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Capítulo 1

Despierto, despierto todas las mañanas sin saber qué es lo que siento, que es lo que deseo, que es lo que necesito, ese capricho insertado en mi cerebro de encontrarlo a él, es lo único que sé que es un hombre, que no solo es un hombre si no que es mi alma gemela.

Todas las noches puedo sentir su calor abrazador envolviéndome hasta caer en un profundo sueño, en el que él y yo somos los únicos, en un mundo en donde no hay complicaciones, en donde no importa nada más que permanecer él y yo juntos para siempre... hasta que ese chirrido infernal al que suelo llamar enemiga pero que mi mama suele catalogar como la niña de sus ojos acompaña a coro al despertador.

Suelto un largo suspiro ahogado esperando que aparezca la llorona con una espada tan larga como mi brazo, pero esperen esto no es una pesadilla, esto es mucho peor, esto es la maldita realidad, la realidad a la que estoy encadenada de por vida esperando a que llegue el.

Vivo en una casa de dos plantas junto con mi mamá y mi hermana Paula que tiene 5 años, es muy pequeña, lo cual hace que me cuestione frecuentemente sobre cómo es que cabe tanta maldad en un cuerpo tan diminuto, mi madre es la personificación de una mujer trabajadora y bella lo que muchos suelen llamar cabeza de familia, pero a ella ese título no le hace justicia, su nombre es Patricia, Paty para los amigos, y mamá para mi hermana y para mí, ella esta soltera actualmente lo cual entiendo hasta cierto punto, ya que mi padre no era precisamente un ángel caído, en realidad era todo lo contrario, se porque quedo soltera en primer lugar, pero lo que no me explico es como ella puede mantener ese título tanto tiempo, ya que ella es realmente hermosa, ella es más bien baja pero para su fortuna también fanática de los tacones de 21 cm de alto, tiene el cabello intensamente negro y rizado, lo cual ella odia así que decidió acoger a una tercer hija: su plancha del cabello, a ella nunca la veras rizada por lo cual la gente la cataloga como lacia natural, tiene ojos café claro, una nariz fina, una tez clara, y un cuerpo esbelto y tiene una personalidad muy fuerte, un misterio total su soltería.

Mi hermana, como describirla, en una sola palabra insoportable, es pequeña de cabello rizado, a ella parece darle lo mismo, tiene una tez clara, ojos cafés, cabello castaño claro, y una sonrisa que incluso a veces me hace pensar que ella es realmente un ángel, por lo cual ella es un arma mortal.

Y por último estoy yo, la única anomalía en esa casa, es que yo soy todo lo contrario a ellas, no me llamaría a mí misma alta porque incluso hay personas que me consideran bastante baja, pero en esa casa soy la persona más alta que verán, mi cabello no es exactamente lacio ni exactamente rizado, es una clase de deformidad pero después de un rato me han declarado lacia, otra diferencia, ¿acaso notaron que sus nombres empiezan con Pa? Pues el mío no, mi nombre es Madison y tengo 16 años, tengo el cabello café claro, ojos del mismo tono, una nariz presentable y unos labios bien definidos, un rasgo natural en nuestra familia.

Mi madre trabaja en una compañía y mi hermana y yo asistimos al instituto, ella en tercer año de kínder y yo en tercer curso de preparatoria, mi hermana va en una escuela en donde las paredes son rosas con verde y puedes ver al techo y aun así sigues viendo conejitos y mariposas, con las pizarras para gises y los escritorios con manteles floreados, además de unas bancas en buen estado.

Y luego estoy yo, asisto en una escuela particular, muchas personas me dicen que soy afortunada, y yo no lo niego pero en realidad esa escuela es una vil prisión, todas las paredes son blancas y algunas de ellas ni siquiera se molestaron en pintarlas, se pueden ver los ladrillos tal cual los colocaron, el único color ajeno a esos dos que vas a poder ver en esa prisión es el azul de las puertas, y las rendijas de las ventanas, así es, rendijas en las ventanas, acaso piensan que vamos a huir, no niego que no lo he considerado, pero aun así no lo haría.