan algo, esta bebe está viva, tienen que encontrarla- después se acerca la encargada de los cuneros y con voz amable dice.

-Nena tranquila, en que cuna esta la pequeña Madison-

-17-c- digo mientras intento normalizar mi voz

-Ho linda lo siento, esta bebe falleció hace poco más de 15 minutos- dijo la enfermera con una cara compasiva.

-¡No!- grito lo más fuerte que puedo y más, y me desplomo al suelo cubriéndome la cara con las manos, que los guardias han liberado, pero aprovechando ese momento. Salgo corriendo hacia el interior de los cuneros, al estar allí me dirijo directamente a la cuna 17-c, efectivamente está vacía, levanto la tapa que impide el paso del aire, y tomo las cobijas rosas que aún están tibias, las abrazo con todas mis fuerzas y aspiro ese olor a bebé recién nacido.

Esos momentos que me sentí más cerca de ella que nunca, se esfumaron en un segundo, al sentir como los mismos brazos que me detuvieron antes me sacan de ese lugar, esta vez no opuse resistencia, no puedo, estoy demasiado derrotada como para hacer cualquier cosa, cuando de pronto pasó...

-haa, ne...necesito inha...inhalador- digo intentando tomar grandes bocanadas de aire.

Los oficiales me bajan inmediatamente mientras las enfermeras se acercan a paso veloz, no me había dado una crisis desde los 8 años por lo cual había perdido totalmente la práctica de cómo controlar los ataques, todo empezaba a ponerse borroso, lo último que pude ver fue un montón de zapatos blancos acercándose a toda velocidad con diversas maquinas, y a una enfermera despojándome de las cobijas de la pequeña Madison, de MI pequeña Madison, cuando eso paso deje de luchar en ese momento nada tenía sentido para mí, todo estaba desapareciendo, lenta y dolorosamente, hasta que todo se quedó obscuro y vacío...

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